El pasado sábado tuvo lugar en Madrid la ceremonia de entrega de los "Premios Goya", algo así como la versión española de la gala de los Oscar de Hollywood. Cada año hay notable expectación ante tal evento, no solamente por el propio interés que tiene en sí mismo el cine, sino porque cada gala suele andar rodeada de argumentos y montajes que crean expectativas y expectaciones curiosas. Los "Goya" tienden a ir acompañados de posturas reivindicativas, auras determinadas y cierta tendencia a buscar no se si polémicas o corrientes de opinión.
Esta vez el hilo argumental de la organización se centraba en reivindicar la igualdad de la mujer, parece que con el refuerzo del célebre "Me too" fomentado y defendido en USA, Me parecen argumentos legitimos y respetables, y no dudo de que estamos ante un camino en el que todavía queda recorrido. Cabe añadir el éxito de una película de la que solamente he escuchado maravillas ("La librería", de Isabel Coixet, basada en una maravillosa novela de Penélope Fitzgerald) y otra al parecer no le va a la zaga ("Handia", con 10 estatuillas que parecen garantizar calidad) y el mérito reconocido unanimemente de los actores premiados.
No vi la entrega de premios, pero por lo oído, visto y concluido, también me ha parecido observar en algunas poses e intervenciones bastante de artificial, no poca sofisticación ausente de naturalidad y cierta tendencia a los comentarios "políticamente correctos". Intuyo como un miedo a salirse del guión, un recelo ante posibles nuevas formas de censura, ... Tal vez no estaría de más que alguno se bajara -un poquito- de su pequeño y particular podio de superioridad moral.
2 comentarios:
Me quedo con los "Forqué".
Han gastado más en la ceremonia que lo que recaudan sus películas y viéndolos no me extraña. Pero para dar lecciones son los primeros. Un beso.
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