27 de julio de 2015

Las culpas propias


La valentía tiene diversas manifestaciones, y pienso que una de ellas es saber admitir nuestros fallos, asumir nuestra parte alícuota de culpa cuando algo no sale bien; también cabría hablar aquí de honestidad, ese saber limar tanta excusa y justificación a las que tendemos a recurrir cuando hay algo que no nos gusta o que no nos ha salido bien.

Corren tiempos de quejas, críticas y reivindicaciones, y no digo que sea malo: motivos hay para conjugar cada verbo y difícilmente, pero no se si son también tiempos de capacidad de autocrítica, de que cada uno sepamos asumir nuestras responsabilidades en los diferentes desaguisados que por el mundo corren. Personalmente, me ha venido bien aprender -al menos algo, no se si mucho- a admitir equivocaciones, es algo que me aporta cierta serenidad interior. Y ese asumir culpas me mueve en tres direcciones: descubrir la paz que produce pedir perdón, intentar rectificar errores, cambiar la dirección si es preciso y no pretender ser perfecto ni proclamar posturas con excesivas seguridades.

A ver si tienen razón los que piensan que en esta país nos gusta en exceso descubrir culpas ajenas y buscar en la administración, en el Estado soluciones que no hemos sabido encontrar nosotros. A lo mejor deberíamos ser igual de duros y exigentes con nosotros mismos como lo somos con los demás.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un tipo de inteligencia , el autoconocimiento, saber que me equivoco, admitir mis errores, perdonarme. Todo el mundo no tiene la misma, y socialmente puede no ser tan valoradaa como otros tipos de inteligencia.

Modestino dijo...

Es una inteligencia aconsejable ...