5 de diciembre de 2013

Caballo en cacharrería


Ayer estuve conversando con todo un personaje; un hombre hiperactivo, vitalista, sociable, ... una conversación amable y enriquecedora. Me llamó la atención la frase que utilizó al hablar de un individuo que ha entrado a formar parte de una asociación a la que pertenece y que al parecer no hace más que poner pegas y plantear problemas: " es de esos que piensan que el mundo comenzó con su llegada". Y pienso que tiene razón, existen personajes que actúan como si nada se hubiera hecho bien hasta su aterrizaje en la sociedad, que miran tan alto que no ven ni a sus semejantes ni el suelo que pisan, que se creen tan sobrados de razón que corren el peligro de haberla perdido. Son de esos que allí donde pasan entran cual "caballo en cacharrería", que parecen haber descubierto el Mediterráneo y miran a su alrededor con suficiencia, como si el resto del mundo no tuviera ni idea de lo que lleva entre manos.

Esto es como las meigas: "haberlos, haylos", y me temo que en los últimos tiempos han proliferado como setas en otoño. Andamos en tiempos de populismos, superioridades morales, gente que opina de todo, imagino que porque piensa que sabe de todo y novatos con aires de andar, injustificadamente, sobrados de experiencia. A mí me da la impresión de que falta humildad, equilibrio, visión de conjunto; no se trata de limitar ni un ápice de nuestro derecho a la discrepancia, ni de alentar conformismos ante tantas cosas que no van bien, bastaría con redescubrir conceptos como el diálogo, el consenso o la tolerancia ... y sobre todo, tener capacidad de autocrítica, asumir que ni somos los mejores ni tenemos la verdad absoluta, aceptar las bondades y las opiniones válidas de los demás ... conocer, en suma, una verdad irrefutable: por valiosos que nos consideremos -y mal empezamos si tenemos tan excesiva autoestima- somos muy poca cosa, un átomo en el entorno del mundo y en la historia de la humanidad, alguien prescindible, seres que como decía aquella vieja canción "hoy somos, mañana, no", ... es entonces cuando acreditaremos que somos cuando menos inteligentes.

6 comentarios:

sunsi dijo...

Es verdad que a veces va bien que llegue alguien de "fuera", no contaminado, que aporte un poco de aire fresco... Pero esta postura se distingue a la legua de la que tú expones. Como para cantarles "el día que tú naciiiiste nacieron todas las floreeees..." Duele especialmente cuando esos "caballos" son jóvenes muy preparados que desprecian la experiencia de los mayores.

Un saludo, Modestino.

Modestino dijo...

En esos jóvenes tan preparados estaba pensando fundamentalmente al escribir el post. La experiencia sigue siendo un grado, y los años aportan poso y equilibrio.
Sí, a veces hace falta alguien que venga de fuera para lidiar.

Anónimo dijo...

En estas situaciones con éste tipo de personas me viene a la mente una frase "Diós dame paciencia porque si me das fuerzas lo mato".

Modestino dijo...

:)

Carmen J. dijo...

También falta generosidad, además de humildad, por supuesto.

Buen post.

Modestino dijo...

También Carmen, desde luego ... es un problema de educación, de valores.