29 de noviembre de 2013

¿Sólo paciencia?


Hace ya tiempo que la esperanza de vida ha aumentado notablemente, algo por lo que habrá que dar gracias a Dios y a quienes con su ciencia y su trabajo han colaborado en ello; esta realidad tiene, entre otras, una consecuencia evidente: se ha incrementado de forma llamativa el número de personas mayores que pululan por estos mundos de Dios. Así, a mínima capacidad de observación que tengamos cada día seremos mas conscientes de situaciones concretas que tienen como protagonistas a personas que ya han cubierto la mayor parte de su camino en esta vida; por ejemplo, si somos usuarios habituales del autobús urbano seremos testigos de tantos hombres y mujeres de edad que suben con dificultades al mismo y se adentran en su interior con pasos torpes mientras miran ávidamente si existe algún asiento libre o, en su defecto, si todavía queda alguien tan galante como para dejar el suyo. En la estación de autobuses de Zaragoza -imagino que como en cualquier otra- uno suele tropezar con personas de edad "provecta" que andan perdidas entre el laberinto de taquillas, andanas, carteles, horarios, ... y no pocas veces ves reflejada en su rostro la tensión y hasta la angustia que les produce esa desorientación, algo que se acelera conforme llega la hora de salida del bus en cuestión y que los más jóvenes tenemos el peligro de considerar simple falta de habilidad, no estar al día o vete a saber qué "zarandajas", tal vez porque somos incapaces de ponernos en su lugar. Y puestos a poner ejemplos, me parece que la lista podría extenderse hasta el infinito.

La madurez que se nos supone debería movernos a pensar que esas personas que ahora van por la vida con torpeza, despiste y notoria falta de reflejos -con todo el derecho del mundo, por cierto- también fueron en su día hombres y mujeres ágiles y decididos, así como que algún día, y a lo mejor no falta mucho, a nosotros nos pasara lo mismo. Lo primero que me viene a la cabeza respecto del planteamiento es la necesidad de tener paciencia con ellos, .... tal vez porque de natural soy un "polvorilla" y necesito controlarme ... pero una vez tomado asiento y reflexionado algo, me convenzo de que eso de la paciencia tiene que ver demasiado con la compasión, concepto excesivamente alejado de la caridad, del amor. Así, ante la escena de alguien de avanzada edad -que cada cual asuma  lo que entiende por tal- decido concluir que esa solidaridad que lleva al respeto, a la ayuda, debe de fundamentarse mucho más en el cariño que en la paciencia, además de que existe otro elemento a tomar en consideración: el agradecimiento, no vaya a ser que olvidemos que ese hombre encorvado o esa mujer temblorosa probablemente nos prestaron en su día buenos servicios que ahora les pagamos con una injustificada mirada de suficiencia.

4 comentarios:

Susana dijo...

A veces pienso yo también que algún día fueron jóvenes e hicieron mucho por la sociedad y sólo buscan la consideración que merecen. Un beso.

Modestino dijo...

La busquen o no la busquen, hay que dársela ... y además, siguen cumpliendo una función importante.

Anónimo dijo...

Que sobervia es la juventud que nos parece que nunca llearemos a viejos.
Como si un anciano hubiera nacido así.
No es paciencia es educación y respeto la misma que espero que tengan conmigo cuando de falten las fuerzas y tenga que cruzar la calle o me fatigue tanto con el carro de la compra que sea un aproeza.

No se si llegaré a vieja, pero si llego espero respeto. Espero ayuda si me falla la vista, espero cariño si cuento por millonesima vez la mísma anecdota, espero solidaridad si necesito descansar. Espero que a los niños que ahora les dan de comer los visten y les limpian los mocos sepan que un día serán ellos los que me ayudaran a comer a mi, a vestirme y a limpiarme los mocos.






Modestino dijo...

Cuando somos jóvenes pensamos que nunca llegaremos a viejos y no es verdad, es ley de vida, y además llegamos bastante más rápido de lo que pensamos.
Los viejos de ahora son las personas fuertes de nuestra infancia; la próxima generación de viejos será ya la nuestra.