22 de marzo de 2013

Cuando la noche inquieta


La semana pasada participé en un debate sobre los orígenes del Real Zaragoza que se celebraba a las 11 de la noche en una emisora ubicada en la capital aragonesa; por esta razón, y antes de tomar el taxi que me llevaría al otro lado del río Ebro para hablar de tema tan "curioso", estuve haciendo tiempo por la zona del centro de la ciudad: Paseo Independencia, Plaza de España, inicios del Coso, ... El día era frío y húmedo, había llovido, las calles tenían por ello el suelo mojado, el ambiente era desapacible y la escasa gente con la que te cruzabas parecía huir del asfalto buscando con ansiedad el calor y la intimidad del propio hogar. Me llamó la atención el paisaje que se mostraba ante mis ojos: soledad, frío, como un aire de tensión y tristeza. Recuerdo a una mujer hablando desencajada por el móvil, con palabras duras que sonaban a discusión fuerte, dos indigentes recogiendo sus bártulos en los porches del Paseo Independencia entre gritos y alientos etílicos, cafeterías cuyas puertas cerraban camareros y camareras en los que se intuía agotamiento, casi hastío, ... una Zaragoza oscura, desalentada, a tono con lo destemplado del día, rodeada de una especie de anillo de desesperanza.

La noche tiene muchas veces un paisaje bien distinto, un sonido de fiesta, una música que suena a diversión, unas luces propias de la alegría compartida y la satisfacción merecida. A pesar de la noche, ese mismo escenario ha estado en otras ocasiones repleto de brillos y campanillas, con tonos espléndidos, ruidos de serenatas, aires de charanga; en otras, más calmadas, el paso de los hombres y mujeres ofrece vida y calor, amigos que van a cenar, parejas que disfrutan de una noche de estreno teatral o cinematográfico, grupos que buscan con sereno afán un rincón donde hablar con paz y tranquilidad delante de una copa, ... pero el jueves pasado todo era distinto. ¿Tanto ha cambiado la vida?, ¿es la crisis?, ¿era el momento?, ... ¿fue simplemente una subjetiva impresión de una noche que pilla a contrapié? ... Es necesaria una segunda oportunidad.

7 comentarios:

sunsi dijo...

A menudo sucede que la realidad se contagia del foco con que la vemos. A pesar de todo, hay que ser muy optimista para ver alegría en un paisaje nocturno como el que describes.

Feliz fin de semana, jurisconsulto.

Campanilla dijo...

Zaragoza, supongo que como tantas otras capitales, ya no es lo que era. Cuando leo tu entrada me parece un paisaje mas propio de un barrio marginal que de ese amable centro, que como dices, no hace mucho daba gusto patearlo a esas horas.... Qué pena!!. Saludos.

Susana dijo...

Vaya, espero que la primavera cambie el paisaje. Un beso.

Modestino dijo...

Sí, Sunsi, muchas veces todo depende del foco.

Modestino dijo...

Debía de ser el día, Campanilla, seguro que la primavera mejora el entorno.

Brunetti dijo...

Muy cosas cosas resisten un examen a las doce de la noche, querido amigo.

Modestino dijo...

También depende de las circunstancias,..