No atraviesa la Monarquía sus mejores momentos; el caso Undangarín ha hecho perder popularidad a la Casa Real hasta límites que hace no demasiados años nadie hubiera sospechado. Si a las andanzas del yerno de los Reyes añadimos incidentes como el de la caza de elefantes en Botswana y alguno más, cabe comprender que en las últimas encuestas la confianza en la institución ande a la baja. También es cierto que en tiempos de crisis económica, cuando las cosas nos van mal en el tema de los euros, los ciudadanos nos volvemos, como es natural, bastante más sensibles a la hora de analizar los traspiés y las torpezas, presuntas o no, de quienes ocupan posiciones de relevancia y tendemos a ensañarnos con ellos, quizá porque incluso nos sirve de desahogo.
En la Final de la Copa del Rey de Baloncesto, disputada el pasado domingo en el "Buesa Arena" de Vitoria, su Majestad el Rey sufrió una sonorísima pitada, asonada que se mantuvo e incluso se amplió mientras sonaba el himno nacional español. Como queda dicho andamos en tiempos revueltos, y ya comienza a ser el pan nuestro de cada día el que haya incidentes y el personal se sienta legitimado para cantarle las cuarenta al lucero del alba, algo que bastantes justifican, pero que me sigue pareciendo una falta total de respeto, saber estar y educación. Porque quienes tienen responsabilidades, deberán responder y dar cuentas de sus errores y trapacerías si los cometen, deseablemente con la eficacia y la rapidez que ahora brillan por su ausencia, pero lo cortés no debería quitar lo valiente y tendríamos que aprender a convivir de otras formas y con otros talantes. Hay quien defiende que estas cosas son "pecata minuta" ante las barbaridades que muchos han cometido: no niego que hay unas cosas más graves que otras, pero existen argumentos que tienen cierto tufillo demagógico, amen de que es posible que deberíamos desterrar esa costumbre de llamar "hijo de puta" al primero cuya actuación no nos gusta.
En el caso que comentamos hay una circunstancia añadida, pues los hechos se produjeron en "territorio comanche" y ya llueve sobre mojado si hablamos de la actitud de determinados sectores, radicales por supuesto, del nacionalismo "periférico" ante los signos distintivos de la nación española. Parece que unos cuantos disfrutan haciendo escarnio y desprecio hacia todo lo que suene a español, e imagino que son libres para ello, como lo somos quienes pensamos que han perdido prestigio, capacidad para ser respetados y argumentos. Me parece triste la postura de quienes contemplan a estos grupos de exaltados como si fueran unos adolescentes tan rebeldes como simpáticos y deleznable la de quienes se suman a silbidos y abucheos, máxime en un sector social y político que a veces uno tiene la tentación de pensar que ha edificado su fuerza sobre los cimientos de cientos de cadáveres, unos dramas de los que han sabido sacar buen rédito.
7 comentarios:
Estoy completamente de acuerdo contigo. Lo fácil es cargar contra el rey y no buscar otras responsabilidades. En cuanto al himno nacional, cuando sucede eso deberían suspender el partido. Es el único lenguaje que entienden algunos. Un beso.
Si se suspendiese el partido, para jugarlo después a puerta cerrada, no ocurriría esto.
Hay una especie de complejo no se si de inferioridad, de injustificadaa culpabilidad o vete a saber. Pero parece que les tenemos que consentir todo.
Lo peor no son los maleducados que chillan, sino los cínicos que ríen silenciosamente.
Tambien el rey podria haber pensado en las consecuencias de sus actos. No soy partidaria de los insultos pero si se juegan esos partidos a puerta cerrada se nos castiga a todos por la actitud de algunos.
Si al Rey le molesta que el pueblo lo abuchee, al pueblo le molesta que la monarquía no esté a la altura.
A mi también me molesta que la Monarquía no esté a la altura, aunque me gusta distinguir la "monarquía" de la "dinastía". Pero tengo bien claro que esos abucheos van mucho mas allá del reproche por ciertos hechos y ciertas conductas: se ataca a lo que suena a español.
Si sólo fueran gritos por los desmanes atribuidos no hubiera escrito el post, hubiera pensado eso de que "cada palo aguante su vela", pero aquí hubo algo más contra lo que me rebelo.
Tengo claro además que sufrir este tipo de cosas va incluido en el sueldo.
Y gracias por intervenir!.
Si no vuelven las aguas a su cauce ni se respetan unos mínimos de educación, acabaremos a tortas. El insulto empieza a ser lo ordinario, y no se distingue la crítica de la descalificación personal. Estoy de acuerdo contigo. También en la opinión en lo que respecta a la "periferia".
Un saludo, Modestino.
Perfectamente explicado, Sunsi: da la impresión que ahora el líder es el que domina el exabrupto.
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