La noticia nos dejó con la boca abierta a casi todos; ayer, un lunes muy lunes, la mañana se convirtió en histórica cuando los teletipos anunciaban que Benedicto XVI comunicaba al mundo su decisión de dejar el Pontificado por considerar que ya es muy mayor y le faltan las fuerzas. Aunque la avanzada edad del Papa Ratzinger y la conciencia de sus numerosos achaques aportan cierta coherencia y justificación a la decisión, no pude evitar una enorme sorpresa y esa sensación de horfandad y desasosiego que sentí en su día cuando fallecieron Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II; la decisión es insólita y se trata sin duda de la noticia del año ... y posiblemente de algunos años más. Una vez recuperado del golpe, lo que quedaba en mi interior era una sensación de respeto y admiración absoluto a una persona que ha sabido asumir con responsabilidad cada decisión, dura y exigente, que su amor a la Iglesia, sin duda alentado siempre por Dios, le ha obligado a tomar. Cuando comenzaba su mandato el nuevo Papa nos pedía oraciones y se intuía cierta manifestación de sentirse abrumado, sin duda ha estado a la altura y ahora sus fuerzas parecen consumidas, no creo que su decisión haya sido ni fácil ni rápida.
Para muchos será el tiempo para las especulaciones, algo llamativo, pues por mucho que sea una decisión poco habitual -creo que la anterior vez que un Papa dimitió fue hace siete siglos- las normas del derecho eclesiástico están perfectamente establecidas al respecto y el camino a seguir, diáfano. Y seguro que también habrá espacio para el ejercicio de la demagogia y el esparcimiento de los tendenciosos, esos que ponían verde a Karol Wojtyla por no dimitir y ahora cuestionarán la decisión de su sucesor. Mientras tanto, para los cristianos es, ante todo, tiempo de oración, de pedir por aquél que en no excesivo tiempo tendrá que cargar sobre sus hombros la misión de comandar la nave de Cristo, algo que tendrá que hacer en tiempos difíciles y con peligros al acecho. No puedo evitar sentir cierta zozobra, intuir que una noticia como ésta lleva implícito su mensaje, su carisma, una incertidumbre que necesita derivar en esperanza.
Es también el tiempo del agradecimiento, del reconocimiento hacia una persona que ha estado dispuesta a llevar hasta el límite de sus fuerzas el peso de la Iglesia, que ha mostrado al mundo la cara de la bondad y la humildad como nadie lo ha hecho en estos siete años y medio que ha durado su Pontificado. Creo que estamos ante un Papa que fue humilde al principio y ha sido valiente y honesto al final. Vete a saber qué ha pasado por la cabeza de Benedicto XVI éstos días, qué hay detrás de esa perdida de vigor en el cuerpo y en el espíritu que con impresionante sinceridad nos ha relatado; a mi me consuela y me edifica la entrañable manifestación de humanidad de estas palabras. ¡Que tengas un merecido descanso, Benedicto! ... ¡y que sigas rezando por nosotros!.
13 comentarios:
Después de Juan Pablo II, creía que no podría "sentir" tan "propio" a ningún otro Papa. Me equivoqué. Benedicto XVI, su magisterio, ha sido luz para la mente y el alma.
Agradecimiento y oración por él. Me conmueve imaginar su sufrimiento hasta tomar la decisión. No creo que sea fácil, y me admira su libertad interior.
Gracias por el post, Modestino.
¡Gran post a la altura de las circunstancias!
Emocionada
Asun
Me gusta pensar que su decisión ha sido inspirada por el Espíritu Santo, con lo que supone una auténtica Revelación ... llegué a emocionarme cuando me enteré de la noticia.
Yo también pienso que ha estado a la altura de su antecesor, también me he emocionado y también confio en el Espíritu Santo.
Me parece mucho más sensato hablar de humildad, esperanza y gratitud que elucubrar sobre inconcretas conspiraciones vaticanas y acusar al Papa de ultraconservador con esa ignorancia pretenciosa de quien pretende valorar con criterios políticos un reino que "ni es de este mundo". Leyendo a según quien parece que hay que reprochar a Benedicto casi el no haber declarado la inexistencia de Dios.
Todavía estoy en la fase de asimilar la despedida del Santo Padre. Recuerdo lo novedoso de su predicación: Dios es amor...Él nos amó primero... Parecía que se invertían los términos. Deja el Pontificado con tanta doctrina escrita que a veces pienso si sus días tenían más horas que los de los demás. Habrá, es inevitable, comentarios de todo tipo; pero ahí queda la decisión de un hombre de Dios tomada "libremente" y en conciencia, con humildad y coherencia.
Un saludo, Modestino.
Espero que no le hayan desanimado tantas críticas que ha recibido de los que ni siquiera conocen el cristianismo. Se merece un descanso. Un beso.
Defines muy bien Sunsi cómo ha debido ser la decisión del Papa, pero parece que vende más ver fantasmas.
La cuestión del amor que Dios nos tiene.no es leve: a lo mejor habría que ser menos voluntarista.
Susana, yo intuyo que a Benedicto XVI no le preocupan demasiado las criticas.
La carta no deja dudas ni espacio a la especulacion.
"Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013"
Un comunicado de una enorme grandeza humana y espiritual.
Acabo de leer el comunicado del Papa y lo he hecho de dos formas.
La primera despacio, y he leído que un hombre declara de forma prudente que no está en condiciones de seguir.
Después la he leído rápido, que es como leo algo cuando tengo verdadero interés.
Y entonces una palabra, tan sólo una palabra se me ha presentado con brillo y personalidad propia, elevándose del texto y transmitiendo algo más que una emoción: la palabra "vigor".
Y es cuando me he dado cuenta que tal vez no estaba leyendo la despedida de un hombre, sino el mensaje de un espíritu superior.
"Vigor"
Hay que tener vigor.
Los tiempos exigen vigor.
Saca tus fuerzas de donde no las tienes y comparte tu vigor en la tarea encomendada.
¿Vas a vivir sin el suficiente vigor?
¿Morirás, sí, pero antes vivirás con vigor?
...
No creo que esa palabra esté ahí por casualidad, no creo que la haya escrito tan sólo un hombre, dudo seriamente de su procedencia humana.
Vigor.
Alguien lanza un mensaje.
Escúchalo.
Nada ocurre por casualidad.
Todo está relacionado.
Vigorosamente relacionado.
Yo todavía estoy en fase de digerirlo.
Pero nos ha demostrado su grandeza y humildad. Las 2 cosas
Yo solo creo que el papa es un ser humano igualito a nosotros y que si hizo esa desicion debemos respetarlo , ya q tiene 85 años el pobre señor y ya su salud no es buena . Mis respetos
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