7 de septiembre de 2012

Datos que vuelan de la cabeza

Me dirigía a mi trabajo el pasado miércoles y, como en tantas ocasiones, me crucé -de acera a acera- con la cuñada de un letrado conocido, quien me saluda siempre con gran simpatía y a quien procuro corresponder a la recíproca; tras el saludo me di cuenta, con horror, que no recordaba el nombre y apellidos de dicho abogado, por mucho que se trate de persona a quien conozco desde mi llegada a Huesca -hace ya once años- y que es persona conocida e importante en la ciudad. A base de darle vueltas conseguí que viniera a mi cabeza su nombre de pila, pero el apellido no había manera de que regresara a mi memoria, ni siquiera podía decir eso de que lo tenía "en la punta de la lengua"; llegué acomplejado y agobiado a mi despacho y tuve que acudir a un compañero para que me resolviera el problema, y como es lógico en cuanto me indicó tal apellido se me abrieron las ideas y conseguí restablecer el equilibrio de mi memoria. Recordé entonces ese viejo y manido chiste que hace no tanto tiempo contaba con regocijo y distancia en el que un individuo de cierta edad le comentaba a su mujer: "¿recuerdas Carmen cuando hablábamos todo seguido? ... la vida pasa muy deprisa y los acontecimientos se precipitan de manera imparable y hace ya tiempo que este fenómeno ha comenzado a manifestarse en mi cabeza, que olvida no sólo nombre y apellidos, sino que con frecuencia es incapaz de ubicar personas en el espacio y en el tiempo, contesta saludos de quien piensa no haber visto nunca y se tropieza con caras que le consta conocer, pero no sabe si son vecinos, gente relacionada con su trabajo o famosos televisivos. Y lo más grave del asunto es que no ha hecho más que comenzar.

No pretendo hacer un drama de una situación que, por otra parte, no es ni grave ni exagerada a estas alturas, pero la cuestión trae de nuevo a mi cabeza el fenómeno de la fugacidad de la vida, cómo mucho antes de que uno se de cuenta ha llegado a donde pensaba que se tardaba una eternidad en llegar; sin darte cuenta comienzas a notar las limitaciones propias del paso de los años, algo que no tiene porque ser ni accidental ni enfermizo, sino la natural consecuencia del paso de los años. Imagino que habrá quienes lleguen a esta situación más conscientes, porque a mí a veces me da la sensación de que vivo como desde fuera, como si no hubiera pasado tanto tiempo desde que iba al colegio, terminaba la carrera o maniobraba milis y exámenes de oposición. Y eso que, como acertadamente comentaba un compañero de bachiller en la última cena en que nos reunimos: "estamos en lo mejor de lo peor", .... se trata de llevarlo con elegancia y buen humor.




11 comentarios:

Susana dijo...

Qué razón tienes. Yo siempre he tenido mala memoria, así que lo noto menos. Pero sí que hace poco me di cuenta de que las cosas que quería hacer en el futuro, ya debería estar haciéndolas. Un beso.

Modestino dijo...

:) ... cada día que pasa es un día menos de futuro. Todo va cada vez más deprisa!!!

veronicia dijo...

Me identifico contigo; hace ya muchísimos años que descubrí con horror que existe(existe en mi) la imposibilidad de poder utilizar el termino adecuado para designar algo. Así que a veces me he sentido avergonzada por no poder recordar en una conversación palabras tan sencillas como jirafa o acera, o no recordar el nombre de una pelicula o libro que acabo de ver o leer...
He aprendido a vivir con esa posibilidad, a temer que pase en el momento más inapropiado y a que mi interlocutor piense que soy idiota.
Lo que si puedo decir es que cuanto con más ansia busco la palabra menos viene a mi cabeza... y aunque es posible que tenga que ver con la edad con lo que si tiene mucho que ver es con el stress.

Modestino dijo...

Ah¡, el stress¡¡¡, otro mal de nuestros días.

dolega dijo...

Totalmente identificada. Hay veces que se me olvida hasta lo que iba a hacer.
Pero lo de hablar todo seguido es auténtico. Ahora cuando hablo me paso media conversación con el "esteee" :D
Besazo

Modestino dijo...

A mí más que lo que me ocurre ahora me agobia la situación a la que intuyo puede conducir ésto.

Pero es ley de vida.

tomae dijo...

...Ese dato lo tenías en "tu disco duro", pero de alguna forma no acudió a tu RAM (que también es memoria), Vale que puede ser por la edad, pero cuando me ocurre ese tipo de cosas, trato de llevarme a la (memoria de acceso aleatorio la RAM, la de funcionamiento diario, la de trabajo) datos que sé que tengo almacenados en un departamento de mi otra memoria (La del disco duro) Realizar ese ejercicio (sin preguntar a nadie) hace que entrene el mecanismo de sacar al aire aquello que queda en la punta de la lengua.

No sé si funciona, pero cuando estoy en esta situación se lo cuento desesperado a quien olvido su nombre y...por compasión que me lo acaba cantando. :)

Buen fin de semana Justiniano!

Modestino dijo...

Y una agenda es un dispositivo USB? ;), buen finde!

Brunetti dijo...

Excelente táctica, Tomae; al menos, es tremendamente original.

En situaciones semejantes, lo que acostumbro hacer es asetear con preguntas al interfecto: "Oye, ¿sigues en el mismo trabajo? ¿Te has cambiado de casa? Por cierto, ¿dónde vivías antes? ¿Y la familia, cómo está? ¿Has visto últimamente a algún amigo común?", etc.

A veces, aunque no siempre, consigo, a través de los datos y pistas que me proporcionan sus respuestas, acabar por indentificarlo.

Aunque corres el riesgo de que alguna de las preguntas te delate y termines hundiéndote más aún en el fango...

Salud!

Modestino dijo...

Lo malo es cuando cruzas miradas con alguien que sabes que conoces pero no sabes de qué, y te preguntas sí lo conoces de "bueno" o de "malo"

Gina dijo...

Hola a todos en esta mi primera visita. Bueno, que razón tienes y me está pasando cada vez más seguido, especialmente cuando veo a alguien fuera de su contexto "natural". Olvidar nombres, circunstancias, recurrir a los: la señora aquella esposa del señor que vimos un día en el supermercado...cuya hija se casó con un comerciante que vivía en la calle cerca al hospital situado en la avenida (otro olvido)... y así vamos tratando de guiar a nuestro interlocutor (salvador) para que recuerdo algo por nosotros...ay!...eso de llegar a la segunda juventur!...habrá que tomarlo todo de la mejor manera y verlo como dices tú, como ley de vida y asumirlo de la manera más amable, no?. Besos y muy lindo el blog.