6 de junio de 2012

Mi cariño aumentará cuando vea que eres imperfecto.



No debe de ser mala la exigencia ... para educar bien a los hijos y prepararlos a una vida que se avista compleja, para conseguir que los profesionales que dependen de ti rindan como quien recibe el servicio merece, ... para convertirse uno mismo en persona cumplidora, de bien y de provecho parece que la exigencia debe de ser una de las condiciones imprescindibles. Pero tan cierto como ésto es que las personas somos seres con imperfecciones, limitados y capaces de no hacerlo todo precisamente bien; y esa idea qué tanto emociona a algunos de la búsqueda de la excelencia, actividad que no dudo debe de ser estupenda, no la acabo de ver como actitud exenta de peligros: por un lado el de crear ídolos que, al ser de carne y hueso, siempre acabarán mostrándose con los pies de barro y, por otro, el de acabar viendose uno convertido en un déspota que, con excusas del tipo de ir siempre por delante, ser partidario de las cosas bien hechas y otras frasecillas similares, acaba haciendo la vida insoportable a quien de una u otra manera tiene de uno mismo algún tipo de dependencia.

¿A quién no le pasa que el exceso de exaltación de las virtudes de una persona le lleva, puede que inconscientemente, a ir alimentando en su interior cierta falta de simpatía hacia la misma, algo que con la reiteración puede incluso convertirse en inquina?; cada vez más necesitamos modelos humanos, y como humanos, imperfectos. Hay quien dice, y debe de tener razón, que cualquier ídolo que nos construyamos en esta tierra acabará decepcionándonos, lo que nos debe de llevar tanto a asumir que al fijarnos en cualquier persona, actual o histórica, no es aconsejable el camino de la idealización, como a buscar la madurez y rectitud de juicio necesarios para no tachar a nadie al primer chasco.

No discuto la necesidad que los hombres y mujeres de hoy -como los de ayer- debamos poner los medios por ser mejores, por pulir defectos, por aprender a hacer las cosas mejor, pero me parecen peligrosos los caminos que llevan al rigorismo, entre otras cosas porque me temo que se alejan de la realidad, de la experiencia común a todos. Así, me resulta mucho más atractiva la vía de saber reconocer errores y pedir disculpas que la de los cuadros de honor, el perfeccionismo y las perfectas organizaciones. Es más, yo pondría el límite del deber hacer en el esfuerzo por no perjudicar a nadie, por no hacer daño al vecino más o menos cercano; evidentemente cabría hablar de otras cosas esenciales, pero líbranos Señor de quienes nunca se contentan, de quienes pululan por la vida cual humanoides elaborados con receta.



11 comentarios:

Susana dijo...

Qué preciosa foto. Siempre he pensado que es bueno decirles a los niños que no lo sabes todo y reconocer que te equivocas. Un beso.

Modestino dijo...

Es que sino, los niños lo acaban descubriendo con el tiempo: hay un proceso inevitable de desmitificación de la infalibilidad paterna, pero puede atenuarse con una educación inteligente ... creo.

NATI dijo...

Hay un pensamiento de Tagore, en "Pájaros perdidos", que me encanta: "Lo mejor es enemigo de lo bueno".

La verdad es que lo dices tan bien tú, que sobran las citas. Un besazo.

Modestino dijo...

Es una frase qué siempre me ha gustado mucho, no sabía que era de Tagore.
Y es que a lo largo de mi vida me he tropezado con unos cuantos talibanes de la perfección ... y que pequeña es a veces la línea que separa la virtud de la manía.

NATI dijo...

Pues, tengo que retractarme. La frase es de Voltaire. Me has hecho dudar y lo he comprobado. Lo que dijo Tagore, al que admiro profundamente, es " El que se ocupa demasiado de hacer el bien, no tiene tiempo de ser bueno".

Modestino dijo...

Pues no tiene desperdicio la frasecita, y es digna de estudio. Voltaire fue todo un personaje "peculiar", y listo lo era un rato ...

NATI dijo...

Aunque te refieres a otro tipo de imperfección, no puedo evitar un comentario sobre la sociedad actual y el implicito "rechazo de lo imperfecto" cuando acepta el aborto en fetos con malformaciones...
No voy a dar lecciones sino a contar una anécdota personal que me emocionó.
Hace unos años, me tocó dar a un padre la noticia de que su hijo recien nacido, tenía un síndrome de Down.
La respuesta, entre lágrimas, me conmovió: "Pues... aún lo querremos más"
Tenemos muchos más valores de los que a veces creemos, cuando las personas somos,nada más y nada menos que personas.

NATI dijo...

Aunque te refieres a otro tipo de imperfección, no puedo evitar un comentario sobre la sociedad actual y el implicito "rechazo de lo imperfecto" cuando acepta el aborto en fetos con malformaciones...
No voy a dar lecciones sino a contar una anécdota personal que me emocionó.
Hace unos años, me tocó dar a un padre la noticia de que su hijo recien nacido, tenía un síndrome de Down.
La respuesta, entre lágrimas, me conmovió: "Pues... aún lo querremos más"
Tenemos muchos más valores de los que a veces creemos, cuando las personas somos,nada más y nada menos que personas.

Modestino dijo...

Es triste que cada vez se vean menos niños con síndrome de down ... triste y, desgraciadamente, significativo. Pero, como bien cuentas, afortunadamente aún quedan héroes.

Unknown dijo...

Qué post más oportuno, acertado... cercano. Reconfortante saber que alguien más piensa lo que escribes. Gracias, jurisconsulto.

Modestino dijo...

Ayer estuve en tarraco y vi a tu hermano Artur: un hombre a quien también gusta pasear, me parece.

Es un post para quien quiera leerlo ... también entre líneas ;).