7 de diciembre de 2011

Puertas al campo



Recuerdo una ocasión en la que un personaje de esos que ha llegado bastante alto, ocupando puestos de importancia en el mundo de la política y en el de la Universidad, ante mi curiosidad sobre las "últimas novelas" que había leído me contestó muy altivo y solemne que "hacía años que no leía ninguna novela". En su contestación noté una mezcla de sorpresa y desdén, como si ya sólo sospechar que era capaz de ocuparse en lecturas de ficción fuera como un insulto, como si esa pregunta me rebajara a la condición de ciudadano superficial y ligero, como si mi torpeza llegara a los niveles de poder pensar que él, fulanito de tal, iba a perder el tiempo con frivolidades. En su comentario se advertía también ese cierto tono profesoral al que son tan dados algunos sujetos, quienes no suelen pararse en barras para darte lecciones en cuanto se les presenta la ocasión: "mira, chico, voy a enseñarte algo que no deberías olvidar ...", así de fatuos son algunos, de esos que se creen poseedores de la verdad en exclusiva, de los que extienden el dogma mucho más allá de lo estrictamente necesario.

Me parece loable preocuparse de lo que uno lee, y más en concreto procurar que sea algo que te haga mejor, te aporte más cultura, te cultive interiormente; pero no podemos poner puertas a un campo tan amplio y enriquecedor como el de la lectura, cerrar la mente a lo que nos puede aportar algo aunque sea de ficción, restringir nuestra capacidad de aprender a determinadas materias o disciplinas. Desde los clásicos como Cervantes, Quevedo o Calderón de la Barca hasta los autores modernos de Estados Unidos, Francia o nuestros grandes escritores de posguerra, sin olvidar a los nuevos autores de sitios tan poco trabajados hasta hace poco como la India, Australia, Japón o los Países Escandinavos y pasando por los grandes narradores europeos del siglo XIX -Alejandro Dumas, Charles Dickens, Stendhal, Honoré de Balzac, Wilkie Collins, Víctor Hugo ...- o los rusos más geniales -Tolstoi, Dostoyevski, Puskhin, ...- la lista de autores de novelas que nos ofrecen un panorama formidable de imaginación, sentimientos, ideas y sugerencias es infinitamente amplia. Por eso comentarios como el referido me parecen que, sin pretenderlo, rozan la ignorancia y la torpeza mental, precisamente a base de ser petulantes.

Yo creo que en los gustos literarios, como en los musicales, artísticos o deportivos, las posibilidades de elección son amplísimas, y a cada cual se le ha de respetar su libre elección, de la misma manera que también cada uno es libre de pensar que sus criterios son los mejores, lo que me parece poco acertado -vamos a llamarlo así- es pensar que tal criterio es exclusivo y, sobre todo, que quien navegue en mares menos "trascendentes" -siempre en su opinión- no sabe lo que quiere, no tiene ni idea. En cualquier caso, ellos se lo pierden.


20 comentarios:

paterfamilias dijo...

Como tú dices, ellos se lo pierden

Modestino dijo...

Pues sí, pero les oyes hablar y parece que el que te lo pierdes eres tú ... no se el qué;)

Driver dijo...

Tengo la extraña sensación que conforme es más fácil el acceso a la cultura, menos se aprecia.
Como si la facilidad de acceso implicara una disminución de su importancia.

Como si la sociedad sólo valorara lo difícil (tirarse en parapente por un risco, hacer un increíble negocio con Nueva Guinea o batir el record Ginnes de construcción con mondadientes).

Modestino dijo...

Estoy de acuerdo contigo en líneas generales, Driver ... pero hay gente que más bien piensa que dnetro de la cultura hay comnoe scalones y para ellos una novela es una especie de escalón inferior, no entienden que alguien "pierda el tiempo" en leerla ... y bien entre comillas que pongo el concepto.

veronicia dijo...

Puedo tener afinidad con muchas personas diferentes, pero con las que comparten mi amor por la novela y el cine tenemos conversación asegurada para siempre.
Casi todas las personas que por un motivo u otro tienen que reducir sus lecturas lo dicen con pena... en fin alardear de no leer me ha recordado la frase de "porque se que eres tonto que si no pensaría que lo dices en serio..."

Susana dijo...

Yo no leo por falta de tiempo pero desde luego me gustaría hacerlo. Un beso.

Modestino dijo...

Una cosa es tener tiempo de leer o no tenerlo, y otra andar por la vida encima d euna nube de gloria ;)

Un saludo a veronicia y Susana.

Maireen dijo...

Hay libros que lees por necesidad, por obligación, por curiosidad, por gusto... Y libros para cada momento. Libros para cuando estás bien despejada, libros livianitos para cuando no estás para mucho pensar...

Si alguien me dice que sólo lee ensayos de filósofos alemanes del siglo XVIII, me da más pena que otra cosa.

Modestino dijo...

Quien diga eso, maireen no es que de pena, es que no dice la verdad.

Pilar Lachén dijo...

¿Sabes lo que es durante un banquete oír todo el rato "como dijo Schopenhauer..."? Me parece que no sabía ni quien era, pero le quedaba maravilloso cuando lo decía.
Seguramente abrió la enciclopedia por esa página y salió el pobre hombre tan terriblemente mencionado durante todo un día. Nunca más creo que abriera otro libro.

Modestino dijo...

Dan ganas de decir que Schopenhauer era el delantero centro de la selección alemana. ;)

tomae dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
tomae dijo...

Cuidado con el poder de

Schopenhauer !!!

Pd. Pilar igual ese tipo solo vio “La vida es bella” y se quedo con la copla...

ana dijo...

No lo has podido decir más claro. Leer sólo lo politicamente correcto, o elegir las lecturas porque crees que si dices que has leído tal o cual va a quedar muy bien en tu círculo. o leer sólo lo que te permiten es quedarse cortito, cortito, cortito. Es pasar por encima de las palabras sin dejarte atrapar por una historia. Y lo que no nos atrapa, tampoco nos dejará huella.

Sinceramente, quien hace un comentario así, no sólo ha leído nada (leído en su significado más pleno), sino que además, tampoco ha sabido vivir (también en el significado pleno de la palabra).

Dejarse atrapar por las palabras, ese es el milagro. Dejarse llevar por una historia que unas veces está zarandeando tu alma, y otras, simplemente te está contando una divertida historia. En ambos casos, es la historia que necesitas.

No soporto a la gente que cataloga lo que lees, he conocido personas así, que sólo leen aquello que es supuestamente culto, y créeme, son muy pobres de mirada.

En lecturas, como en la vida, de la diversidad se aprende. Desconfío además de quienes piensan que un libro está prohibido, pues es justo al lado de los contrarios cuando aprendes más sobre tí mismo.

La gente que acota las lecturas tiene miedo a la libertad, desde mi perspectivas son pacatas, y prefieren que les vayan dictando el camino.

Yo ahora estoy leyendo literatura del este, y me impresiona mucho su mundo, lo que han visto sus ojos, porque es radicalmente opuesto a lo que han mirado los míos. Y en esa variedad del mundo, es donde permanece la grandeza del hombre, sea cual sea su visión del mundo.

En fin, daría para un estupendo debate, Modestino. Y este soporte bloquero se queda muy corto...
;)

Me ha gustado mucho esta entrada.
Un abrazo.

Brunetti dijo...

"Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos; y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría.

Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed en absoluto (…).

Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola".

Ojalá estos hermosos párrafos fueran de mi cosecha. Pero no. Los escribió y leyó el gran Mario Vargas Llosa en su discurso del Nobel.

Y como comprenderás, ni debo ni puedo ni oso añadir ni una coma más.

ana dijo...

Brunetti, impresionada me estabas dejando, al comparar mi palabrerío con el tuyo...

... es cierto, cuando oí ese discurso, me impresionó ver que decía algo que todos sabemos, pero que jamás podríamos explicar tan bien. Para muestra, el botón de mi retahíla.

:)))))

Driver dijo...

Si hay algo que he aprendido escribiendo y leyendo a los clásicos, es que es posible asesinar a un corsario en la cubierta de un bergantín, robarle la mujer al cónsul de Constantinopla, sobrevolar con un dirigible Verdún durante la Primera Guerra Mundial y ser el primero en desembarcar en la playa de Omaha el día D.

Nuestra vida es corta para tanta aventura, pero leyendo puedes saltarte algunas reglas básicas y obtener grandes fortunas, cuyos doblones de oro se acumulan en un ánfora romana.

Si miras en una biblioteca, verás que los libros han sido el pago que unos corsarios han exigido a cambio del rescate de tu alma.

Y ya no soltarás el ejemplar, pues tal vez tu vida esté empeñada, y solo una frase te pueda salvar.

Buscarás esa frase con la misma necesidad que el aire fresco.

Mientras la buscas, te sentirás enteramente vivo.

Brunetti dijo...

Querida Ana, tu discurso ha sido tan impecable, que tampoco me atrevería a añadir ni a suprimir una simple coma. Fantástico.

Pero no me negarás que resulta triste tener que defender el derecho a leer lo que a uno le apetezca en cada momento, así sea una obra de Thomas Bernhard, o un cuento de Asterix.

Un abrazo.

Modestino dijo...

Veo que en mi ausencia se ha enriquecido -y de qué modo!- el debate. Hoy precisamente he terminado "La Cartuja de Parma", un novela de época que siento muchísimo no haber leído antes.

interbar dijo...

La novela además de entretenida es la Historia; Baroja nos habla de Historia en las memorias de un hombre de acción.