5 de septiembre de 2008

¿Es necesario seguir urgando en la herida?


El Magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón ha decidido hacer un censo de desaparecidos durante la Guerra Civil y el Franquismo. Por supuesto que la decisión, como cualquier otra de quien tiene jurisdicción y a quien nuestra Constitución reconoce independencia, es respetable. Pero, también hay que decirlo, tan respetable como discutible.

Al cabo de casi 70 años desde que acabó la Guerra Civil, más de 30 desde que falleció el dictador que dio su pistoletazo de salida y mantuvo el régimen que instauraron los vencedores y algunos menos que los españoles, con una Transición ejemplar en la que se restauró la elección de los representantes políticos por sufragio universal, se hizo una Constitución y se superó con firmeza notoria un lamentable golpe de estado, parece que nos hemos vuelto a empeñar en reabrir heridas, evocar enfrentamientos y promover diferencias y rencillas entre los españoles.

Creo sinceramente que medidas como la fomentada por el mediático juez no facilitan ni la convivencia ni la buena práctica de esforzarse por vivir con fruto el presente y preparar el futuro sin utilizar el pasado más que para aprender de nuestros ancestros y sacar conclusiones de nuestra historia. Por otra parte, dudo sinceramente de la eficacia de este tipo de actuaciones, así como de que se puedan realizar con la ponderación y objetividad necesarias. Guerras, por desgracia ha habido muchas, y puestos a ser ecuánimes y justos, tendríamos que empezar también a hacer censos de los tiempos de la Reconquista, de la invasión napoleónica o de las guerras carlistas, por poner tres ejemplos .... y no parece que sea cuestión de meterse en estos berenjenales.

Recientemente ha salido a la luz una encuesta en la que se refleja la enorme desconfianza que la mayoría de los españoles siente hacia la Administración de Justicia; se insiste por los encuestados en la sensación de que se protege más al delincuente que a la víctima y en la enorme lentitud de los procesos. Dudo mucho que la creación del referido censo mejore la negativa opinión que la encuesta pone de manifiesto; más bien es con la agilidad en la tramitación de los expedientes judiciales y con la debida atención y cuidado respecto de los ciudadanos perjudicados por el delito como pienso que puede comenzar a mejorar el concepto de nuestros compatriotas respecto del tercer poder del Estado.


6 comentarios:

annemarie dijo...

Estas Castafiores no acaban de entender que son servidores de los ciudadanos. Uno más para el cortejo. De Historia leen poco, ciertamente. Y estarían ellos mismos mucho más controlados si la justicia funcionara con brevidad: por lo menos eso, con brevidad.

annemarie dijo...

Queria decir "brevedad" en lugar de "brevidad".

quique dijo...

es cierto que hay que superar el conflicto, y hay que hacerlo sin resentimiento y siempre buscando la reconciliación.
también es cierto que hay familias que quieren, y es su derecho, cerrar su propio conflicto con un simple acto de justicia: localizando y enterrando a sus muertos.
pero también lo es que, quizá, el mayor problema sea Garzón, que convierte todo lo que toca en oro mediático, cual Midas con toga.

Modestino dijo...

A mí me suena a cortina de humo y a afanes revanchistas. Por supuesto que las familias tienen derecho a localizar y enterrar a sus muertos, pero hay maneras y momentos para hacer las cosas. Y en algún magistrado sus acciones más mediáticas tienen siempre el mismo tufillo.

Anónimo dijo...

Siento discrepar contigo en esta ocasión, querido amigo. Con independencia de que a Garzón le guste el protagonismo (sin embargo, no le criticamos cuando se planta en Retería o en Durango o en Pasajes a la caza y captura de terroristas), entiendo que lo que pretende llevar a cabo es un acto de justicia.

Mal que te pueda parecer esta afirmación, la guerra civil la ganaron los sediciosos o rebeldes, es decir, los que se levantaron en armas contra el Estado válidamente constituido (sin entrar a valorar la situación que se vivía en las calles durante aquel tiempo). Eso significa, hasta donde yo alcanzo a entender, que los que murieron y/o perdieron la guerra por defender aquel régimen constitucional que ellos creían el único legítimo, se merecen un mínimo reconocimiento que pasa por saber (¡qué menos!) dónde fueron enterrados. Seamos humildes y pongámonos, siquiera por un momento, en la piel o en el corazón de las esposas, hijos o nietos de aquellas personas que fueron vertidas (como el agua, como el vino) en una zanja malamente abierta en cualquier descampado de España. Como el bueno de Lorca, por ejemplo.

P.D. Ojalá te lo pases bien mañana en La Romareda: ya va siendo hora de volver a paladear una victoria (casi se nos está olvidando a qué sabe).

Modestino dijo...

La guerra la iniciaron los sediciosos -discutible es sí alguien más había provocado antes su germen, vgr. rebelión asturiana-, y no te discuto, repito, los derechos que citas, pero lo que hace ahora Garzon me parece oportunismo, y la guerra civil, por otra parte, fue una desgracia, pero no una batalla de buenos y malos, ni como nos la contaron ni como nos la cuentan. Mañana sufrire en la tele.