16 de mayo de 2011

Dos negras más

Traigo hoy por aquí un par de novelas negras que leí hace ya un tiempo y que aún no había pasado por aquí, tal vez por eso de no acumular demasiados libros en poco tiempo y quizá también por considerar que individualmente les faltaba entidad para protagonizar una entrada exclusiva. Se trata de "Murió con los ojos abiertos", de Derek Raymond, considerado el padre de la novela negra británica y "El sonido de la noche", un trabajo del escritor y periodista español Xavier B. Fernández que está ambientado en Barcelona, ciudad que siempre ha tenido un espccial atractivo para ser escenario de este tipo de literatura. Ninguna de ellas las recomendaría a quien no sienta una especial predilección por este género literario, pero para quienes lo tienen como afición entiendo que puede ser plato de gusto, aunque a una y otra les he puesto ciertas pegas. De cualquier manera, no se trata de buscar solamente la excelencia, sino en la medida de lo posible y siempre contando con el tiempo del que cada cual dispone, ambas ofrecen aspectos interesantes. Una nos ofrece un recorrido por los ambientes más oscuros de la ciudad de Londres, mientras la otra lo hace por Barcelona y lleva aparejada una interesante ambientación en el mundo del jazz. La novela negra tiene sus detractores, hay quien le pone reparos formales, otros de calidad y algunos morales; pienso que como en tantas facetas de la vida no es bueno ni generalizar ni excluir; de cualquier manera, casi siempre encontraremos algo que sume al leer un libro.















"Murió con los ojos abiertos"
Derek Raymond
Ambar. Barcelona (2009)
284 páginas



Resumen:
Una noche, la policía encuentra el cadáver de un hombre de unos cincuenta años que ha sido brutalmente asesinado en el oeste de Londres. Se trata de Charlie Staniland, un alcohólico que lo ha perdido todo, desde su mujer e hija hasta su propia dignidad. Un detective (sin nombre) del Departamento de Muertes Inexplicadas de Scotland Yard se encargará de encontrar a los asesinos y de que paguen un precio muy alto por la muerte de Charlie. Basándose solo en unas cintas que ha grabado el difunto y algunos escritos, el detective alcanza una identificación vital insólita con la víctima, que parece reclamar no solo justicia, sino también comprensión, y se verá obligado a sumergirse en un submundo atroz y violento para acabar casi hundiéndose. La vida de Staniland se convierte en una auténtica obsesión y no parará hasta ver a los culpables entre rejas.


Me llamó la atención este libro tras leer que Derek Raymond era el sobrenombre de Robin Cook; pensé que se trataba del médico y escritor americano autor de novelas de intriga con tema médico de las que leí en su día unas cuantas. Se trataba de novelas interesantes y sencillas de leer y no se porque extraña razón me hice a la idea que utilizaba el sobrenombre citado para aquellas novelas que no trataban de cuestiones sanitarias. A la hora de la verdad he comprobado que andaba equivocado, y que el Robin Cook que se esconde detrás de Derek Raymond es el pionero de la novela negra inglesa y sus libros, al menos éste, no tienen nada que ver con la suave intriga de su tocayo de New York.

"Murió con los ojos abiertos" pertenece a una serie de cinco novelas protagonizadas por un policía sin nombre que trabaja en una comisaría londinense a la que llaman "la fábrica"; son novelas duras de ambientes lóbregos y personajes configurados como perdedores. No cabe duda que estamos ante una novela genuinamente negra, nada que ver con los elegantes ambientes del Londres victoriano, las coquetas calles de St. Mary Mead o las mansiones en las que se mueven los personajes de Elizabeth George.

Me gustó como plantea el relato el autor y tras leer las primeras cien páginas del libro consideré que estaba ante un autor de los más recomendables en el género, pero he de reconocer que luego la novela se vuelve más enrevesada y en exceso sórdida y tras acabarla me parece que se trata más bien de uno de esos relatos de intriga que uno puede aconsejar al lector especializado, pero quien no tiene la novela policíaca como plato principal es mejor que escoja alguna otra de mayor enjundia.

El escenario, como he dicho más arriba, es el Londres más sórdido, introduciéndonos Derek Raymond en barrios extremos y casas desoladas, en medio de personajes del mundo más lumpen: ladrones, alcohólicos, drogadictos, degenerados, ... quizá en ocasiones centrándose en exceso en presentarnos tal ambiente en perjuicio de la riqueza de la trama. No podemos olvidar que, por lo visto, el autor, fallecido en 1994, fue un hombre original y transgresor, algo que necesariamente se refleja en su modo de escribir.














"El sonido de la noche"
Xavier B. Fernández
Martínez Roca. Madrid (2010)
444 páginas


Resumen:
Eric "Dutch" Heinrichs fue en otro tiempo un prestigioso pianista de Jazz. Había tocado con Charlie Parker y con Miles Davis, y se había emborrachado con Thelonious Monk y con Billie Holiday. Pero hace diez años que no se sienta a un piano, y recorre el mundo ocultándose en sórdidos hoteles y trabajando en barcos mercantes, huyendo de Nick "Moby Nick" Pappalardo, el gángster que había sido su amigo y que, por una ofensa, le destrozó las manos y ha puesto precio a su cabeza. El 23 de noviembre de 1959, un día después de que el presidente Eisenhower aterrice en Madrid para reunirse con el general Franco en un encuentro histórico, Dutch llega con un pasaporte falso a Barcelona, pensando que le será fácil ocultarse y pasar desapercibido en ese pequeño país europeo empobrecido y apartado de la corriente principal de la historia, donde la Mafia aún no tiene estructura organizativa. Aunque para un hombre negro no es fácil pasar desapercibido en la España de los años 50, y además Dutch empieza a frecuentar el recién inaugurado club Jamborée, el primer local de Barcelona donde se efectúan interpretaciones regulares de jazz. Y allí conoce a un joven pianista ciego llamado Tete y a Celia, una mujer de dramático pasado con la que inicia una relación sentimental. Animado por Tete, Dutch vuelve a ejercer de músico, e intenta emprender una nueva vida al lado de Celia. Pero los acontecimientos le empujan a verse implicado en las intrigas del maquis urbano antifranquista, que está viviendo sus últimos estertores, y esa implicación le llevará, inesperadamente, a enfrentarse con ese pasado del que hace tanto tiempo que huye.


Esta novela me entró por los ojos desde el momento en que la vi anunciada en el apartado de "Novedades" de la web de las librería "Negra y Criminal" de Barcelona, y si me atrajo fue por su argumento, además de que siempre me ha gustado leer las novelas ambientadas en barcelona, así como cierta curiosidad por aparecer como hilo conductor de la trama el mundo del jazz, un estilo de música del que conozco muy poco y que me atrae bastante.

A la hora de la verdad no he quedado en exceso satisfecho de su lectura; no cabe duda de que la novela es entretenida y que cumple su objetivo a los simples efectos de pasar el rato y conocer un nuevo autor del género negro, pero de la misma manera, pienso que no resiste la menor comparación con autores que escriben con Barcelona por escenario como Vazquez Montalbán, González Ledesma o, por encima de todos, Juan Marsé: hace poco más de un año leí "Un día volveré" y creo que la novela de Xavier B. Fernández anda a gran distancia de ésta.

Por un lado "El sonido de la noche" me ha parecido una novela que el autor complica en exceso; la trama es embrollada y al terminarla queda la sensación de que no ha resuelto todo, que faltan explicaciones y, sobre todo, un hilo conductor. Además me dio la sensación de estar construida con cierta artificialidad, que lo que nos cuenta no es siempre creíble o, en su caso, que lo hace sin convicción.

El autor parece enfrentarse a la aventura de escribir con el afán de crear una novela negra, y para ello opta por mezclar en la coctelera una serie de elementos propios del género: un héroe que huye, unos mafiosos que le persiguen, unos cuantos policías corruptos, cabarets y lupanares, mujeres bellas de triste pasado, ambientes sórdidos, pensiones de mala muerte, personajes oscuros, drogadictos, ... demasiados tópicos que acaban provocando cierto colapso de material e información que termina resultando difícil de digerir.

No obstante, ya he dicho que uno acaba entreteniéndose, a lo que debe añadirse que siempre resulta agradable recorrer una ciudad conocida como Barcelona, reviviendo en las páginas de la novela lugares como la estación de Francia, el Paralelo, el restaurante "Las 7 puertas", la Ciudadela, el parque Güell, el barrio gótico, la calle Mayor de Gracia, la comisaría de Vía Layetana o el barrio chino. SI no se exige más, uno pasa el rato, si se busca una novela de calidad habrá que llamar a otras puertas.


9 comentarios:

veronicia dijo...

La primera novela que me viene a la cabeza que leí ambientada en Barcelona y fuí consciente fue "Ultimas tardes con Teresa" la recuerdo ahora porque hablas de Juan Marsé...
Pero para mí, es mi queridisimo Eduardo Mendoza con su "Sin noticias de Grub" hilarante descripcion de Barcelona... o sus novelas pseudonegras "El misterio de la cripta embrujada", "El laberinto de las aceitunas", "Aventura del tocador de señoras", todas ambientadas en Barcelona en distintas épocas con las que mejor lo he pasado.

Modestino dijo...

Efectivamente, la trilogia de Mendoza protagonizada por el hilarante detective sin nombre es sencillamente genial.

Brune dijo...

En los últimos años han proliferado "novelas negras" cual setas.

Y muchas de ellas son venenosas, quiero decir, aburridas, predecibles y exentas de una calidad literaria mínima.

No sé si estas dos novelas de las que hablas hoy son de las "venenosas"; pero, por si acaso, creo que me abstendré de probarlas, no sea que acabe en el servicio de urgencias de cualquier hospital (no está hoy día la sanidad pública como para abusar de ella, con tantos recortes).

P.D. El próximo sábado, de 22h a 24h., se decide todo. Al fin.

Modestino dijo...

Venenosas no son, la segunda es prescindible y la primera rara, aunque interesante.
Sí, el sábado sabremos que pasa ... que sea bueno!

veronicia dijo...

Brune, hace mucho más de cien años que la novela negra es en si un género. Despreciado y menospreciado muchas veces, por "paladares exquisitos" y ya en sus inicios se acusaba a escritores y lectores; transcribo del libro recomendado en éste blog "Todo lo que se de novela negra" P D James, de tratarse de:

"(...)novelas sórdidas (...) de apariencia espantosa e infame (...) y que parecen diseñadas, al igual que tantas otras de las que se crean para el uso de nuestra clase media , para personas con un bajo nivel de vida."

Yo personalmente disfruto del género; a la primera propuesta me apunto.

Modestino dijo...

Paco Camarasa tiene mil argumentos al respecto, pero creo veronicia que Brunetti no es un enemigo de la novela negra, sólo que un amante como el de la buena literatura, entre la que hay novela de este tipo, tiene necesariamente que seleccionar.

veronicia dijo...

Modestino; pero Brune o es "nuestro Brunetti"?
(Brunetti manifiéstate)o di si te has cambiado el nick a ver si voy a repartir estopa... y resulta que eras tu :)

Éric Cantona dijo...

Modestino, con respecto al partido del sábado... veo venir unos maletines cargados de petrodólares procedentes de Dubai con destino Valencia. No me creo yo que los inversores del Emirato se arriesguen a perder millones (lo que representa bajar de primera a segunda) con el equipo Madrileño pudiendo "estimular" a los jugadores levantinos a un último esfuerzo y además tener unas opulentas vacaciones. Espero que la directiva del Zaragoza esté pendiente de cualquier movimiento sospechoso.

Modestino dijo...

Tengo bien claro que el Levante no va a regalar nada.