Julio ha sido sin duda un mes de magníficas lecturas, siempre desde lo subjetivo de cualquier opinión. Recomendaría sin duda los seis libros leídos, con especial mención al de Karina Sainz Borgo, en ensayo histórico de Altares y la breve elección del llorado Camilleri.
Una de las novelas que han "pegado" más fuerte en esta primera mitad del 2019 ha sido, sin duda, "La hija de la española", escrita por la venezolana afincada en España, Karina Sainz Borgo. A leerla me ha animado no sólo las buenas críticas encontradas en fuentes bien diversas y variadas. Optar por esta novela también tiene por causa cierto espíritu de contradicción, pues en "Babelia", suplemento semanal de cultura de "El País" que suelo seguir con interés, leí una crítica en la que se cargaban las tintas en unos pretendidos excesos al reflejar la dramática situación actual de Venezuela y las graves injusticias que cometen quienes dirigen la nación. Respeto la postura de críticos de cuyo prestigio no dudo, pero también me "mosquea" que solamente parezcan poder reflejarse con crudeza los abusos de las dictaduras de un color determinado … no se si los chicos de "Babelia" serían tan rigurosos con Almudena Grandes o Isabel Allende. Por lo que a la novela se refiere, ha respondido a las expectativas, una historia dramática, en momentos francamente dura y un argumento con giros ágiles, cierto suspense y un tema interesante y actual. Yo creo que compensa leerlo.
No recuerdo cuanto tiempo llevaba sin leer una novela de intriga escandinava, en cualquier caso unos cuantos años. Completadas las novelas de Mankell, Larsson y Sjöwall y Wahlöö, solo quedaba Nesbo entre los recursos seguros. Me convencieron las críticas de "Carretera de plata", lo que unido a un argumento sugerente -e inquietante- y una edición pulcra consiguieron que reanudara la costumbre. Es el primer relato de Stina Jackson, una joven autora nacida en Suecia, aunque a los 22 años trasladara su residencia a Denver (Colorado). La novela fue premiada como la mejor obra del género publicada en Suecia en 2018, galardón concedido por la Academia Sueca de Escritores de Novela Negra. Aunque este dato no tenga porqué significar nada, en este caso el premio me parece plenamente justificado. Se trata de una novela de ritmo lento, con perfiles psicológicos muy logrados en sus personajes principales y que te introduce un clima especial cuando la lees. Aunque se vislumbra la crítica de la sociedad sueca propia de sus antecedentes, se refleja en el relato un toque diferencial con lo que estamos acostumbrados a leer de los viejos autores policíacos del norte de Europa.
Entre esos libros breves que uno siempre tiene como recurso para completar sus ratos de lecturas hace tiempo que estaba en sitio preferente "Cartas a Hawthorne", un ejemplar de 108 páginas editado por "La uña rota" en el que se incluyen las cartas enviadas -y conservadas- por Herman Melville a Nathaniel Hawtorne, sin duda dos de los primeros escritores brillantes de los Estados Unidos, autores, entre otras, de obras inmortales como "Moby Dick" y "La casa de los siete tejados". El libro incluye correspondencia de lo más variada y sugerente escrita por Melville no solamente a su colega Hawthorne, sino también a sus hijos. Es el típico libro que, sin tener argumento concreto y unitario, no te hace perder nunca interés por su lectura que resulta francamente deliciosa. Cuenta Carlos Bueno en un prólogo que no debe saltarse, que la amistad entre los dos genios literarios fue enfriándose con el paso de los años, pero mientras Melville va relatando sus ideas sobre temas como la verdad, la fama, la literatura, sin excluir cuestiones relativas a la composición de "Moby Dick", su obra cumbre. Las dos últimas cartas van dirigidas a su hijo y su hija sobre el viaje que realiza por Tierra del Fuego, y resultan realmente amenas e interesantes.
Tres meses me ha costado terminar "Una lección olvidada", un interesantísimo ensayo histórico del periodista español Guillermo Altares, director de "Babelia", suplemento cultural del diario "El País", en el que, fiel al subtítulo del libro -Viajes por la historia de Europa", realiza un recorrido apasionante en veinte capítulos por varios episodios de la historia europea, protagonizados fundamentalmente por la guerra y la violencia. Si he tardado tanto en terminarlo no se debe a que el libro fuera aburrido -¡todo lo contrario!-, ni por ser excesivamente largo -480 páginas-, sino porque era preciso leerlo con tranquilidad, y apuntando las continuas citas bibliográficas que aportan nuevas posibilidades de lectura. Altares no escribe un libro de historia minucioso, sino que se detiene en una pormenorizada explicación de veinte épocas y lugares distintos: la Roma del Renacimiento, la Gran Guerra, el Londres de Sherlock Holmes, Jack el Destripador y la revolución industrial, el asesinato de Olof Palme, la guerra de Kosovo, … Un ensayo que me ha parecido excelente, se lee con un interés que no decae, es desapasionado, con toque culto … para disfrutar y cultivarse.
El 17 de julio falleció en la localidad italiana de Borgo Andrea Camilleri, posiblemente uno de los escritores más polifacéticos y prolíficos de Italia. Sus novelas protagonizadas por el comisario Salvo Montalbano son de la mejor de la novela policíaca contemporánea, aunque tiene también otras obras, generalmente de breve extensión, que son una delicia leer … y frecuentemente muy divertidas. Leer algo con motivo de su muerte y en su homenaje casi alcanzaba la condición de obligación moral, y ante la escasez de tiempo para leer antes de iniciar mis vacaciones escogí una pequeña colección de relatos titulada "Gotas de Sicilia", un pequeño libro cuyo título lo dice todo. Destacan especialmente un recuerdo personal entrañable que titula "¿Quién ha entrado en el estudio", un relato brevísimo, de dos páginas, llamado "El sombrero y la boina", francamente ocurrente y elocuente e "Hipótesis sobre la desaparición de Pató", precedente de una novela más amplia posterior que leí hace años y fue de los más desternillante que ha pasado nunca por mis manos. Una recopilación que se lee rápido y sirve para llenar del todo esos ratos que tenemos de vez en cuando y que dedicamos a nosotros mismos.
Uno de los géneros que cultivo poco es el de los libros de viajes. No recuerdo la forma por la que llegó a mi conocimiento la figura del periodista francés Albert Londres, uno de los fundadores del periodismo de investigación y que falleció trágicamente a los 45 años en el incendio del paquebote francés Georges Philippar en el Golfo de Adén, junto con otras 53 personas el año 1932. Entre su breve obra, opté por "El judío errante ha llegado", que relata un viaje periodístico que realizó de Londres a Praga con el fin de conocer los judíos que vivían en Europa, pasando por los miserables guetos de Varsovia y Transilvania. El relato tiene el valioso acierto de adelantarse en el tiempo, al plantear el problema del encaje social y político de los judíos cuando aún faltan más de 10 años -lo realizó en 1929- para la 2ª Guerra Mundial y el nazismo es un problema que solamente está asomando ... de hecho Londres no llegó a conocer ni su auge ni la guerra que provocó. EL periodista nos va contando cosas interesantísimas, aunque la lectura no he conseguido que fuera fácil, no se si por torpeza personal o porque la traducción de la editorial "Melusina" no era la mejor.