3 de febrero de 2012

Valiente Munilla

"La Iglesia tiene que optar por la parte más débil, las víctimas del terrorismo"

Ya he hablado en otras ocasiones de mi visión sobre los problemas del terrorismo en el País Vasco, los diferentes y habitualmente ambiguos comunicados de ETA y la situación de las víctimas de esta asociación criminal. Han pasado varios meses desde el anuncio del cese de la lucha armada por los etarras y, por mucho que haya quienes nos quieran vender normalidad y progresos, seguimos en situación de tensa espera, con unas perspectivas que solamente provocan incertidumbre y con noticias puntuales que a muchos españoles -yo intuyo que la gran mayoría- nos llevan de la estupefacción al cabreo. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián y hombre al que no aprecian en exceso en los ambientes nacionalistas del norte, es un personaje que desde que tomo posesión de la sede episcopal donostiarra se ha caracterizado por su indudable valentía para decir las cosas tal como las ve, sin refugiarse en posiciones políticamente correctas ni acobardarse ante la agresividad del ambiente turbio y sectario en el que se mueven algunos de los protagonistas del mundo político y eclesial de esa zona de España. Esta semana Monseñor Munilla ha vuelto a dar muestras de coherencia e independencia de criterio al hablar del tema del fin del terrorismo en su tierra.

Munilla deja clara cual es la misión de la Iglesia en un problema como éste: "la Iglesia está llamada a ser instrumento de paz en medio de la sociedad y, para ello, propugna el encuentro y el diálogo", algo que supone no tomar partido político, como a uno le da la sensación hizo algún que otro antecesor del prelado. Pero esta función no es incompatible con la defensa del más débil, pues ya iba siendo hora que alguien se desmarcara de esa tendencia a equiparar verdugos y víctimas, pues no es lo mismo ser sujeto pasivo de un crimen perpetrado con alevosía que cumplir condena tras sentencia dictada en un juicio con todas las garantías. "Abordar el fin de ETA marginando a las víctimas, sería tanto como afrontar la violencia doméstica sin escuchar el grito de las mujeres maltratadas", ... hay que reconocer que ha estado claro e inspirado Munilla con esta frase.

"Tenemos que tener cuidado de no difuminar el concepto de víctima porque ofenderíamos a las víctimas si intentásemos convocarlas a encuentros en los que se mezclasen situaciones muy dramáticas, pero diferentes todas". Hasta ahora muchos se han mantenido en una insultante y vergonzosa posición de equidistancia; es de agradecer que desde instituciones que deberían ir a la cabeza en la defensa de quienes sufren, de las partes más débiles de un problema reaccionen de una vez, den la cara y digan las cosas claras. Munilla ha sido valiente, ¡que siga en la línea!.


10 comentarios:

paterfamilias dijo...

Efectivamente, muy valiente. Y allí no debe resultar nada fácil porque, entre otras cosas, muchos de sus detractores los tiene en casa.

Modestino dijo...

Sí, no debe de ser fácil mantener el tipo en terreno hostil.

Susana dijo...

Menos mal que queda alguien todavía capaz de llamar a las cosas por su nombre. Dios le guarde. Un beso.

Mariapi dijo...

Totalmente de acuerdo. Hay equidistancias de lo más parciales. Gracias, Modestino.

Modestino dijo...

El nacionalismo suele ir muy unido a la parcialidad.

Driver dijo...

Cuentan de un nazareno, que en tierras de Judea lanzó un mensaje de esperanza enmedio de una salvaje dominación militar, donde el miedo campaba a sus anchas y la esperanza estaba perdida.
Dicen que la gente se agrupaba en masa para escucharle, entonando himnos de esperanza que elevaba su espíritu hacia las alturas.
Comentan que sus seguidores se reunían para compartir el pan nuestro de cada día.

Y que se enfrentaban a su destino, con más fe que mesura, con más valor que conocimiento.

Armados con simples palabras.

tomae dijo...

Sí, parece necesario y estoy de acuerdo que la Iglesia tenga que ser instrumento de paz en medio de la Sociedad, incluso puedo aplaudir las actitud del Obispo Munilla. De todas formas me gustaría comentar que a veces en los nombramientos de los Obispos “se espera” ese punto de vista, sobre lo más crucial que ocurre entorno a la sociedad de la Diócesis … El tema de la paz en el País Vasco, El tema de las obras de Arte en Lleida, o si hablan catalán en cualquiera de las diócesis de mi comunidad … Pienso que aveces falta una cierta “valentía” - y lo digo con todo el respeto que me merece la Institución a la que pertenezco- en los nombramientos de sus representantes. La Iglesia es universal -y por tanto Católica- y se mueve en la Tierra, pero tiene una misión Pastoral que es la misma aquí, allá y en Kenia … A mí no me importaría que mi Obispo sea Keniata o Indio y que por “aterrizar” en su terreno no estuviera al corriente de las cosas terrenales que ocurren … Otra cosa es como aceptarían estos nombramientos de “extranjeros” los fieles, las autoridades locales o/y otras Instituciones de esta o tal sociedad.

Modestino dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, Tomae, pero la que se iba a montar en tu tierra -y en otras- con un obispo de Utrera, Avilés o Pozuelo de Alarcón.

veronicia dijo...

A Munilla no lo quieren los nacionalistas vascos porque habla claro, hay que ser ciego para no ver que la iglesia siempre tiene que estar con las victimas y para no ver quienes son las victimas del terrorismo en éste pais.

Modestino dijo...

Hay cegueras largas y recalcitrantes.