Apenas recuerdo haber visto un par de películas en las que actuaba Quique Sanfrancisco, uno de esos incombustibles actores de los que algunos conocemos más su cara y su nombre que sus trabajos. Sanfrancisco me ha parecido siempre un actor bastante condicionado por su peculiar físico, muy encasillado en papeles cómicos y con unos innegables aires de personaje peculiar y estrafalario, aunque no carece de mérito ha trabajado con directores de la notoriedad de Eloy de la Iglesia, Manuel Gutiérrez Aragón, Alex de la Iglesia, Imanol Uribe y hasta Luis García Berlanga en la última película del gran cineasta valenciano, "París Tombuctu", sin olvidar su presencia en el teatro, donde intervino en obras tan distintas y significativas como "Misterioso asesinato en Manhattan" y "El enfermo imaginario". Su propia vida es digna de una película, pues estuvo en la legión, donde la "wiki" asegura que llegó a ser "francotirador" y él mismo reconoce que no se reenganchó porque su madre, la actriz Queta Ariel, fue de propio a buscarle a Fuerteventura; también anduvo enganchado en la heroína en los difíciles años 80 y ha sido un personaje con toques bohemios, noctámbulos y "golfos" ... y, por supuesto, alguien simpático y con pinta de que sus aficiones no le han llevado nunca a hacer daño a nadie. Con los años me enteré que era hijo del ya fallecido Vicente Haro, un secundario habitual del teatro televisivo de los 60 y 70, que en la época andaba unido a Ana María Vidal, con la que por mi ingenuidad infantil y los "maquillajes" de la época creía estaba casado, pues aún andaba en los tiempos en los que creía que los niños se engendraban por vía sacramental.
En la última página del Heraldo de Aragón de hoy domingo aparecía una sana y simpática entrevista con el actor madrileño que, sin decir grandes cosas, mostraba una naturalidad y, sobre todo, una independencia y libertad de criterio que me han gustado especialmente. Las palabras del actor que ha elegido Raúl Lahoz, un buen periodista aragonés, para el titular del reportaje ya me han parecido valientes: "El cine español continúa en el pasado más rancio", una afirmación susceptible de opiniones de todo tipo, pero que demuestra que Quique Sanfrancisco no se casa con nadie y que, desde mi punto de vista, pone el dedo en la llaga, anunciando que no cabe utilizar el calificativo de rancio solamente cuando de valorar a quien mantiene posturas conservadoras se trata, y bien claro tengo que el actor no es precisamente conservador, aunque en la propia entrevista asegura que no se pronuncia políticamente y no es de derechas ni de izquierdas.
Afirma Sanfrancisco que el cine español "necesita imperiosamente acercarse a la calle, tocar la realidad", añadiendo que "no ha evolucionado". Pero donde me he sentido más identificado con este individuo a quien creía -uno se equivoca con sus intuiciones más de lo que cree- frívolo y superficial, ha sido cuando ha asegurado literalmente que le parece "una aberración que todavía se busque como hilo conductor temas como la Guerra Civil, Franco, curas, ...", añadiendo que lo dicho le suena "a panfletario, localista, retrógrado" .. y preguntando a quien le entrevistaba si creía que "podemos exportar esta argumentación a alguna parte". Me temo que afirmaciones de este calibre le pueden suponer al artista que las ha realizado la interdicción entre determinados sectores del séptimo arte elevados a la condición de "lobby", pero denotan, desde mi punto de vista, un sentido común y una inteligencia notables. Hace tiempo que tengo la impresión de que se está tratando de suplir la falta de imaginación y el déficit de calidad y recursos intelectuales a base de recurrir a tópicos, sobreentendidos o reinterpretaciones de la historia.
En fin que cuando Enrique Sanfrancisco ya no es el actor joven y emergente que conocí, sino un casi coetáneo -nació en 1955- que peina canas y arrastra sus primeros achaques, ha engrosado la lista de personajes de la farándula que sigo con interés.
13 comentarios:
Me alegro mucho de conocer esa faceta. Yo pensaba que era uno más de los "artistas de la ceja". Un beso.
Afortunadamente hay vida más allá de la ceja.
A mí también me ha caído bien desde siempre.
Me lo imagino acodado en la barra de cualquier garito, con un vaso en una mano, un cigarrillo en la otra (cuando se podía, claro) y dándole al pico. Y yéndose del local, a regañadientes, cuando los camareros comienzan a pasar la fregona y bajar la persiana.
Seguro que resultaría fácil entablar conversación con él. Se me aparece como un tipo entrañable.
Si, como dices, ha criticado al cine ex-pañol, ya puede hacer las maletas e irse a Laponia, si es que quiere seguir trabajando de actor: ha quedado totalmente estigmatizado.
Aunque supongo que a los supervivientes como él, eso le importa un comino.
Que tengas una feliz semana, amigo.
Yo pienso que al personaje le trae al pairo que se cabreen sus colegas de profesión, a estas alturas poco debe de tener que perder.
Para un casi coetáneo tuyo, este Quique SanFrancisco se también se conserva como un auténtico pipiolo ;)
Aunque estoy convencido que este simpático "joven" nos gana de calle a ti y a mi juntos en gintonics y más de algún que otro whisky ...
Hoy me alegro de vuestro aperitivo.
Mañana me alegraré de nuestra comida.
Sí, debe de ser todo un profesional, ;). Se debe de conservar en alcohol, jejeje
Te tomo la palabra!
A mí me parece un tío con personalidad. No cabe duda de que sabe sacarle partido a su forma de ser y creo, tal vez por lo que comenta en la entrevista, que no se le ha sabido sacar todo "el jugo" que tiene como actor.
El nombre de Enrique Sanfrancisco ya predispone al espectador, como mínimo, a la curiosidad.
Es verdad que eligió bien su nombre de guerra.
Empezó a actuar en teatro a los 6 años haciendo una obra de teatro de Shakespeare: El sueño de una noche de verano. Y no era, claro, una obra del colegio, sino de una compañía profesional. Es un gran actor: aparte de su papel más habitual, ha hecho también de marica, de travesti, de yonki, de muchas cosas..Y en ninguno lo hace mal. Lo que pasa que en la tele lo vemos casi siempre haciendo lo mismo y con la coña de la cerveza.
Larga vida a Quique.
Gracias por la información, y sí: larga vida a Quique!
Le conoci en Tenerife, en servicio militar y me demostró sus virtudes como actor haciéndome creer que las lágrimas no le dejaban ver el contenido de aquella carta.
Después de 34 años le fui a ver en la comedia enfermo imaginario y le entregué en camerino esa foto que siempre guardé para el.
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