4 de marzo de 2014

Una noche en la alfombra roja




Nunca había visto en directo la Gala de los Oscar; jamás he estado suscrito al Canal Plus y no soy de los que tiendo a montarme verbenas conjuntas con tal fin, aunque sea costumbre que no me parece, en absoluto, criticable. Pero este lunes tenía una reunión en Madrid y al comenzar ésta a las 9.30, no hubo más alternativa que la de llegar la tarde anterior y hacer noche en la capital, pues el AVE que sale de Huesca cada mañana no llega a Atocha hasta bien pasadas las 10. En el Hotel que me habían asignado -el "Prisma", ubicado en la calle Santa Engracia- no sólo se veía el citado canal televisivo, sino que la habitación dispone de una salita contigua con sofá y tele de pantalla notable. Pensé que era la oportunidad de mi vida y me dispuse a disfrutar de los aconteceres que se sucedían sobre la alfombra roja.

Se que para muchos esto no es más que una americanada hortera, que hay quien cuestiona la seriedad de los premios y pone en duda que no haya apaños ni galardones pactados, pero he de admitir que me calé la boina de ciudadano poco exigente y disfruté como un niño con todo lo que allí sucedió. Ya la prensa, el resto de medios de comunicación y las redes sociales han comentado ampliamente detalles, anécdotas, valoraciones y demás, aunque no puedo dejar de decir que me encantaron las movidas de las pizzas y la foto de grupo, que fue divertido observar, entre otros, a Meryl Streep, Martin Scorssese y Harrison Ford toquiteando triángulos de pizza como niños de colegio, que me parecieron elegantísimas Julia Roberts, Jennifer Lawrence, Cate Blanchet y Sandra Bullock, guapísima aunque algo espectral Charlize Terón y que la presentadora, Ellen Degeneres, exhibió una soltura de la que deberían aprender algunos advenedizos y advenedizas locales.

Para mí en esa noche hubo tres momentos especiales que no quiero dejar de destacar. El primero de ellos tiene nombre propio: Lupita Nyongo. Desde el primer momento los comentaristas de la televisión dieron relevancia a esta joven de color, residente en Méjico, hija de dos importantes políticos de Kenia y con una sonrisa sincera pegada a su cara. Llevaba Lupita un llamativo vestido azul, color que ella mismo definió como "azul Nairobi" y que, por cierto, a algunos no les gustó nada. Una mujer simpática cuya presencia movía a la ternura y que ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su dramático papel en "12 años de esclavitud". El discurso de la galardonada fue uno de los momentos más emotivos de la noche y habría que haberme visto sentado en pijama en el sofá de la habitación del hotel, envuelto en una manta verde y llorando no se si cual Magdalena, cual Maruja o cual quinceañera. Luego me enteré que la actriz premiada había nacido en 1983, lo que no dejó de ser una siorpresa, pues me había parecido casi una niña, cuando era, por ejemplo, casi diez años mayor que su gran rival Jénnifer Lawrence.

El segundo momento llamativo de la gala, por supuesto desde mi punto de vista, fue el discurso de Matthew McConaughey, merecido ganador del Oscar al mejor actor; y más en concreto, el inicio del mismo. El protagonista de "Dallas Buyers Club" empezó sus palabras dando gracias a Dios, y pienso que lo hizo no como quien utiliza una cláusula de estilo, sino asumiendo su existencia -la de Dios-, dirigiéndose a Él ... al menos yo lo interpreté así. Y si me gustó no solo es por coincidir con mis convicciones, por la consideración de que en el fondo Dios está detrás de lo que nos pasa, e igual que permite, vete a saber por qué razón, el dolor y el sufrimiento, tiene que ver con nuestros éxitos, sino por lo inusual, por citarlo en medio de un ambiente, de una sociedad que en tantas cosas parece que ha prescindido de Él. Tras su agradecimiento inicial el actor desarrolló un discurso que me pareció más confuso, pero ahí quedaron sus referencias iniciales. A este actor le recordaba de su papel en "Tiempo de matar", un entretenida película basada en uno de los primeros libros de Grisham y de un papel secundario en un film que en su día me gustó mucho, "Lone Satr", aunque sin duda este premio puede revitalizar su carrera, como en su día ocurrió con Gene Hackman, Robert Duvall o Anthony Hopkins.

Mi tercera "emoción" no tiene que ver directamente con la gala, sino con una persona que se encontraba en los estudios de Canal Plus en Madrid comentando aquélla; generalmente uno tiende a pensar que se corre el peligro de que estos comentaristas se acaben cargando el acontecimiento principal, pero la madrugada del lunes en el plató se encontraba una chica rubia que me pareció verdaderamente encantadora desde el primer momento. Me gustó su discreción, su saber estar, la total ausencia de esa sofisticación, ese "divismo" que con frecuencia se observa en artistas y reporteros. Ni una palabra estúpida, ni un gesto chocante, tan sólo amabilidad, encanto y sentido común. La moza me sonaba, pero tuve que acudir a expertos, via sms -el experto es alérgico al washapp-, para descubrir que se trataba de Alexandra Jiménez, actriz que se hizo famosa con la mítica serie "Los Serrano"; para mayor "inri" comprobé que Alexandra es de Zaragoza, del barrio de La Romareda ... lo que confirmo que tenía buen ojo ... ¡pues claro que es una maravilla la tal Alexandra, como que es maña!

11 comentarios:

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Querido Modestino que encantadora y entrañable crónica de una noche que yo nunca tengo ocasión de ver en directo! Me ha encantado tu naturalidad y sencillez pero a la par, riguroso ¡muchísimas gracias!
Te leo siempre que puedo aunque sea desde el silencio...
Un abrazo
Asun

Susana dijo...

Me gusta el detalle de Matthew. Allí todavía no se avergüenzan de estas cosas. Un beso.

Modestino dijo...

Siempre eres bienvenida Asun ... seguro que llega tu ocasión de ver la gala. Un abrazo¡¡¡¡

Modestino dijo...

En España tiende a entrarnos un pudor absurdo, Susana.

sunsi dijo...

Me ha encantado este post, Modestino. Desborda entusiasmo... Y el entusiasmo se contagia. Enhorabuena.

Modestino dijo...

Sí, Sunsi, ya viene bien algo de entusiasmo ... ;)

Tommy dijo...

Pobre del que se ocurriera dar gracias a Dios al recibir un Goya. A ese le crucifican. Y la cara que iban a poner los Bardem, que para eso son los guardianes de la ortodoxia sociocultural. En cuanto a M.M., me temo que en España es mas conocido por aquel romance que tuvo con Penelope Cruz que por su carrera como actor. Pero el Oscar es merecidisimo, aunque me temo, querido Modestino, que "Dallas buyers club" no es una peli de esas que a ti te gustarian. Ahora mismo tambien se puede ver a Matthew en la serie de TV "True detective", a la que me he enganchado por recomendacion de una distinguida visitante de este blog.

Modestino dijo...

Lo de los Goya tiende a ser artificial y hasta "chusco".

Anónimo dijo...

Hay que brindar por Spike Jonze..

Zambullida dijo...

Vi la gala por Internet, a través de un canal portugués, sin comentaristas y sin subtítulos. Hacía siglos que no lo hacía y me encantó. Lloré también con Lupita y me emocionó el discurso del merecido ganador de Oscar, de Matthew McConaughey quien, tras el premio, ha decidido agrandar la familia y cuenta ya con tres retoños. Una maravilla.

Modestino dijo...

Un saludo Zambullida, un honor para esta casa.