Me he quedado sin hilos adecuados para este lluvioso viernes de septiembre, por lo que me veo obligado a adelantar la entrega de libros mensuales antes de que termine el mes de septiembre. Aparecen cuatro novelas, sin que entre ellas no haya ninguna de esas de cierta entidad y volumen, aunque no deja de tener su interés un clásico de la novela negra, dos relatos policíacos de personajes que ya han pasado varias veces por aquí y una magnífica disección sobre la Barcelona de posguerra.
"El hermano menor" es la quinta entrega de la serie que protagonizada por la juez Mariana de Marco comenzó José María Guelbenzu hace ya once años; he leído las cuatro anteriores y la novela, sin llegar a la, desde mi punto de vista, notoria calidad de la primera -"No acosen al asesino"- presenta evidentes similitudes con las anteriores: bien escritas, con capacidad de mantener la atención del lector de principio a fin de la lectura y con una forma de presentar el mundo policial y judicial que no responde plenamente al real. Guelbenzu es uno de nuestros buenos autores literarios y es algo que se nota al leer el libro, como queda dicho parte de una serie que no es más que una pequeña muestra de la obra literaria completa del citado autor. La juez Mariana de Marco tiene una personalidad fuerte y definida, tanta que absorbe todo el relato, presenta una implicación para resolver los casos que nop coincide en exceso con la propia de un juez instructor y mantiene una moral con la que sinceramente, no nos identificamos. Pero esto no quiere decir que el libro deje por ello de estar bien escrito y se llamativamente entretenido.
Llegó este verano a mis manos un ya trabajado ejemplar de "1280 almas", posiblemente la mejor obra de Jim Thompson, uno de los clásicos de la novela negra norteamericana, autor maldito en la época del Macarthysmo y del que hasta ahora no había leido nada. No cabe duda de que estamos ante una novela genuinamente negra, incluso un medio tan fiable en estas materias como la revista "El viejo topo" incluyó a "1280 almas" como la tercera mejor novela negra de la historia, tras "cosecha roja" de Hammet y "El largo adiós", de Chandler; estas opiniones, por mucho que se basen en encuestas objetivas, no dejan de ser susceptibles de diferentes opiniones, pero lo que no es discutible que estamos ante un libro mítico del género negro. "1280 almas", como al parecer toda la obra de Thompson, es una novela dura, con un contenido de alto voltaje, en cuanto el autor nos muestra un ambiente hostil, unos personajes violentos y unas descripciones que no excusan crudeza ni agresividad verbal. El protagonista, que narra el relato en primera persona, es el comisario Nick Corey, un policía corrupto y venal, un auténtico psicópata sin conciencia que no se para en barras a la hora de matar a quien haga falta para lograr sus propósitos; la maldad de tal personaje va apareciendo poco a poco y asoma casi sin que el lector llegue a estar preparado para asumir lo que llega a hacer el hombre. La acción se desarrolla en el imaginario pueblo de Potts County, un lugar de la América profunda que tiene 1280 habitantes ... De cualquier manera, por crudo que sea lo que se lee, "1280 almas" es, por encima de todo, una magnífica novela.
Recientemente falleció Esther Tusquets, la escritora y editora catalana de la que había oído hablar muy bien y de la que sabía muy poco; por esta razón cuando recorriendo las estanterías de la Biblioteca Pública de Huesca me topé con varios de sus libros, me pareció oportuno dedicarle un tiempo y me hice con "Habíamos ganado la guerra", un libro autobiográfico publicado hace tres años. En éste la escritora catalana relata sus años de infancia y juventud, que coinciden esencialmente con la posguerra española, convirtiéndose la narración en un interesantísimo análisis de la burguesía barcelonesa de esa época. Del libro me han llamado la atención tres cuestiones: la primera de ellas, lo bien que escribe Esther Busquets: tiene una prosa ágil, directa y facilita mucho la lectura; por otra parte, el relato es de una crudeza notable, la autora no deja títere con cabeza y el referido análisis de la sociedad catalana, a la que pertenecía, resulta ácido y demoledor; finalmente es llamativa la sinceridad de la autora, pues no ahorra el relato crítico cuando afecta a su propia familia, nunca me había encontrado con un relato autobiográfico en el que quien lo escribe carga sin piedad contra los suyos y contra sí mismo, y ambas cosas las hace Estherv Tusquets sin faltar por ello ni a la justicia ni a la caridad, pues todo lo hace con una elegancia y una honestidad llamativas.
He cerrado el mes recurriendo a lo seguro y he leido "Muerte en Estambul", la sexta entrega de la serie protagonizada por el genial comisario griego Kostas Jaritos creado por Petros Márkaris. Como suele ser habitual en Márkaris, la novela alterna la cuestión policíaca con las cuitas familiares del comisario protagonista, en este caso derivadas de dos asuntos concretos: él y su mujer Adrianí se encuentran de vacaciones en Estambul, un descanso interrumpido brúscamente por unos crímenes que obligan a Jaritos a ponerse a investigar y, de paso, mueven a la desesperación a su esposa, mientras que su hija Katerina, que acaba de casarse por lo civil, decide dar satisfacción a sus tradicionales padres y plantea desde Atenas su boda ante el altar. En esta ocasión la intriga planteada es francamente original y contiene un fondo de humanidad que la hace distinta, por mucho que no cabe hablar en esta novela de ningún tipo de giro ni sorpresa final tan propios de este género literario. En definitiva, un libro entretenido, sin excesivas pretensiones pero que se lee con agrado por la fluida forma de escribir del autor y la indiscutible simpatía de los protagonistas: no cabe duda de que Márkaris ha conseguido crear unos de los personajes más humanos de la literatura policíaca.
6 comentarios:
Esther Tusquets sólo porque editó Mafalda debería caerme bien pero tiene algo que me incomoda cuando la leo.
Yo la he leído por vez primera, y al andar muy lejos de sus convicciones y planteamientos en ocasiones lo que escribe me ha rechinado, pero lo pone con tanta elegancia ...
Por lo visto en ese libro autobiográfico, Tusquets alude al padre de los hermanos Maragall (Pasqual y Ernest) en una escena en la que anuncia la inminente liberación de Barcelona por las tropas nacionales (franquistas). Dicen que Maragall intervino para hacer desaparecer ese trozo del libro pero que hay ejemplares donde permanece.
Parece que la jueza Mariana de Marco va a dar para diez libros...
Las licencias que se tome el autor para confeccionar una novela negra por fuerza chocan con la realidad.Lo malo sería pensar que la realidad debe ser como en las novelas porque entonces sentiríamos que la vida es aburrida.
Ya se sabe que frecuentemente la realidad supera la ficción.
Yo leí la quinta edición y la escena ya no está ... Lo triste es que da la impresión de que si su padre fuera un golfo o un ladrón parece que les avergonzaria menos ...
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