10 de septiembre de 2012

El buitre fatigado


Leído en el Heraldo de Aragón del pasado viernes: "Cae un buitre fatigado en una avenida oscense".

La noticia venía en portada, y en la sección de Huesca se explicaba que el ave causó revuelo y estupor entre los transeuntes, que pasada la sorpresa inicial varios viandantes le dieron comida y que un experto en la materia lo recogió y llevó a un lugar adecuado para que se recuperara y pudiera volver a volar en unos tres días. Al parecer no es el primer caso y las altísimas temperaturas de agosto ya ocasionaron en su día la caída de otros ejemplares.

La noticia no tiene más importancia, pero me ha salido la vena alegórica y me he planteado si no irá ya siendo hora de que los "buitres se fatiguen"; porque la palabra "buitre" para el Diccionario de la Lengua Española es el "nombre común de diversas aves rapaces carroñeras falconiformes de aproximadamente 2 metros de envergadura alar, pico fuerte, cuello largo y desnudo con un collar de plumas más claras", pero la cosa no queda ahí, y hay una segunda definición que tiene plena actualidad: "persona que se aprovecha de los demás y, en especial, de su desgracia". Estamos en tiempos de buitres, la crisis que asola Occidente tiene también sus beneficiarios; tras esta larga recesión que está trayendo ruina, paro y depresión tienen necesariamente que ocultarse unos cuantos "espabilados" que se enriquecen a costa de la miseria ajena. A mí no me cabe en la cabeza que haya quien pueda dormir tranquilo sabiendo que engorda sus cuentas a costa de la desgracia ajena, pero salta a la vista que a estos límites hemos llegado. Por eso al ver en la prensa la foto del buitre agotado sobre la acera ha pasado por mi cabeza que el suceso pudiera contener sus connotaciones proféticas y estuviéramos ante una nueva perspectiva en la que los buitres -llámense mercados, entidades financieras, brokers, tiburones u otras zarandajas- comenzaran a notar el achaque de los excesos.

Pero me temo que no cabe hacerse ilusiones; el pobre pajarraco que se derrumbo sobre el asfalto no es más que un bicho poco agraciado y con mala prensa, pero que al fin y al cabo sigue sus instintos y procura salir adelante de la mejor manera posible. Los otros buitres, con cerebro humano y corazón de piedra, son insaciables, no se paran en barras y están dispuestos a seguir haciendo su agosto, porque a ellos no les afecta el calor, más bien se aprovechan de lo que se avalanza sobre nosotros como una plaga. Seguiremos esperando que asome la fatiga en los otros buitres.




10 comentarios:

dolega dijo...

No lo dudes. Esos no se fatigan para nada. Ponen el aire acondicionado, no pasan calor y están fresquitos para comer carroña las 24 horas del día.
Besazo

Modestino dijo...

Insaciables, por lo tanto.

Besazo también.

Susana dijo...

Precisamente estaba yo pensando en la gente que compra los pisos de las subastas y los embargos bancarios. Se deben estar forrando. Un beso.

Driver dijo...

Las aves carroñeras tienen en la naturaleza su función; completan el ciclo de la vida limpiando los cadáveres en estepas, sabanas y pedregales.
Como siempre, me impresiona cuanto nos aventaja el simple fluir de la naturaleza frente a la acción humana.
De hecho, cualquier manifestación humana que emula a la naturaleza, sale con ventaja en la carrera de la vida.
Volando sobre el tartán.

Driver dijo...

¿A quién no le gustaría volver a creer en el ser humano?
Un regalito reconfortante:
http://www.youtube.com/watch?v=ekmMD8oYtJ0&feature=fvsr

Modestino dijo...

Buen regalito, gracias!

Modestino dijo...

Si mezclas a subasteros y buitres acabas no sabiendo quién es quien.

veronicia dijo...

Siempre les he tenido gran cariño a los buitres; los recuerdo de pequeña gigantescos tomando carrerilla para intentar despegar el vuelo sin éxito por el atracón que se habían dado con los cadáveres de una granja de cerdos (entonces se podian dejar animales para que los devorasen los carroñeros)

El año pasado mi padre encontró uno agotado y deshidratado en mitad del campo y lo llevó a casa donde lo cuidaron esa noche hasta que el SEPRONA lo recogió al día siguiente...

Como dice Driver son parte del ciclo de la naturaleza; pero las personas que se lucran con la desgracia son seres malvados, su comportamiento me repugna viviendo y fomentando la desgracia de sus semejantes.

tomae dijo...

El otro día entró una paloma en el salón de mi casa, yo hacía la siesta y me pegó un susto increíble ... te aseguro que no supe ni reaccionar.

Supongo que los hombres estamos cada vez más distanciados de los otros seres de la naturaleza, pero me molestó que esa paloma urbana interrumpiera mi descanso ...

Modestino dijo...

Las palomas no son precisamente animales gratos, hay quien las llama ratas del aire.