Estuve el otrro día en una comida homenaje a una persona que se despedía de su trabajo y de la ciudad donde lo ejercía; con los cafés llegaron los discursos, esos momentos en los que uno escucha a veces palabras de compromiso, en otras mensajes llenos de cariño sincero y emotivo y en alguna ocasión comentarios geniales e ideas interesantes. En esta ocasión uno de los que intervinieron cito la frase que encabeza el post atribuyéndosela al gran escritor argentino Jorge Luis Borges. La verdad es que no he encontrado en internet ninguna mención que confirmara que Borges es el ideólogo de la frase, pero ésta me pareció con la suficiente enjundia como para convertirla en protagonista de una entrada. La amistad, sin ninguna duda es una de las cosas más bonitas que te puede pasar, y aunque con esa facilidad que tenemos para generalizar, y a veces para frivolizar, acabamos calificando como amigos a bastantes personas, por mucho que la profundidad y el calado de lo que es una verdadera amistad lleva a concluir que amigos de verdad son unos cuantos menos que aquéllos a los que calificamos como tales. En cualquier caso, y a diferencia de la familia, los jefes o los compañeros de trabajo, los amigos suelen ser gente a las que elegimos personal y libremente.
La amistad no necesita presencia ... conforme cumples años adquieres más experiencia en eso de tener amigos lejos; en ocasiones se marchan, en busca de éxito, de amores, de prosperar, .. otras veces eres tu el que se va lejos, porque ha surgido el momento de tomar una decisión difícil ... Y la amistad permanece en la distancia, por mucho que suele ser inevitable que conforme se aleja el momento de la despedida, el día en que uno por razones que sean pone con los amigos kilómetros por el medio, la relación directa puede ir reduciéndose, los contactos escasear cada vez más y hasta pasa mucho tiempo sin que el uno sepa nada del otro; pero si la amistad es de verdad, si hay algo más que una simple empatía, que el mero haber tenido una buena relación, el cariño permanece y el fuego de esa amistad se aviva en cuanto se recupera el contacto. Así, cuando uno vive la triste experiencia de la muerte de un amigo, aunque lleve tiempo sin haberle visto, sin haber charlado con él, sufre igualmente el vacío de la ausencia, porque antes sabías que "estaba allí" y ahora falta, y ese faltar lo notas y se pasa de la presencia a la ausencia ... por mucho que a partir de entonces esa presencia empiece a serlo de otra manera.
7 comentarios:
la amistad verdadera es un amor incondicional, por eso no necesita presencia. Pero también es cierto que deberíamos cuidar más a nuestros amigos, en un mundo lleno de inmejorables medios para comunicarse, a veces somos nosotros mismos los que las alejamos estando a nuestro lado.
Un saludo modestino
la amistad verdadera es un amor incondicional, por eso no necesita presencia. Pero también es cierto que deberíamos cuidar más a nuestros amigos, en un mundo lleno de inmejorables medios para comunicarse, a veces somos nosotros mismos los que las alejamos estando a nuestro lado.
Un saludo modestino
Un saludo Noemí, es cierto que a veces tenemos demasiado tiempo para unas cosas y poco para los amigos.
Doy fe de que todo eso que dices es verdad. Además - como todos los afectos - debe haber un grato pero esfuerzo por cultivarlos ya que el roce hace el cariño.
También es cierto ...
Presencia fisica o no; que siempre se salva por un amigo, también esta el telefono, el wasap los mail y hasta el correo de toda la vida.
Un amigo siempre esta presente cuando se le necesita; por eso es un amigo.
Huy, el correo "de toda la vida" me parece que cada vez es menos de toda la vida.
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