Para los lectores todos los días son buenos, cualquier apasionado del tema siempre encuentra una excusa para adquirir, tomar prestado o agenciarse por cualquier otro medio lícito un libro que echarse a la boca; no obstante, imagino que por idea de los estudiosos del comercio y el marketing, hace ya mucho tiempo que para San Jorge, a quien los aragoneses hemos adoptado como patrón, se extienden por el mapa español todo tipo de ferias del libro y el propio día 23 es considerado como Día del Libro. Es por esta razón por la que he tenido la ocurrencia de dedicar la entrada de hoy a enumerar una serie de lecturas de hace bastantes años que fueron de mi agrado, sin que ello signifique que dicha relación suponga un orden de prelación de los mejores libros que he leído, sino una simple nómina de libros que recuerdo con agrado y que han ido llegando a mi cabeza sobre la marcha.
Wenceslao Fernández Florez es uno de esos autores españoles que posiblemente deberían ser mucho más leídos de lo que realmente lo son; fue un gallego culto y ocurrente, que destacó por una prosa llena de ironía, sentido del humor y una afilada crítica social. Novelas como "Volvoreta" o "El bosque animado" son excelentes, dos muestras de la mejor literatura española del siglo pasado. "El malvado Carabel" es la disparatada historia del típico solterón de clase media al que todo le sale mal, llegando a la conclusión de que su problema radica en que siempre se ha comportado correctamente, iniciando una lucha denodada por actuar como un pérfido; los hechos demuestran que en la realidad hacer el mal es algo tremendamente complicado. Se trata de una novela deliciosa, escrita con una sencillez que no puede impedir comprobar que Fernández Flórez tiene una forma de escribir magnífica; un libro para disfrutar mucho.
El segundo libro que me ha venido a la cabeza tiene también autor gallego: Gonzalo Torrente Ballester; el autor nacido en la localidad de Serantes -hoy integrada en El Ferrol- escribió novelas excelentes -"La saga/fuga de J.B.", "Filomeno a mi pesar", "Crónica del rey pasmado", ...-, amen de teatro y ensayo, pero pienso que "Los gozos y las sombras" son lo mejor que hizo. La serie de televisión que protagonizaron Eusebio Poncela, Amparo Rivelles, Charo López y Carlos Larrañaga, que por cierto no he llegado a ver nunca, volvió a poner de moda esta larga novela publicada en tres entregas, entre 1957 y 1962 -"El señor llega" (1957), "Donde da la vuelta el aire" (1960) y "La Pascua triste" (1962)- , que recuerdo adquirí en el mercadillo que se instalaba los domingos por la mañana junto a la Catedral de Tarragona. Se trata de un relato ambientado en un imaginario pueblo de la costa gallega en los años inmediatamente anteriores a la guerra civil española; se trata de un magnífico relato sobre la sociedad gallega de la época, en él Torrente Ballester decribe la lucha entre el viejo y nuevo poder que representan a decadente nobleza "de sangre" hereditaria y la nueva nobleza "plebeya" poseedora de los medios económicos de producción. Cuentan que la serie televisiva de 1982 fue capaz de darle al autor gallego la fama que hasta entonces se la había negado. Es completamente justo que se haya calificado a la "trilogía" como una de las obras cumbre de la literatura española del siglo XX.
A Alejandro Casona hay que incluirle dentro de la corriente denominada "teatro poético", heredera del modernismo impulsado por Rubén Darío; ya conté en su día que uno de los mejores profesores que tuve en el bachillerato fue el que me dio literatura en 6º y uno de los recuerdos que me quedaron de sus muchas -y buenas- recomendaciones fue la de "Nuestra Natacha", una de las piezas escritas por el autor asturiano y al que dicho profesor calificó como "obrita deliciosa". Me quedé con el apunte, aunque tarde algo más de tres décadas en hacerle caso. Comprobé la enorme razón que asistía a ese buen maestro y leer "Nuestra Natacha" fue, efectivamente una delicia. Se trata de una obra ambientada en el mundo estudiantil universitario, y nos habla de amores juveniles, inquietudes y desencuentros. Natacha es un personaje entrañable y en torno a él gira todo el argumento. Se ha dicho que fue la obra más revolucionaria y combativa de Casona, y también la más alegre y esperanzada, testimonio de una juventud que fue destruida para siempre durante los tres años de la cruenta guerra civil española. Evidentemente leer teatro no resulta tan grato como ver la obra representada, pero creo que vale la pena, igual que otras obras de Casona como "La dama del alba", "Los árboles mueren de pié", "La barca sin pescador" y alguna más.
Es bueno volver de vez en cuando los ojos a un clásico; y entre éstos quién mejor que Stendhal, uno de esos escritores franceses del siglo XIX que nos dejaron auténticas joyas que combinan un poderoso contenido romántico con una notable crítica social. Las novelas de Stendhal recrean perfectamente el clima moral y social de la Francia de la Restauración, y en concreto "La cartuja de Parma", posiblemente su obra cumbre -sin olvidar a "Rojo y negro"- tiene su punto fuerte en la psicología de los personajes, describiendo a la vez un ambiente superior. Cuentan que esta novela la escribió Stendhal en dos meses y que tuvo que ir improvisando historias y protagonistas, algo que no le impidió hacer un libro redondo. "La cartuja de Parma" narra la historia de Fabricio del Dongo durante los últimos años del dominio napoleónico en Europa. El libro tiene ritmo pausado, firme, hipnótico, con una trama bien enlazada, giros inesperados y con un final explosivo pero que lo deja todo en el aire.
En este elenco, absolutamente aleatorio y caprichoso, no podía faltar algo del género policíaco; entre tantísimas novelas de este tipo que han pasado por mis manos he elegido una de Georges Simenon, el mítico autor francés que posiblemente compite con Agatha Christie en el liderazgo de la historia de la novela de intriga y cuyo personaje del inspector Maigret me parece sencillamente genial; las relaciones de éste con su esposa, el ambiente de su trabajo en la "Sureté" y, muy especialmente, lo bien que nos sitúa en los diversos rincones de París y alrededores: las casas de vecindad, los comerciantes, los oficinistas y empleados rancios y oscuros, la bares cutres del puerto, ... convierten la lectura de sus breves novelas en ratos inolvidables. Entre tantas joyas he elegido "El hombre del banco", novela que si no recuerdo mal leí con el título de "El hombre de los zapatos amarillos", una historia verdaderamente original en la que, muy por encima de la averiguación de la identidad del asesino -que siempre lo hay- tiene el interés de comprobar la disección de una sociedad que no se libra de la crítica de Simenon: la vanidad en torno a la posición social, la insatisfacción personal, la insinceridad, las apariencias, ... Yo me decidí a leer a Simenon a raíz de un coleccionable de Heraldo de Aragón, sólo lamenté haber tardado tanto en hacerlo. Este libro me gustó mucho, pero hay muchísimos más: "Los sotanos del Majestic", "El caso Saint-Fiacre", "Firmado Picpus", "Liberty bar", "Maigret se enfada", ...
15 comentarios:
Salvo Stendhal, que no lo conozco, todos los demás forman también parte de mis favoritos de siempre. Un beso.
¡Feliz día del libro!
Desde Barcelona me permito enviarte una rosa. Elige el color que más te guste.
Tomo nota del libro de Casona , un autor creo que totalmente olvidado ,y del que sinceramente nunca he tenido curiosidad, pués siempre he pensado que debería ser mortalmente aburrido, ya sabes !la ignorancia es atrevida!.
En cuanto a los demás totalmente de acuerdo,pero por cierto falta hablar del Quijote, yo lo estoy leyendo ahora después de haberlo sufrido en el Instituto y estoy entusiasmada.Feliz día del libro
Estoy ahora en fase de ir incluyendo grandes escritores de siempre entre mis lecturas: reanude Galdós, estoy con Baroja, y tengo en cartera a Balzac, Dostoyevsky y Tolstoi, en concreto "Anna Karenina".
Rojo o amarillo, te correspondo con otra flor!
Al ser teatro siempre será más ameno verlo representado que leerlo.
"El Quijote" es una asignatura pendiente.
Me pongo delante de "mi biblioteca" y no veo libros- ni leidos la mayoria ni por leer- veo mi vida.
Veo el esfuerzo que hice para comprar los primeros porque todo mi dinero se fue en ellos, veo como en los momentos mas amargos he tenido un libro a mano para huir a otra realidad. Veo mis favoritos que no son obras cumbre de la literatura pero si los que me cambiaron la forma de ver la vida. Veo los que me han regalado "mis joyas".
Las rosas se marchitan, pero los libros viven para siempre.
Felicidades por la selección de libros, Modestino.
Para mí, San Jorge (o Sant Jordi) es el día más hermoso del año.
Ya he estado dando una vuelta por la Rambla y he comprado tres libros para regalar a sendos amigos.
Para mí, me he retenido bastante y solo "he pecado" con la última novela de Don DeLillo, "Fascinación".
Pero la tarde es larga y cabe la posibilidad de que vuelva a pecar. La carne es débil.
Salud!
...ya me gustaría "pecar" rambleando como dice Brunneti , ahora me voy con mi hija a la Calle Mayor de LLeida seguro que sucumbiremos a alguna de esas tentaciones literarias, todo sea porque crezca el PIB!
Muy bonito!, es verdad, los libros son también recuerdos, evocaciones, nostalgias, ideas formadas, ...
De Don de Lillo hace tiempo que tengo en mi estantería "Ruido de fondo", acabo de enterarme que le llaman el poeta de la paranoia ... Vaya apodo!
Tomae, son pecados con eximente completa: buen paseo y buena compra, que la buena compañía está asegurada.
No es por nada, Tomae, pero convendrás conmigo en que, aunque la calle Mayor de Lleida tiene su encanto, no soporta una comparación con nuestra Rambla Nova, una de las calles o avenidas más hermosas de España (me atrevo a afirmar).
Aun así, espero que te lo hayas pasado muy bien paseando y husmeando libros con tu niña.
P.D. Por cierto, esta Semana Santa, siguiendo tu consejo, estuve comiendo en la Brasería Isidro con unos amigos. No nos defraudó. ¡Gracias!
"Ruido de fondo" está considerada una de las obras cumbre de DeLillo, así que podrías hincarle el diente, a pesar de no ser una novela muy recomendable para personas aprensivas o hipocondríacas.
Cada vez que escucho o leo el nombre de Don DeLillo, indefectiblamente me acuerdo del ínclito Juanma Lillo....
Perdona esta broma tan fácil.
Yo no sólo soy también víctima de esa relación mental Don de Lillo/Juanma Lillo, sino que antes he estado a punto de poner el nombre equivocado.
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