El pasado 29 de marzo, paralelamente a la famosa huelga general, se produjeron en Barcelona una serie de disturbios cuya gravedad no se debería minimizar; calles cortadas a la circulación, agresiones indiscriminadas, escaparates rotos, contenedores quemados, ... todo un muestrario de agresividad, violencia y visceralidad que no cabe calificar más que como delincuencia pura y dura. No se trata de criminalizar la huelga ni el derecho a manifestarse, entre otras razones porque la jornada, independientemente de las habituales guerras de cifras, se desarrollo en un clima de bastante tranquilidad y la mayoría de las numerosas manifestaciones habidas a lo largo de nuestra geografía si se caracterizaron por algo fue por el tono pacífico y cívico de las mismas, pero no cabe duda de que lo ocurrido en la ciudad condal es preocupante, fundamentalmente porque llueve sobre mojado, hay un caldo de cultivo que no intuyo irrelevante y si no se pone remedio la cosa irá a más y puede acabar teniendo consecuencias muy graves.
Se me dirá, posiblemente sin falta de razón, que siempre hay violentos que tratan de sacar partido al río revuelto, que estos personajes aparecen también en otras ocasiones, por ejemplo cuando el Barça gana la Liga, pero llama la atención que lo más grave siempre ocurra en la misma ciudad. Sinceramente, pienso que se les ha dado alas, que desde algunos sectores se ha observado a estos individuos con cierta condescendencia, como quien mira a unos hijos rebeldes, a unos muchachos con ganas de jolgorio que a veces no miden sus actos pero en el fondo "son jóvenes", ... y en cierta manera "son de los nuestros". Deberíamos aprender a distinguir el simple hecho de pasarse de frenada de lo que es pura y llanamente genuino vandalismo, hechos tipificados clara e indubitadamente en el Código Penal. Cuando escucho a algún que otro político y a más de un artista de esos de aspecto desaliñado y barba mal afeitada no se si me encuentro ante un ingenuo con mentalidad de estudiante de los 70, ante un irresponsable que no sabe lo que dice o ante un estúpido que se cree un líder ciudadano y no es más que un torpe bufón.
Pienso que hay que tomar medidas legales con valentía y fortaleza, sabiendo que el respeto al Estado de Derecho pasa por garantizar la convivencia y extirpar actitudes que la ponen en peligro. Ante hechos que suponen un riesgo próximo y evidente para la estabilidad y la paz ciudadana no valen medias tintas: "doctores tiene la Iglesia" y habrá quien sepa como elaborar la legislación adecuada, para la que sería bueno un mínimo consenso y que dejáramos a un lado la demagogia y el infantilismo que a veces prodigan nuestras "cabezas pensantes". Si cada vez que alguien protesta, y los tiempos que corren son propicios a ésto, unos cuantos energúmenos -me temo que no son precisamente cuatro- convierten la ciudad en un frente de guerra y quien debe hacerlo no sabe poner coto a esta situación, estamos apañados.
7 comentarios:
No sería la primera vez que estas situaciones acaban generalizándose. La verdad es que hay quien no aprende nada de la historia. Un beso.
Yo en Cataluña veo las taras heredadas del tripartito, aunque tal vez me falten datos y no sea objetivo.
Han utilizado a esos jóvenes a la manera de las partidas de la porra para amedrentar a los disidentes. Detrás de ellos está el largo brazo de ETA.
Cada día que pasa se incrementa la impresión de que ETA y su entorno ha ganado la batalla ... aunque espero equivocarme.
¿Tanto os escandaliza que se queme algún contenedor o se rompan los escaparates de algún comercio para llamar la atención, cuando se estan sacando familias a la calle porque no pueden pagar la hipoteca o el alquiler, no porque no quieran sino por que están sin trabajo?
Yo creo que no está mal que la juventud demuestre que no está muerta,les toca a ellos luchar por tener una sociedad más justa.
Hay formas y formas de hacerlo. Para mí la violencia no tiene justificación nunca, y los comerciantes no tienen la culpa. Dudo que quienes queman contenedores luchen por una sociedad más justa.
Ah, y no me escandaliza, como tampoco estoy conforme con los desahucios indiscriminados ni algunas formas de hacer de los bancos.
Simplemente hay formas de protestar que me parecen penosas, y sobre todo dudo del idealismo de quienes actúan como algunos de los que intervinieron en los incidentes de Barcelona: a lo mejor si estudiamos sus historias personales ni han luchado en su vida en serio por su futuro, ni defienden ideal alguno ... e incluso puede que unos cuantos ni siquiera son jóvenes.
Me temo que la sociedad no es excesivamente justa, pero apañados vamos si la tienen que arreglar algunos. Otra cosa es que tras años de corrupción y desatinos sea lo que nos hayamos merecido.
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