En estos tiempos de crisis el ciudadano, como no podía ser de otra manera, anda caliente y crispado; solamente falta que algunos se dediquen a la caza mayor para que muchos nos preguntemos si estamos haciendo el primo, si quienes rigen nuestros destinos tienen algo de pudor para estar a la altura de las circunstancias. Pero no quería hablar ni de elefantes ni de Botswana, sino de algo más profundo y más constante: ¿es justo que mientras países enteros se ven condenados a la miseria y sus habitantes se mueren literalmente de hambre, e incluso en naciones como la nuestra crezca cada día el número de familias que tienen que acudir a la caridad pública para sostenerse, haya unos pocos a los que no parece afectar la crisis y tienen cada día más ingresos, poseyendo cuentas bancarias que si accediéramos a ellas dejarían sin sentido a la mayoría de los individuos de a pié?.
La sociedad, afortunadamente, evolucionó a lo largo del siglo pasado hacia un mayor igualitarismo; hechos como la aparición de las clases medias, el acceso bastante generalizado a los estudios superiores de jóvenes de todas las clases sociales y el incremento de la renta per cápita tuvieron como consecuencia que el nivel de vida aumentase y, en mayor o menor medida, todos pudiéramos disfrutar de los bienes más esenciales y unos cuantos de los supérfluos. Pero con la llegada de la recesión, nos hemos encontrado, casi sin previo aviso y con elocuente falta de costumbre, con la necesidad de apretarnos el cinturón, de renunciar a determinados gastos e iniciar una vida bastante más incómoda. Parece que han matado a la gallina de los huevos de oro, y de golpe y porrazo nos tenemos que acostumbrar a un nivel de vida que parecía habíamos dejado atrás.
Con toda sinceridad, creo que no nos queda más remedio que habituarnos a la austeridad, una forma de vida que bien asimilada no es mala, y si hay determinados gastos, costumbres o aficiones a los que habemos de renunciar, es la hora de hacerlo con la mejor cara posible. El problema está en que mientras hay familias con ingresos "cero", a muchos el sueldo nos lo han ido rebajando y nos tememos que la cosa no quede allí, el personal se acostumbra a la fuerza a apretarse el cinturón, las administraciones pagan cada vez más tarde y cada vez peor, se anuncian recortes en cuestiones de importancia vital y desde todos los lados se nos amenaza con más crisis, más penurias y menos ingresos, uno tiene la impresión de que todavía existen algunos a los que tal crisis no les afecta y siguen viviendo en una abundancia que si nunca puede parecer justa y equitativa, en las circunstancias actuales suena a burla y a delito. Los ciudadanos aprenden a resignarse, a asumir las épocas de vacas flacas, pero ni son tontos ni se chupan el dedo, y se rebelan, con toda la razón, cuando intuyen, si no es que directamente contemplan, que unos cuantos siguen viviendo como Maharajás.
Tengo la impresión de que se avecinan tiempos de grandes cambios, que nos dirigimos a una nueva era que impondrá sistemas nuevos, no estaría de más que fuéramos afinando a la hora de redistribuir riquezas y de que los esfuerzos que se nos piden se distribuyan proporcionalmente entre todos, empezando por, en palabras de Mafalda, "los egresados".
12 comentarios:
Los que mueven los hilos no van a permitir que se rompan. No les interesa. Los tensan hasta que barruntan que el personal está a punto de reaccionar.
¿Van a permitir que cambie monarquía por república?
¿Van a permitir que la economía retroceda tanto, que afecte a sus beneficios?.
Yo creo que no.
Dentro de nada ,ya están aflojando.
La lástima es que con sus juegos especulativos, han causado daño a mucha gente sencilla.
La gente que tiene altos ingresos suelen ser empresarios o artistas, es decir personas que arriesgan todo su patrimonio por un negocio y tienen éxito. No creo que se les deba culpar por ello. Luego están los que realmente se aprovechan de los demás, pero creo que no habría que juzgar a todos por unos cuantos, y además eso es peligroso. Ante un cambio radical de sistema, yo prefiero controlar el que tenemos. Un beso.
Para un día como hoy esta reflexión me entristece. Acumular bienes o hacer el bien...
La felicidad no la da el dinero. El amor esta por encima de todas las cosas. Puedo ser feliz con lo que tengo. Estoy orgullosa de lo que hago. Nadie excepto yo rige mi destino. El mundo es el que es; estaba antes de que yo llegara y seguirá cuando me vaya.
No me alcanza saber quién mueve los hilos; y sí, es muy triste saber de tanta gente al borde de la desesperación.
Pensaba más en grandes banqueros que en empresarios y artistas.
Buena consideración.
Y como en muchas ocasiones, los desmanes de unos cuentos los pagamos la gran mayoría o, dicho de otra manera, los que se equivocaron con unos cálculos y unas previsiones no responden, lo hacemos los que nada tenemos que ver con ello.
Contesto a tu pregunta: No, no es justo
Llevamos 21 siglos pagando justos por pecadores.
Pues no, no es justo, pero tendremos que adaptarnos nosotros! Como tú dices habituarnos a la austeridad. Yo hace tiempo que ando en ello... las circunstancias mandan.
La verdadera cultura es saber mantener unos niveles mínimos de dignidad.
La verdadera dignidad es saber mantener unos niveles mínimos de cultura.
Y ambos conceptos, sólo se sostienen con una economía madura y fuerte, basada en principios.
No en humo.
Yo veo que mucha gente sigue viviendo a todo trapo, o al menos a "buen trapo"; pero la carga tendría que soportarse proporcionalmente.
Hay vendedores de humo ... y compradores de humo. Es urgente encontrar quien de confianza al ciudadano y no se sí hay alguien así...
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