29 de octubre de 2013

El dilema de Diego Costa


Diego Costa es un futbolista brasileño que triunfa desde hace un par de años en el Atlético de Madrid, sin duda uno de los equipos más en alza de nuestro fútbol, posiblemente junto con el Barça y el Real Madrid -a pesar de sus "cuitas"- el único capaz de lucir con mínima brillantez por Europa. Pero la carrera de este ariete goleador en España no ha sido nada fácil, incluso hubo algún momento en que daba la impresión que iba a terminar siendo uno de tantos fichajes esperanzadores que se quedaban en agua de borrajas. Costa, que nació hace 25 años en una localidad brasileña con la curiosa denominación de Lagarto, llegó a orillas del Manzanares siendo un chaval de 18 años y procedente del Sporting de Braga portugués, viviendo en sus tres primeras temporadas un carrusel de cesiones: Celta de Vigo -30 partidos/5 goles-, Albacete -35/10- y Valladolid -34/8-, debutando con los rojiblancos la temporada 2010-11 -28/6- y siendo cedido al Rayo Vallecano mediada la siguiente -16/10-. Cuando parecía que el equipo que dirige el peculiar Enrique Cerezo -aseguran que sabe mucho de cine y poco de fútbol- le iba a traspasar definitivamente, el "Cholo" Simeone apostó por él y realizó una excelente campaña con los colchoneros, marcando 10 goles en Liga, 8 en la Copa -entre ellos el primero de la final ganada a los merengues- y 2 de la Liga Europea.

Costa, un ariete fornido, rápido y valiente, no es un hombre fácil, pues se trata del típico jugador con tendencia a la "bronca", que no se resigna a las tarascadas y provocaciones de los defensas rivales y con notable facilidad para discutir con el árbitro de turno. A eso cabe añadir que en el verano de 2011 se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco de la rodilla derecha, debiendo permanecer de baja durante seis meses. El camino de Diego Costa para triunfar ha estado, por lo tanto, trillado de obstáculos: una lesión gravísima, un carácter complicado y una condición de extracomunitario que cierra con frecuencia el paso a jugadores de valor en los equipos grandes, pues éstos tienden a encapricharse de demasiados jugadores caros con pasaporte extranjero.

Ahora Diego Costa, una vez acreditada su valía y con un explosivo comienzo de campeonato -lleva 12 goles entre liga y liga de campeones-, ha saltado a las portadas de la prensa deportiva nacional -ansiosa como siempre de novedades llamativas- al plantearse la posibilidad de que, una vez obtenida la doble nacionalidad, pudiera renunciar a la selección brasileña y vestirse la zamarra roja de la española. Desde un planteamiento puramente deportivo, no cabe duda de que el brasileño sumaría bastante a las prestaciones del ataque del grupo que dirige Vicente del Bosque, pues aunque Negredo siempre cumple, Villa, actual compañero suyo en el Atlético, sigue siendo un valor y Soldado, jugador antipático donde los haya, es buena alternativa, Diego Costa aportaría agresividad y olfato goleador. Pero tal vez sea momento de plantearse que el fútbol sea algo más que meros intereses resultadistas, y considerar si nos interesa tener en la punta de ataque de la selección a un personaje con tendencia al conflicto y los malos modos, además uno no puede evitar reflexionar sobre si Diego Costa se apuntaría a jugar con España por su afecto a nuestra nación, o en el fondo estaríamos "comprando" con dinero a un jugador al que no le importa ni poco ni mucho la bandera que defiende.

Por lo visto la pelota está en el alero, y día tras otro se suceden noticias que reflejan avances o retrocesos según el momento o el medio que los expone. Da la impresión de que se está aprovechando la coyuntura para vender periódicos, a la vez que surge la sospecha de si el jugador y su entorno también andan considerando eso de sacar provecho "a río revuelto".

5 comentarios:

paterfamilias dijo...

Advierto que quizá no soy objetivo, pero allá voy:

No soporto a Diego Costa. Tú, que eres buena persona, lo calificas como "con tendencia a la bronca", cuando en realidad es un pendenciero. Es un jugador que no sólo provoca a los defensas contrarios, sino que los agrede (sí, sí, agrede), pero casi nunca es expulsado.

Es evidente que el respaldo de la prensa deportiva madrileña (la que mueve los hilos porque la catalana no pasa de ser provinciana) ha hecho la mayoría del trabajo con ese lavado de cara, como en su día hizo con Pepe, jugador al que he visto hacer la entrada más salvaje que yo recuerdo (la sanción fue ridícula y ahora casi nadie asocia a ese jugador con aquella asesina acción). Esa prensa no sólo pone etiquetas, sino que también las quita, siendo el caso de Diego Costa uno más de ellos. Sin embargo, en esta ocasión se les ha ido la mano. Con la intención de limpiar su imagen ha ido más allá y ha provocado un debate (inicialmente artificial) acerca de si debe ir con España al Mundial o hacerlo con Brasil. Además del insulto que representa para todos aquellos jugadores españoles que optan al puesto, dan por hecho que irá al Mundial, con una o con otra selección, mientras que el resto de aspirantes deberá ganarse el puesto

Por favor, no nos tomen más el pelo y llamemos a las cosas por su nombre

Modestino dijo...

Estoy completamente de acuerdo con la manipulacion enorme de la prensa de Madrid, al menos de buena parte de ella. Diego Costa suele mostrar mal estilo yvsi jugara en el Levante, Sevilla o Malaga estaria crucificado.

Modestino dijo...

Por lo visto hoy se ha anunciado que Diego Costa renuncia a Brasil y jugará con España ... la suerte está echada.

Brunetti dijo...

En efecto, el dilema ya se ha despejado.

A mí me parece que este individuo es un quinqui que tiene la enorme suerte de jugar muy bien al fútbol.

Ahora que ha decidido jugar con España, el Ministerio de Justicia le concederá la nacionalidad en un tiempo récord (como ha sucedido en otros casos parecidos), pasando su expediente por delante de todos los que esperan ser resueltos algún día.

Este tipo de mamoneos e injusticias me solivianta.

Modestino dijo...

En este país el futbolista siempre ha sido un trabajador privilegiado.