"Según un estudio de Harvard, los seres humanos hablan de sí mismos por la satisfacción que les produce. Dedican del 30% al 40% de sus conversaciones a ello porque le resulta “intrínsecamente gratificante”."
Esta frase me ha mandado un amigo, conocido de esta casa, y realmente pienso que se trata de una consideración que esconde una verdad indiscutible ... aunque eso del 30 o 40 % mueve a pensar que han hecho la media a la baja, porque hay individuos que se dedican a sí mismos un tanto por ciento bastante mayor, yo aseguraría que no pocos se tienen a sí mismos prácticamente en exclusiva. Creo recordar que alrededor de este pensamiento ya he divagado en otras ocasiones, pero con la canícula de agosto y el entusiasmo propio de las fiestas de San Lorenzo se ha reduplicado en mi interior la aversión a quien tiene cargado el ego, porque cada vez me parecen más cansinos aquéllos que no paran de ponerse medallas, contar batallitas y/o dar lecciones.
Evidentemente nadie podemos decir eso de que "de esta agua no beberé", pero sería bueno que con la madurez, o cuando menos con el paso de los años, acabemos dándonos cuenta de detalles que a veces parecemos ignorar: nuestras vidas y obras no son tan interesantes como pensamos, a la gente le pueden cansar nuestras cuitas, incluso hasta les puede costar creérselas y lo bueno de una tertulia, encuentro o conversación está en el intercambio y no en el acaparamiento. Además, tanta egolatría suele llevar aparejados daños colaterales, pues, posiblemente sin pretenderlo, quien tanto pregona sus hazañas y virtudes puede al mismo tiempo estar infravalorando al interlocutor, sino siendo molesto o inoportuno; también corre el peligro de fomentar la huida o el esquinazo ante su presencia y no darse cuenta que tras la sonrisa del otro puede esconderse el hartazgo y después de dar por terminada la conversación, la crítica o la mofa del resto. En esta vida hay que ser valiente y sincero, pero también discreto, prudente y oportuno. La frase de los "expertos de Harvard" supone, sin duda, un conocimiento profundo de la condición humana, ... aunque también me pregunto si esos "próceres" de Harvard se aplican a ellos el cuento.
No se porque razón, estas ideas me traen a la cabeza las inolvidables rimas de Jorge Manrique escritas ante el cadáver de su padre:
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
5 comentarios:
Yo concretamente con la persona que mas hablo en el mundo es conmigo misma y los Harvard se ha quedado cortos...:)))
-Hola tomae
-Hola amigo ¿qué tal?
Estupendamente, genial, una pasada :)
Narrador. Sr.Tomae, ha sobrepasado el 40% del comentrio...
Yo creo Verónicía que eso nos pasa a casi todos.
Tomae, que te doy.
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