2 de agosto de 2013

Francisco nos pone las pilas

 
Me he bajado de internet los discursos y homilías que ha pronunciado el Santo Padre en Brasil durante la última Jornada Mundial de la Juventud, incluida la última conversación en el avión con los periodistas que le acompañaban. Tengo que ir leyéndolas despacio para poder valorarlas y asimilarlas en profundidad, pero a vuela pluma creo que un emérito catedrático de Derecho Eclesiástico resumía muy bien la situación en su blog del "El Mundo": "este Papa va en serio". Francisco nos ha hablado de lo de siempre: oración, sacramentos y caridad, pero a la vez nos ha ido lanzando, apoyándose en lo anterior, una serie de comentarios que son como una especie de dardos que van directos a la cabeza y el corazón. Cuando el cardenal Bergoglio fue elegido y puso de manifiesto su predilección por los más desfavorecidos llamé por teléfono a una buena amiga de Tarragona que ha dedicado su vida a estos menesteres para felicitarla porque sabía que tenía que estar encantada con este hombre, la mujer, sensible y emotiva como pocas, me dijo que estaba segura de que Francisco quería hacer cosas grandes, aunque dudaba que le dejaran. Queda claro que en esas estamos, y aunque tal vez peque yo de ingenuo, pienso que alrededor debe de tener más bueno que malo e incluso encontrará ayuda en su misión.

Francisco tiene, además, una idiosincrasia propia, a mí el que se quede a vivir en Santa Marta o lleve zapatos negros es algo que casi desde el principio no me causó recelo alguno, aunque conozco a quien le sale algún sarpullido por ello, y veo cada vez más clara la universalidad de la Iglesia, el hondo calado evangélico de su mensaje, la bondad de su persona, cuando oigo o leo sus palabras, cuando voy entendiendo, a veces sólo intuyendo, su mensaje. Claro, que todos, al menos lo tengo clarísimo por lo que a mí respecta, tenemos que comenzar a asimilar que tal vez debamos de bajarnos de algún burro, dejar aparcado algún criterio, fijación o prejuicio, quitarle algo de importancia a alguna cosa y dársela más a otras cuestiones. Mal asunto si reducimos el mensaje del papa Francisco a términos de disputas políticas, a búsqueda de titulares periodísticos de alcance, a apropiación de opiniones o criterios, ... el Papa habla para todos los cristianos, y a quienes así nos consideramos nos corresponde escuchar, meditar y aplicarnos el cuento ... y es de agradecer que Francisco hable tanto al corazón y sea, es sólo percepción personal, más aficionado a lo concreto que a reglas y reglamentos, y que a la vez que predica con exigencia y claridad uno siente que prevalece el aire de la libertad y el aroma de lo divino.

8 comentarios:

dolega dijo...

Esperemos que el Papa siga su senda de hablar claro de cierttas cosa, de despojar a la iglesia de esa imagen burocrática que tanto daño le ha hecho.
Menos juzgar y más amar al prójimo y ayudar. ¡que ya era hora!
Besazo

Modestino dijo...

Yo creo que la Iglesia lleva 20 siglos instando a amar y ayudar ... otra vosa son las miserias y errores de sus jerarcas.
Leyendo todo lo que ha dicho Francisco en Brasil confirmas ese avance esperanzador, pero tambien dice las cosas por su nombre, ...e parece.
Otro besazo.

Susana dijo...

Me temo que hay una cierta tendencia a considerarle un Papa bueno, como si los anteriores hubieran sido malos. Yo no creo que se trate de salvar a la Iglesia, porque siempre ha estado en el lado de los buenos. Un beso.

Susana dijo...

No sé si me he explicado bien, pero da la impresión de que hay que reformar la Iglesia como si fuera un antro de perdición y digo yo, que ni era tan mala hace un año, ni va a cambiar tanto ahora.

Modestino dijo...

Yo soy de los que piensa en cada momento tenemos el Papa que necesitamos. De la bondad de papas como Benedicto XVI o Juan Pablo II Francisco es el primer avalista, y no digamos de Juan XXIII.
Lo de demonizar la Iglesia se hace a veces por maldad y a veces por ignorancia.
Pero los catolicos tenemos mucho que mejorar y sin duda este Papa nos ayuda mucho.

Driver dijo...

Aquel rebaño de ovejas temosas, caminaba aturdido por la ladera empinada de un monte rocoso.
Se empujaban, balaban, se atropellaban unas a otras en un desconcierto atroz y salvaje.
Por la noche soñaban con el lobo, que se las comía.
Por el día con los pastos verdes.

Andaban muy cansadas, sin siquiera entrever el más mínimo sentido a sus lanosas vidas.

Las había que se regodeaban en los placeres de su existencia animal.
Otras intentaban pensar, pero sus diminutos cerebros no daban para mucho.

Ni amaban ni dejaban amar.
Eran unas ovejas muy tontas.

El pastor intentó animar al rebaño y les silbaba largas letanías de sonidos limpios.

En las laderas de los montes rocosos, los silbidos del pastor se dejaban llevar por el viento gozoso.
Y llegaban tan lejos, que incluso los lobos, protegidos en sus madrigueras, escuchaban atentos.

Era la voz de Dios, tan limpia, que hasta los manantiales dejaron de hacer ruído.



Anónimo dijo...

Es que habla tan claro... será porque el español es su lengua materna que yo siento como si a ningun Papa antes hubiera entendido tan bien.
Me llega al alma que les haya dicho que eviten elegir obispos con mentalidad de principes, obispos cercanos, amables pacientes y misericordiosos.
Hablo con total ignorancia pero el color de los zapatos del papa es lo de menos al lado de los retos que tenemos como cristianos, es más prestar atencion a eso es perderse en los detalles y no ir al fondo de lo que es ser crisitianos.

Modestino dijo...

Desde luego, Francisco debe de estar poniendo nervioso a más de uno: adelante¡¡¡¡