8 de enero de 2013

¿Y eso de la excelencia?


Para quienes llegamos al uso de razón en los años 60 la palabra "excelencia" nos retroatrae a antiguos telediarios y retransmisiones, cuando David Cubedo y demás colegas hablaban de "Su excelencia el Jefe del Estado"; de esta manera el vocablo tiene connotaciones de desfiles, pantanos, discursos navideños y Consejos de Ministros en el Pardo o en el Pazo de Meirás. Pero esto no deja de ser episódico y, además, una broma; ahora se oye hablar de la excelencia desde puntos de vista distintos, tales como la búsqueda de la perfección, la autoexigencia o el afán de superarse cada día en el propio quehacer. Y esto es bueno, por supuesto ... ¿qué sería de la humanidad si Fleming, Madame Curie, Edison o Iohannes Gutemberg no hubieran luchado constante y concienzudamente por llegar a conseguir lo que consiguieron?. Quede constancia, por lo tanto, que me parece excelente el esfuerzo por hacer las cosas con la mayor perfección posible.

Lo que pasa es que cuando en según qué ocasiones y a según qué personas les oigo hablar de la búsqueda de la excelencia me empiezan a entrar los sudores fríos -incluso, a veces, la risa tonta- y no puedo evitar plantearme cuál es la subjetiva idea que de tal concepto tienen. Porque hay casos en los que al oír la palabra "excelencia" no puedes evitar caer en la tentación de poner en cuarentena lo que en pura apariencia es un buen deseo, una positiva intención, pero que en pura realidad esconde la vanidad de quien la usa, algún complejo interior o la simple visión cuadriculada o maniática de la vida, que de todo hay en la viña del Señor. Los años me han enseñado a no fiarme de quien "predica" de manera que las bondades que explica parece atribuírselas a su propio mérito, y dirigiéndose a ti desde arriba, como quien anima a llegar a una cima que él mismo hace ya tiempo ha superado. A mí me atraen más las personas capaces de rectificar, de reconocer un error, de disculparse, de buscar ejemplos lejos de sí mismo y de su entorno, independientemente de atracciones más o menos obsesivas por la excelencia o palabras sinónimas; o dicho de otra manera, intuyo que por esta vía se encuentran caminos más honestos hacia esa excelencia.

Los afanes de excelencia, que considero, insisto, naturalmente buenos, tienen otros peligros; uno de ellos es el perfeccionismo, ese afán por afinar hasta el detalle que deriva en obsesión y termina convirtiendo la virtud en manía. Dios nos libre de los chapuceros, pero también de quienes encuentran pegas a todo, de quienes no saben ni comprender yerros, ni ser flexibles ni funcionar sin receta, porque hay ocasiones en las que el afán de orden, la necesidad de cumplir al milímetro, la capacidad de descubrir fallos, ... roza la psicopatía. Y no es menor el peligro del voluntarismo, ese ritmo machacón de algunos que puede cansar tanto como el esfuerzo propio; salta a la vista que ha de educarse la voluntad, que no hay nada peor que fomentar la dejadez y el pasotismo, pero cuando te tropiezas con un "voluntarista", muy especialmente si no es excesivamente espabilado, puedes terminar con los nervios rotos. Todos hemos escuchado alguna vez eso de que "lo mejor es enemigo de lo bueno", no es mal lema, al menos de vez en cuando.


27 comentarios:

Tommy dijo...

Excelente la canción de Adamo que has puesto hoy, Modestino. ¿O es que no tenías a mano la de "es un muchacho excelente"?

Modestino dijo...

:), sería cosa de buscarla.

Susana dijo...

Habría que buscar ser personas excelentes en lugar de excelentes profesionales. Así nos irían mejor las cosas. Un beso.

Modestino dijo...

Y una mala persona ¿puede ser un excelente profesional? ... algo le faltaría.

paterfamilias dijo...

Uy, y desde que está tan de moda eso del coaching, la palabra excelencia se oye a cada momento.

Modestino dijo...

Hay mucho "verborreico" por ahí ;);););)

Brunetti dijo...

En todo caso, amigo Modestino, como diría Baltasar Gracián,
"Más valen quintaesencias que fárragos".

Un abrazote,

Modestino dijo...

¿sabes, amigo Brunetti, a quien escuch´´e por vez primera esa cita? ... a nuestro común amigo Fernando C., q.e.p.d., y lo dijo en Sala, con presidencia de quien en su día fuera vecino tuyo y grandísima persona, de los que quedan pocos: en su gremio y fuera de su gremio.

Anónimo dijo...

Al parecer la busqueda de lo excelente no tiene limite ,cada vez se solicita mas y mas,en cualquier aspecto.

Modestino dijo...

Hay que contar siempre con el factor humano, que somos imperfectos, que co...

Brunetti dijo...

En efecto, Modestino, esa era una de las frases favoritas (si no la que más) de nuestro añorado Fernando.

La tengo casi siempre presente y, al leer tu post de hoy, me ha vuelto a venir a la memoria.

Mientras nos acordemos de él de vez en cuando, no habrá muerto del todo.....

Driver dijo...

Lo de "la búsqueda de la excelencia" me suena a propaganda de máster de 50.000 pavos, donde a los alumnos se les insta a imitar a los conferenciantes, quienes tras recibir unos excelentes honorarios, crean un lenguaje endógino, autoalimentado, exquisito y elitista, con el principal fin de mantener su excelente "caché".

El no va más parece ser que son los "desayunos con personalidades", donde mientras le hincan el diente al excelente coisan, se glosan las cualidades del emprendedor, tales como:
"Buscar la excelencia"
"Retroalimentar los canales de información"
"Crear y mantener redes sociales que den valor a las ideas"
y..., la que más odio:
"ser especiales".
...
Pues bien, en el sumun del autoconsumo de placeres elitistas, las palabras se rebelan, convirtiendo la excelencia en una simple hoja de cálculo, "excel", manejada por un vendedor de excelente.
Excelente humo.

Modestino dijo...

Yo una vez asistí a un desayuno con personalidad en un Hotel sevillano; fui advertido que había que acudir de casa ya bien almorzado, pues no quedaba bien estar "jalando" mientras el VIP hablaba; no obstante comprobé que bastantes no se cortaban un pelo en vaciar las mesas de pastas y brioches.
En cuanto a los másters esos te pueden convertir en sabio y también en gilipollas.

Driver dijo...

Cuando desayuno con mis albañiles, corren los bocatas de panceta, las botellas de tintorro, las raciones de tortilla española y los contundentes bocadillos de calamares.
Si a alguien se le ocirriera decir que "queda mal comer en demasía", sería justamente bombardeado por una espontánea andarada de servilletas de papel, que en forma de bola o esfera, constituye la forma tradicional de protesta, en bares, cantinas, tabernas y ventas.
Lo curioso del caso es que entre bocado y bocado, he escuchado algunas de las mejores ideas de mi vida, algunos resumenes vitales de cuya transcendencia no se hacen eco los libros de filisofía y algunos consejos que en caso de apuro, son de gran ayuda.

que dificil la vida sin ti dijo...

Querido jusrisconsulto: Aparte del enjundioso fondo de tu post, me ha hecho mucha gracia que recuerdes la solemnidad de David Cubedo anunciando campanudo en Nochevieja "Les habla Su Excelencia el Jefe del Estado" y mi tío Vicente que era un guasón e.p.d. decía "¡Ya está aquí Paquito!"...
¡Ay Modestino tu y yo somos almas gemelas criados a los pechos de la misma generación!
Con todo mi afecto
Asun

Modestino dijo...

Driver, ¡no me digas que no hay carajillos!

Modestino dijo...

Sí Asun, crecimos con el NODO, los Chiripitiflauticos y las Galas del Sábado!. Un gran abrazo!

Driver dijo...

Carajillos, faria y mondadientes.
Lo que se dice un almuerzo...
EXCELENTE.

Modestino dijo...

Menos mal!, me habías dejado preocupado ;)

Driver dijo...

Cuando vengas a Madrid quedas emplazado a un almuerzo del calibre apuntado.
No hace falta comentarlo con el cardiólogo, ni con el dietista, no sea que la envidia enturbie sus mentes, descomponga su espíritu o enturbie nuestras relaciones profesionales con ellos.

Modestino dijo...

:) comprometido!

veronicia dijo...

Lo de usar la palabra excelencia a diestro y siniestro no es nuevo para los españoles... Felipe II tuvo que regular sobre la exageración en los tratamientos.
Algo parecido debe estar ocurriendo cuando se quita contenido al concepto de ser un profesional (con lo difícil que es en si mismo serlo y como si todo el mundo se comportara como tal...) y se usa una palabra vacía de contenido en realidad.

Modestino dijo...

Habrá que volver a los planteamientos de Felipe II :)

Brunetti dijo...

Antes, he olvidado decir que, en todo caso, y si me dan a elegir, prefiero mil millones de veces la excelencia a la estulticia que tanto abunda por ahí, en todos los sitios y a todas las horas.

Lo cual debe de significar, me temo, que me hago viejo a marchas forzadas.

Modestino dijo...

Por supuesto Brunetti, la estulticia, el feismo, la cutrez, ...

Anónimo dijo...

Modestino: Tal vez quisiste decir "cutre" cuando escribiste "cutrez"

Modestino dijo...

Posiblemente cutrez sea un término erróneo ... pido perdón por empelar vocabulario "cutre". Si, quise decir lo cutre.

Gracias¡¡¡