Se ha cumplido el primer aniversario del terrible accidente ocurrido en las inmediaciones de la Discoteca "Manhattan" de Huesca y en el que, además de perder la vida dos personas otras tres quedaron con secuelas gravísimas. El suceso, como es lógico, causó una terrible conmoción en la ciudad, que se llenó de dolor,a la vez que surgía espontáneamente, entre los familiares y amigos de los afectados y entre la gente buena en general una reacción unánime de repulsa y una lógica reivindicación de justicia.
Ayer domingo se celebró una manifestación por las calles oscenses en las que junto al apoyo a los heridos y a las familias de los que ya no están, se volvió a reivindicar Justicia y a reclamar el apoyo de las instituciones. Me pareces lógicas estas reclamaciones, a la vez que entiendo que la manifestación, tal como se desarrolló, supuso toda una manifestación de humanidad y sentido de la amistad. Todo un ejemplo la actitud de José Antonio Fernández, que perdió la vista y las dos piernas en el accidente: una demostración de entereza, de ganas de vivir y de saber enfrentarse con la adversidad, en su caso grandísima.
Las distintas administraciones, antes estas reclamaciones, tienen que responder estando a la altura, unos cumpliendo las promesas que hicieron en su día, otros poniendo los medios para controlar el cumplimiento de las leyes en materia de tráfico y la Administración de Justicia con un juicio que de a los damnificados la mayor satisfacción posible, que siempre será poca en proporción a su sufrimiento.
Pero a mí la manifestación de ayer me hizo pensar otras cosas. En primer lugar, pensé en la célebre definición de Justicia que nos da Ulpiano: dar a cada uno lo que en Derecho corresponde", y llegué a la conclusión de que eso es algo enormemente difícil, porque por un lado comprendo absolutamente las exigencias de quienes, de una forma tan triste, han perdido a un ser querido o han quedado lisiados de por vida, mientras por otro quiero pensar que para dar a cada uno lo que le corresponde no puede pasarse el límite que va de la justicia a la venganza, del "hacer justicia" al "ser justiciero".
Por esta razón, pienso que va a ser muy importante que el día del Juicio Oral cada cual cumpla con rigor y exigencia su papel: quien tenga que dictar sentencia ponderando todas las pruebas, respetando a las partes y al público y resolviendo con independencia, sin miedo a parecer blando si la verdad que surge del juicio lo exige y sin que le tiemble el pulso a la hora de imponer un duro correctivo si así corresponde; el Fiscal, actuando conforme a la ley, trabajando el juicio al límite y respondiendo a la exigencia constitucional de actuar con imparcialidad, pues a veces el ciudadano olvida que su papel exige ponderar lo que favorece y lo que no favorece a la acusación y los letrados, poniendo de su parte todos los recursos legales para defender los intereses de sus representados. No es tarea fácil, pero solamente así se podrá devolver, al menos parcialmente, la paz y la serenidad a quienes han sufrido tanto dolor.
Por otra parte, me temo que en ocasiones olvidamos que junto a las medidas legales y judiciales, que hay que exigir con toda la vehemencia precisa, es necesario que nos rearmemos de algunos valores; con frecuencia diaria vemos pasar coches tuneados y con la música a tope circulando a toda pastilla por el interior de la ciudad, cuando salimos a la carretera no es infrecuente observar barbaridades cometidas por algún que otro conductor, hay motoristas que parecen tener aspiraciones de jugarse la vida a la vez que ponen en peligro la de los demás, ...... por supuesto que las leyes penales y administrativas tienen que ser duras y quienes las aplican, implacables, pero también hay una responsabilidad previa de quienes a lo mejor, teniendo como padres o educadores esa responsabilidad, no han sabido formar suficientemente bien a esos infractores. Porque en estos problemas sociales, las leyes, las autoridades, los jueces son el castigo, pero no la solución.
Fotos: http://www.heraldo.es/; mrsbullet.blog.com
Ayer domingo se celebró una manifestación por las calles oscenses en las que junto al apoyo a los heridos y a las familias de los que ya no están, se volvió a reivindicar Justicia y a reclamar el apoyo de las instituciones. Me pareces lógicas estas reclamaciones, a la vez que entiendo que la manifestación, tal como se desarrolló, supuso toda una manifestación de humanidad y sentido de la amistad. Todo un ejemplo la actitud de José Antonio Fernández, que perdió la vista y las dos piernas en el accidente: una demostración de entereza, de ganas de vivir y de saber enfrentarse con la adversidad, en su caso grandísima.
Las distintas administraciones, antes estas reclamaciones, tienen que responder estando a la altura, unos cumpliendo las promesas que hicieron en su día, otros poniendo los medios para controlar el cumplimiento de las leyes en materia de tráfico y la Administración de Justicia con un juicio que de a los damnificados la mayor satisfacción posible, que siempre será poca en proporción a su sufrimiento.
Pero a mí la manifestación de ayer me hizo pensar otras cosas. En primer lugar, pensé en la célebre definición de Justicia que nos da Ulpiano: dar a cada uno lo que en Derecho corresponde", y llegué a la conclusión de que eso es algo enormemente difícil, porque por un lado comprendo absolutamente las exigencias de quienes, de una forma tan triste, han perdido a un ser querido o han quedado lisiados de por vida, mientras por otro quiero pensar que para dar a cada uno lo que le corresponde no puede pasarse el límite que va de la justicia a la venganza, del "hacer justicia" al "ser justiciero".
Por esta razón, pienso que va a ser muy importante que el día del Juicio Oral cada cual cumpla con rigor y exigencia su papel: quien tenga que dictar sentencia ponderando todas las pruebas, respetando a las partes y al público y resolviendo con independencia, sin miedo a parecer blando si la verdad que surge del juicio lo exige y sin que le tiemble el pulso a la hora de imponer un duro correctivo si así corresponde; el Fiscal, actuando conforme a la ley, trabajando el juicio al límite y respondiendo a la exigencia constitucional de actuar con imparcialidad, pues a veces el ciudadano olvida que su papel exige ponderar lo que favorece y lo que no favorece a la acusación y los letrados, poniendo de su parte todos los recursos legales para defender los intereses de sus representados. No es tarea fácil, pero solamente así se podrá devolver, al menos parcialmente, la paz y la serenidad a quienes han sufrido tanto dolor.
Por otra parte, me temo que en ocasiones olvidamos que junto a las medidas legales y judiciales, que hay que exigir con toda la vehemencia precisa, es necesario que nos rearmemos de algunos valores; con frecuencia diaria vemos pasar coches tuneados y con la música a tope circulando a toda pastilla por el interior de la ciudad, cuando salimos a la carretera no es infrecuente observar barbaridades cometidas por algún que otro conductor, hay motoristas que parecen tener aspiraciones de jugarse la vida a la vez que ponen en peligro la de los demás, ...... por supuesto que las leyes penales y administrativas tienen que ser duras y quienes las aplican, implacables, pero también hay una responsabilidad previa de quienes a lo mejor, teniendo como padres o educadores esa responsabilidad, no han sabido formar suficientemente bien a esos infractores. Porque en estos problemas sociales, las leyes, las autoridades, los jueces son el castigo, pero no la solución.
Fotos: http://www.heraldo.es/; mrsbullet.blog.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario