29 de octubre de 2015

Una inmensa belleza pelirroja

El pasado 24 de octubre falleció Maureen O'Hara: La verdad es que cuando me lo comentaron, lo primero que pasó por mi cabeza fue una sensación de sorpresa, pues no me podía figurar que aún viviera alguien a quien recordaba como protagonista de películas muy antiguas. Efectivamente, la actriz irlandesa contaba 95 años y con su fallecimiento regresan a la memoria trabajos inolvidables, una personalidad notable y una forma de encarar la vida que responde perfectamente a la idiosincrasia de los originarios de Irlanda. Maureen O'Hara fue una actriz de carácter, alguien que con una belleza llamativa y una capacidad de enamorar a los hombres, tuvo siempre algo más en su manera de actuar, ofreció no solamente glamour y romanticismo, sino personalidad y seriedad profesional por arrobas. Me ha llamado la atención el comentario que sobre ella se atribuye a John Wayne en el obituario de "El País" escrito por Gregorio Belinchón: “He tenido muchos amigos y prefiero la compañía masculina, excepto con Maureen. Ella es un gran tipo”.

Si tuviera que elegir un único film de la actriz fallecida, no tengo duda alguna que mi opción sería por "El hombre tranquilo" (1952), la inolvidable película que dirigió John Ford y en la que bordó el papel de recién estrenada esposa de John Wayne; un auténtico lujo cinematográfico que dura algo más de dos horas. Cuentan que O'Hara nunca se entendió con Ford, aunque con él rodó cuatro películas más: "¡Qué verde era mi valle!" (1941), basada en una excelente novela de Richard Llevellyn, "Río Grande" (1950),  un western imprescindible, "Cuna de héroes" (1955), junto a Tyronne Power y "Escrito bajo el sol" (1957). Para algunos, y a pesar de los desencuentros citados, Maureen O'Hara fue la genuina musa de John Ford. Y sin duda, también una de las mejores compañeras cinematográficas de John Wayne, pues a las ya citadas "Río Grande", "El hombre tranquilo" y "Escrito bajo el sol" cabe añadir que también trabajó con él en "El gran MacLintock" (1963) y "El gran Jack" (1971).

El primer éxito de la actriz fue "La posada de Jamaica" (1939), el último trabajo británico de Alfred Hitchcok, quien tras rodar la película se marchó a Hollywood, algo que hizo poco después O'Hara. Este film, aún siendo filmado en blanco y negro y con los más sencillos rudimentos d ela época, se sigue viendo en la actualidad con una atención e interés notable. Cuentan que fue descubierta por el gran Charles Laughton, quien pensó que vendería mejor que utilizara su segundo apellido, pues el primero, FitzSimmons, no parecía muy adecuado. A partir de ahí comenzó a destacar en otras películas como "Esmeralda la zíngara" (1939), un rem,make del jorobado de Notre Damme, "El cisne negro" (1942), "Buffalo Bill" (1944), "Simbad el marino" y "Débil es la carne" (1947), "Secreto de mujer" (1948), "Territorio Comanche" (1950) y "Lady Godiva" (1955). A partir de los años 60, los trabajos de Maureen no tuvieron el esplendor de obras anteriores, pero siguió rodando películas tan dignas como "Tú a Boston y yo a California" (1961) "Compañeros mortales" (1961), "Fiebre en la sangre" (1963) o "Una dama entre vaqueros" (1966).

Maureen O'Hara se casó tres veces, En 1968 contrajo matrimonio con Charles Blair, un exaviador de las fuerzas armadas dueño de una pequeña línea aérea, "Antilles Airboats". O’Hara se retiró del cine en 1973 tras el telefilme "El poni rojo" para colaborar con su marido en la dirección de la compañía. En 1978 Blair falleció en un accidente de aviación y O’Hara, derrumbada psicológicamente, se convirtió en la primera mujer en dirigir una compañía aérea. De su retiro solo salió en cuatro ocasiones para actuar: tres para la televisión —la última con "El último baile" (2000)— y una para el cine, como madre de John Candy en "Yo, tú y mamá" (1991).

En 2014 recibió el Oscar honorífico por su carrera, premio que había merecido mucho antes. Descanse en paz.


2 comentarios:

Tommy dijo...

Ay, "El hombre tranquilo". Imposible dejar de recordar, al hilo de tu brillante obituario, ese momento en que el simpático Michaeleen O. Flynn (Barry Fitzgerald) acude a casa de los recién casados la mañana siguiente a la noche de bodas y, viendo la cama destrozada en el suelo e imaginándose lo que en realidad no ha ocurrido, dice de Sean Thornton (John Wayne) aquéllo de "impetuoso, homérico".

No conocía eso del gran tipo que decía "el Duque" Wayne de Maureen O'Hara, pero es gracioso. Es como cuando a Pilar Miró osaban preguntarle por la identidad del padre de su hijo y contestaba con elegancia que ella no hablaba de esas cosas porque era un perfecto caballero.

Modestino dijo...

Ya sabes lo que se elucubraba acerca de la identidad del padre de Gonzalv Miró ... y es que en este país nos gusta mucho jugar a la intuición.