3 de septiembre de 2015

Para pensar ... para vivir

"Las personas autorrealizadas, magnánimas, tienden a aplicar el límite de su atención nutricia más allá de sí mismos y de "su tribu"... Y ya no solo su familia, sino sus vecinos, su país, toda la humanidad, e incluso todo lo viviente, y todo lo existente pueden ser incluídos en su ámbito de cuidado".


Me remitió el otro día esta frase una persona a la que conocí hace poco, con quien no tengo demasiadas ocasiones de hablar, pero que, entre algunos otros, posee el don de la especial sensibilidad y una permanente sonrisa en su cara, una de esas que "iluminan". He tratado de averiguar el autor de un pensamiento tan bonito, pero esta vez "google" no ha dado el resultado esperado. De cualquier manera, el hecho de no saber su origen no impide que me haya parecido una consideración profunda, una idea que te hace pensar.

No se si he captado bien el significado de tal frase, ni siquiera si la he calado en toda su extensión; es posible que me falte suficiente discernimiento para ello, con lo que espero no decepcionar a quien ha tenido el detalle de compartirla conmigo, alguien que me parece más profundo que yo. Eso sí, en cuanto leí el texto me vinieron a la cabeza dos ideas que intuyo deberían permanecer impresas en mi alma: el que hemos de aspirar a tener un corazón grande donde quepan todos, evitando ser excluyentes, sectarios, elitistas y la necesidad de evitar el peligro de aislarnos en nuestra "tribu", de convertir nuestra existencia en un mundo de vueltas dentro de una burbuja. En este mundo occidental donde nos ha tocado vivir, me temo que se ha fomentado demasiado el individualismo, y nos cuesta poco caer en el aislamiento y la insolidaridad.

Frecuentemente nos enrocamos en opiniones, posturas y modos de vida, y corremos el peligro de caer en una "cerrazón" que nos aisle e impida tanto disfrutar de amistades y experiencias reconfortantes e instructivas como desarrollar algo tan imprescindible para encontrar la felicidad como ayudar al resto del mundo. Las crisis económicas y políticas, la visión crítica de la actuación de otros, la codicia, la tendencia a crear enconos irreconciliables, posturas enfrentadas, el interés egoista por "trepar" social o profesionalmente, ... son actitudes y situaciones que han reforzado desde hace años, la tentación de algunos de vivir bajo la sombra de su tribu. La frase citada la tomo como un reto, y espero que quien me ha sembrado la inquietud me recuerde cuando sea preciso que debo de actuar con coherencia.

4 comentarios:

Driver dijo...

En enero conocí a los bereberes, los habitantes del desierto. Un territorio inmenso.
A veces no saben ni en que país están, entre las dunas de treinta metros de altura nadie ha sido capaz de marcar límites territoriales. El viento borra y entierra cualquier esfuerzo aduanero o administrativo.
"Vinieron los franceses y no pudieron con nosotros; luego los españoles y se repitió la historia ; los musulmanes ni lo intentan, saben que el desierto nos protege ".
Hombres que viven en un entorno natural duro, y a la vez se sienten protegidos por la inmensidad.
Por la noche se reúnen alrededor del fuego y cuentan historias.
También cantan, son de naturaleza alegre.
Su principal patrimonio es la libertad, y eso se nota.
Te piden que hables en tu lengua, pues eres para ellos una oportunidad de aprender cosas nuevas.
...
Sin estudios pero con un sentido común de primera especial.
Tres días con ellos es el equivalente a un mes de seminario especializado en Occidente.
...
Nunca antes tuve una compañía más atenta. Me pasé una noche entera escuchando sus historias, planteé tres cuentos míos.
Y claro, aprendí y sentí.
El desierto me ayudó a sentirme libre por unos días.
Y fue en esos momentos donde pude disfrutar de lo que realmente es la potencia de la condición humana.
Podemos aspirar a ser felices y sabios, pero sinceramente, ya me conformo con sentirme un poquito beréber.
Gente que no conoce el insomnio y que canta a la libertad.
Bajo unos estrellas que son gratuitas y brillantes.

Modestino dijo...

Que magnífico comentario, Driver. Gracias por aportar ... la de experiencias que me faltan¡¡¡

Marta dijo...

Driver:

Qué belleza, tu compartir: bella poesía narrativa que lleva al alma a volar libre.

Algo en nosotros cambiaría si nos reuniésemos, a contar y escuchar historias y cuentos, y fábulas y leyendas… a cantar canciones que cantan a la libertad, espantan miedos y conectan miradas de jóvenes, niños, padres, abuelas con nietos y tíos solteros… cada tarde o cada noche alrededor de una tele apagada, en silencio.

Mi confianza está en que los bereberes aún comparten con nosotros este brillante cielo estrellado. Libre y abierto.

Driver dijo...

Eran muy listos, la verdad.
"Nace con cuernos, luego los pierde. Y al final de su vida, le vuelven a salir "
Aquel beréber junto al fuego, quiso proponer una adivinanza.
Ni los japoneses, ni los alemanes.
Ni los suecos, ni los italianos.
Nadie de aquel grupo sabía la respuesta.
...
Pensamos y pensamos, pero que si quieres arroz, Catalina.
...
Entonces me levanté, me puse delante del bereber Y me rendí.
En representación del mundo occidental, de la jurisprudencia, de la Ley de Gravitación Universal, de la Unión Europea y del cálculo infinitesimal, me rendí del todo.
Y le supliqué a aquel hombre del desierto para que nos abriera la mente al conocimiento supremo.
...
Entonces, aquel hombre del desierto levantó su brazo y señaló a la Luna.

Tan grande, hermosa y próxima, como nunca antes la había observado.