Estuve ayer en el acto que organizó "CADIS", la Coordinadora de Asociaciones de personas con discapacidad de Huesca, con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Del desarrollo del acto dan buen y fiel testimonio los medios de comunicación, versiones digitales incluidas. Aquí me limito a contar mis impresiones subjetivas, a reflejar lo que comprobé -nada nuevo por otra parte- tras algo más de una hora compartida con gente que trabaja junto a discapacitados y con éstos mismos. Aunque todos somos sensibles ante alguien que tiene parálisis cerebral, que ha sufrido un accidente con unas secuelas tremendas o que tiene una deficiencia psíquica notable, necesitamos ser conscientes varias veces al año de que en la sociedad existen quienes teniendo los mismos derechos que nosotros, necesitan ayuda -a veces mucha- para poder ejercitarlos en plenitud. Y como recordaba alguien ayer, no es cuestión de mendigar subvenciones, sino de exigir derechos. Compartir el tiempo y las vivencias con gente así me ayuda a desdramatizar mis propios problemas y a enfrentarme a la vida con perspectivas menos egoístas.
Pero siempre que tengo ocasión de estar en este mundo reitero la misma experiencia: en las personas que trabajan en este ámbito hay algo especial; evidentemente son unos profesionales y saben lo que hacen, pero lo que más me llama la atención es el inmenso cariño con el que tratan a aquéllos a quienes atienden, el afecto extremo con el que hablan de ellos y con ellos ... en ningún otro lugar he encontrado ese nivel de entrega, esa forma llamativa de volcarse, ese espíritu sin duda especial. Salta a la vista que un trabajo así, y más en los tiempos que corren, exige más que en ninguno compromiso, abnegación y espíritu de servicio ... no puedo evitar sentir cierta dosis de vergüenza cuando veo lo lejos que estoy de su altura. En todos los ámbitos uno se encuentra con profesionales excelentes, pero aquí hay un plus, algo distinto.
En el acto de ayer se entregó un premio a Radio Huesca; su director, Eduardo Villuendas, agradeció el galardón con pocas palabras, pero dio en el clavo, y como decimos a veces los juristas, me adhiero a las mismas: en medio del temporal de la vida, las personas de a pie necesitamos a veces que alguien nos de buen ejemplo, que alguien nos sonría con un gesto que viene a decir que la cosa va cuesta arriba, pero a pesar de todo vale la pena el optimismo.
8 comentarios:
Totalmente de acuerdo con tus conclusiones.
Por cierto, ¿el premio se lo dieron a Radio Huesca o a ti? ;-)
Personas así devuelven la fe en la humanidad. Un beso.
El premio se lo dieron a Radio Huesca ... creo que lo dejo claro, no sea que me atribuya lo que no me corresponde ...
Ahhh, lo decía porque en la foto hay uno con algo entre las manos (parece un premio) y con cierto parecido a ...
:) yo no estoy en la foto, amigo.
Corraboro lo de la foto, Modestino algo más bajo y algo más...acorde con la felicidad. :)
Me sorprende tanto la felicidad y el optimismo que irradian... los admiro y respeto tanto.
Acorde con la felicidad?, vaya frase, amigo Tomae.
Publicar un comentario