Tengo que confesar que no conozco con detalle la trayectoria vital y política de Nelson Mandela, pero este hombre que falleció el pasado jueves, 5 de diciembre, a los 95 años de edad fue posiblemente el personaje clave, quien más influyó en el largo y costoso esfuerzo por lograr el final del apartheid en Sudáfrica; y dentro de las grandes tragedias y desgracias que trajo una situación tan injusta y terrible como la existente hasta hace bien poco en el país africano, es de agradecer que se llegara al final sin que quedaran más cicatrices que las inevitables y que del enfrentamiento, causado por una situación manifiestamente injusta como es el hecho de que las personas de raza negra tuvieran menos derechos que el resto, se pasara al acuerdo y al consenso, final feliz que en muy gran parte hay que atribuir a Mandela. No cabe duda de que Nelson Mandela ha pasado a formar parte del elenco de grandes hombres del mundo contemporáneo y en su larga vida y su extensa trayectoria como líder hay que extraer muchas cosas positivas, fundamentalmente su lucha por la dignidad y la igualdad entre las personas. Se podrá coincidir o no con determinadas opiniones o posturas de Mandela, cabrá valorar de una u otra manera algunas de las acciones por él realizadas, pero su trabajo contra el apartheid le convierte, sin duda, en un héroe y en un ejemplo.
He leído bastante sobre Mandela estos días, he contrastado opiniones diversas sobre sus vida y su obra, y aunque unos ponen el acento en una cosa y otros en otra, he comprobado que se trata de un hombre que supo encauzar su lucha, que buscó la paz, que admitió errores, que buscó mucho más unir que dividir ...Por eso, no me han gustado determinadas posturas críticas, comentarios concretos que hablan de él como una especie de terrorista, sin comprender que una persona puede evolucionar, rectificar, ... además de que no veo oportuno el momento de la muerte de nadie para cuestionarle. Y tampoco me parece de recibo la actitud de quienes parecen pretender apropiarse de la persona y la trayectoria de Mandela, utilizando una vehemencia y un sectarismo que no veo justificado. Me quedo con el comentario final de Florentino Portero en un artículo publicado el mismo día de su muerte: "Para el ciudadano de a pie todo será más fácil, Mandela pervivirá como un referente moral en la lucha en favor de la igualdad y contra la segregación".
12 comentarios:
Tienes razón pero tampoco tiene sentido querer esconder la realidad de que antes de entrar en la cárcel era un criminal. Eso da más valor precisamente al cambio sufrido. Un beso.
No se si la palabra criminal es la más adecuada ... en cualquier caso, Mandela purgó lo que hizo y mostró grandeza a la hora de la verdad.
Saludos¡¡¡
Te paso un enlace para que lo veas.
outono.net/elentir/2013/12/08/no-me-imagino-a-gandhi-cantando-una-cancion-como-esta-que-cantaba-mandela/
Sí, imagino que Gandhi no cantaría eso ... pero habría que analizar las circunstancias, el momento, ...
Creo que lo que acabó con el apartheid fue el final de la guerra fría. Lo mejor de Mandela es haber perdonado 27 años de encierro y haber buscado la unidad del país.
Y no es poco lo que dices de Mandela ...
¡Vaya! Pensé que por una vez...incluso con la coletilla "sin que sirva de precedente"... habría consenso y benevolencia a la hora de "juzgar" a Mandela tras su fallecimiento.
Descanse en paz.
Un saludo, Modestino.
No es fácil el consenso, posiblemente por la categoría del personaje.
Gran actor, Mandela.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/enredados/2013/12/09/mandela-ese-actor-que-tanto-gusta-a-los.html
Ja, ja, ja¡¡¡¡ sí, es portero del Levante, no ministro ... aunque vete a saber si algún ministro ha dicho algo parecido.
Aún recuerdo el catedrático de Filosofía del Derecho en el examen final de primero: una pregunta era Thommas Hobbes y nos dijo que no lo confundiéramos con Hoenness o Bonhof ...
Labordeta dijo una vez que Aragón había dado a la historia sordos geniales como Buñuel, Goya o Beethoven. Cuando le observaron que el último no era aragonés, Labordeta contestó, casi sin inmutarse, que merecía serlo.
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