Vete a saber por qué, una vez sobrepasada la barrera de los 50 a uno tiende a aumentarle notoriamente la tendencia a la protesta, la queja, las lamentaciones, ... sin pretender llegar a eso, hay ocasiones en las que te sientes como el enano gruñón de Blancanieves ... y mira que tienes libertad de elegir otros de carácter más reconfortante: el sabio, el feliz, ... hasta el tímido o el dormilón, pero la naturaleza es así y terminas asemejándote, con mayor o menor frecuencia, al inefable Grumpy. De esta manera ves como se limita tu paciencia, aceptas de peor modo las frustraciones, te cuesta entender determinadas reacciones juveniles o, lo que viene a ser parecido, asumir distancias generacionales. No me tengo por persona de carácter avinagrado, por lo que intuyo que es éste un mal bastante generalizado: es posible que se haya desarrollado en nosotros el gen del escepticismo, ese estar de vuelta que producen los años, las experiencias y algún que otro desencanto. Hace bastante tiempo conocí a alguien con casi 30 años más que yo a quien ponía nervioso el tono alto que yo solía usar en mis conversaciones, algo bastante consustancial entre los aragoneses, entonces me parecía un exagerado, mientras que ahora no solamente le comprendo plenamente, sino que comparto la tensión cuando escucho a alguien hablar a voces.
No debe de ser bueno el síndrome del "gruñón", aunque me parece que entre otras razones te llega adjunto a cierta sabiduría, ese dicho de que "más sabe el diablo por viejo que por diablo". Tal vez tenga que ver con la realidad de que conforme pasan los días vas teniendo más pasado que futuro, o que ese mismo pasado te ha llevado a conocer mejor la condición humana, a saber distinguir el compromiso de la rutina, el sentimiento de la pose, a darle menos valor a las palabras, las promesas, ... a sentir cierta incredulidad ante determinadas historias, ... Algo debe de haber de egoísmo, un defecto contra el que habremos de pelear siempre, pero pienso que también lo hay de flexibilidad, de haber perdido radicalidad y aprendido a juzgar y valorar con menos pasión y, por tanto, con más ecuanimidad, situación que puede llevarte a la rebelión frente a los tuyos si sospechas que les puede algo de fanatismo. Los años te llevan a llevar otro ritmo, y te pueden agobiar otro tipo de registros, otras visiones de la vida, no por falta de pluralismo, sino por simple precaución.
No pretendo emitir un elogio de la situación, aunque sí necesitaba realizar esa especie de ejercicio de autocomprensión que en ocasiones te exige el cuerpo. De paso, también me planteo la farmacopea para curarse del síndrome referido, como aliviar esa situación que posiblemente tenga algo de natural, de consecuencia lógica. Solamente se me ocurren dos: aprender a ser más comprensivo, a tener esa capacidad de comprender, de disculpar ... no se si a esto se llama tolerancia, pero sospecho que debe de ser algo parecido. Y, junto a ello, no cabe duda que todo será más fácil aprendiendo a reírse de uno mismo, a no darse importancia, ... a conocerse mejor. Y, por supuesto, procuremos ensanchar nuestro corazón, que ya bastantes dolores traer la vida como para poner mala cara y andar a tortas, y el nuestro vecino de al lado seguro que es, ordinariamente,buena gente.
10 comentarios:
Demasiados "..." veo en estaentrada, amigo Midestini, disculpa que me haya fijado en eso; puede que simbres alguna dira o que te fastidie que en alguna epics de la vida te asalten ciertos " enanos".
A mi hay veces que me gustaria que fuera "mudito" quien me asaltara, por aquello de ...quedar mas mono?. :)
Yo creo que es algo físico, que con los años vaya menguando la paciencia. Un beso.
Me parece, amigo Tomae, que tengo cierta inclinacion a las comillas ("), puntos suspensivos (...) y puntos y coma (;)...
Bueno, Susana, algo de eso debe haber ... tal vez ya no transigimos bobadas y similares.
Reflexionando sobre la entrada yo siempre pensé que la virtud de la paciencia se va adquiriendo con los años, y no al revés.
Tu entrada me ha hecho reflexionar, y tras hacer un pequeño examen de conciencia, me doy de bruces con mi falta de paciencia con mis semejantes.
¿Con todos?
No, en realidad los niños y los abuelos siguen siendo mis interlocutores preferidos.
Los unos porque no tienen nada que ocultar, los otros porque carecen de dicha necesidad.
En la zona intermedia es donde suelo perderme en un rompecabezas donde sale lo peor de mi.
Por eso a los 52 tiendo a la frase breve con los intermedios, a la serie de frases desenfadadas con los niños, y a un silencio sepulcral y una escucha paciente con los abuelos.
En realidad mi estado natural es estar en un parque, donde niños y abuelos revolotean alrededor de las palomas y les dan de comer pan.
Entonces, todo encaja.
Solo entonces.
Yo tambien me planteo que lo logico es que los años te aumenten la paciencia ... tal vez no hubiera tenido que hablar de paciencia, sino de tolerancia a la tonteria o algo asi.
Tal vez esa sea la clave Driver ...
Creo que es cosa de flixibilidad. cuando somos jóvenes nos acomodamos a lo que sea, todo está bien y los cambios nos encantan, por lo menos a mí. A medida que vamos siendo mayores nos volvemos más inflexibles y toleramos mal los cambios, cualquier cambio.
Intento combatirlo, me doy cuenta que me pasa continuamente, pero sigo intentando combatirlo.
Besazo
Las cosas evolucionan más rápido que nuestra mente con frecuencia. Un saludo.
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