Ayer me desperté con la noticia del fallecimiento, a los 53 años de edad y tras una larga enfermedad, de Juan Carlos Arteche; para muchos el nombre no les dirá nada, unos porque son jóvenes y otros por no estar incluidos en la nómina de los seguidores del llamado deporte rey, pero para quienes llevamos muchos años al día de la Liga Española Arteche es uno de los históricos. Le recuerdo cuando debutó como un joven central en el Racing de Santander en el que destacaban jugadores como el meta portugués Damas, los históricos Geñupi, Portu, Díaz y Chinchón, el ex valencianista Sergio o los entonces noveles Marcos Alonso y Quique Setién. Arteche era un central alto, más bien tosco pero inabordable por alto y de una seguridad espectacular.
Pronto fue llamado a metas mayores y fichó por el Atlético de Mdrid, donde jugó nada menos que once temporadas, con el que llegó a vestir cuatro veces la camiseta de la selección nacional. Arteche vivió épocas tan dispares como la pacífica de Vicente Calderón, la convulsa del Doctor Alfonso Cabeza y la disparatada de Jesús Gil y Gil, con el que, como tantos, acabó a gorrazos ..."Arteche, callate y habla de fútbol, que solamente sabes de eso ....".
Recuerdo muy especialmente la época de los inicios de los años 80, en la que tras los duros momentos pasados con la Liga perdida de forma polémica el año 1981 con el citado Doctor Cabeza presidente y el malogrado zaragozano José Luis García Traid de entrenador, el club colchonero formó un equipo sin grandes alharacas pero que acabó jugando al fútbol maravillosamente y calsificándose siempre entre los cuatro o cinco primeros de la Liga; la gran figura del conjunto era el mexicano Hugo Sánchez, un jugador tan bueno como marrullero que acabó marchándose a los vecinos del Bernabeu para marcar época y golear más que nadie; junto a él lucía un centro del campo que contaba con dos "caballitos trotones" eficacísimos, Julio Prieto y el alemán Votava, un interior que a mí me gustaba mucho, Quique Ramos, un jugador con la clase de Landáburu y otro con la raza de Roberto Simón Marina. Los extremos eran Juan Carlos Pedraza y Juan José Rubio y Arteche dominaba la defensa, en la que compartía puesto a veces con Balbino y otras con Miguel Angel Ruiz, mientras que los laterales solían ser para Marcelino y Clemente Villaverde y la portería para el discreto meta Mejías. Con estas mimbres Luis Aragonés, ¿quién sinó? acabó haciendo un cesto magnífico.
Luego llegó Gil y Gil y tiró la casa por la ventana: Futre, Goicoechea, López Ufarte, Eusebio Sacristán, Baltazar, Alemao, Julio Salinas, ... aunque las cosas no solían acabar bien y Arteche, ya con 33 años acabó marchándose del club de Manzanares y peleándose, como unos cuantos más, con el presidente Gil. De cualquier manera, Juan Carlos Arteche es uno de esos jugadores que tienen su sitio entre los mejores, fue siempre titular allá donde jugó y pertenece a esa raza de centrales -Gallego, Benito, Goicoechea, Migueli, ...- que tanto han destacado siempre en el fútbol de nuestro país de e´pocas pretéritas.
Pronto fue llamado a metas mayores y fichó por el Atlético de Mdrid, donde jugó nada menos que once temporadas, con el que llegó a vestir cuatro veces la camiseta de la selección nacional. Arteche vivió épocas tan dispares como la pacífica de Vicente Calderón, la convulsa del Doctor Alfonso Cabeza y la disparatada de Jesús Gil y Gil, con el que, como tantos, acabó a gorrazos ..."Arteche, callate y habla de fútbol, que solamente sabes de eso ....".
Recuerdo muy especialmente la época de los inicios de los años 80, en la que tras los duros momentos pasados con la Liga perdida de forma polémica el año 1981 con el citado Doctor Cabeza presidente y el malogrado zaragozano José Luis García Traid de entrenador, el club colchonero formó un equipo sin grandes alharacas pero que acabó jugando al fútbol maravillosamente y calsificándose siempre entre los cuatro o cinco primeros de la Liga; la gran figura del conjunto era el mexicano Hugo Sánchez, un jugador tan bueno como marrullero que acabó marchándose a los vecinos del Bernabeu para marcar época y golear más que nadie; junto a él lucía un centro del campo que contaba con dos "caballitos trotones" eficacísimos, Julio Prieto y el alemán Votava, un interior que a mí me gustaba mucho, Quique Ramos, un jugador con la clase de Landáburu y otro con la raza de Roberto Simón Marina. Los extremos eran Juan Carlos Pedraza y Juan José Rubio y Arteche dominaba la defensa, en la que compartía puesto a veces con Balbino y otras con Miguel Angel Ruiz, mientras que los laterales solían ser para Marcelino y Clemente Villaverde y la portería para el discreto meta Mejías. Con estas mimbres Luis Aragonés, ¿quién sinó? acabó haciendo un cesto magnífico.
Luego llegó Gil y Gil y tiró la casa por la ventana: Futre, Goicoechea, López Ufarte, Eusebio Sacristán, Baltazar, Alemao, Julio Salinas, ... aunque las cosas no solían acabar bien y Arteche, ya con 33 años acabó marchándose del club de Manzanares y peleándose, como unos cuantos más, con el presidente Gil. De cualquier manera, Juan Carlos Arteche es uno de esos jugadores que tienen su sitio entre los mejores, fue siempre titular allá donde jugó y pertenece a esa raza de centrales -Gallego, Benito, Goicoechea, Migueli, ...- que tanto han destacado siempre en el fútbol de nuestro país de e´pocas pretéritas.
2 comentarios:
Por cierto, Arteche completaba el centro de la defensa del Rácing con Pedro Camús, que fichó por el Real Zaragoza en la temporada 1977-78. Eran dos defensas durísimos y contundentes, con poca cintura y que iban fenomenal por alto.
Descanse en paz.
Pedro Camus fue titular indiscutible en la zaga blanquilla durante cinco temporadas, pero llegó al club Leo Beenhaker y no le gustaba nada un central que no sacaba la pelota jugando, sino que despejaba con "globitos", por eso en cuanto pudo hizo traer a Salva y Camús pasó a chuoar banquillo.
Publicar un comentario