El piloto japonés de 19 años Shayo Tomizawa falleció ayer a consecuencia d elas heridas sufridas en el tremendo accidente ocurrido en el transcurso de la carrera de Moto GP-2 del Gran Premio de San Marino de motociclismo que se celebraba en el Circuito de Ímola. Afortunadamente ya no son frecuentes los accidentes mortales en los deportes del motor, pero no deja de ser un shock importante un hecho de estas características, máxime si como ocurrió en Ímola la carrera estaba siendo transmitida en directo a todo el mundo y al accidente presenta unas características tan espeluznantes como éste, con el piloto fallecido siendo atropellado, tras su caída, por otros compañeros.
A raíz de este suceso se vuelve a plantear la cuestión del enorme riesgo de quienes participan en este tipo de carreras; pienso que cada piloto tiene bien presente que un accidente, y las consecuencias más graves de éste, son gajes del oficio, una posibilidad real que asumen y con la que cuentan. Un tema bien apasionante este del riesgo; no solamente en este tipo de deportes, sino también en la escalada, el surfing, el bobsleigh y tantos otros ... no cabe duda que hay personas a las que la existencia de un peligro, ese punto de aventura les aporta un plus de interés, un punto más de atracción, lo que a veces nos cuesta comprender a quienes tenemos una visión bastante más "cobardica" de la vida; aunque a la vez, y a pesar de esa prudencia, uno sea capaz de comprender esa pasión por el riesgo.
Cuando se habla de motociclismo y de riesgo me viene a la memoria el famoso circuito de la Isla de Man, una Dependencia de la Corona británica con gobierno autónomo formada por una isla principal y algunos islotes situados en el mar de Irlanda, entre Irlanda y las Islas Británicas. Dicho circuito, donde se celebra desde 1907 una carrera mítica de motos, se hizo tristemente famoso por la cantidad de accidentes mortales ocurridos en el mismo. Allí murió en junio de 1970 Santiago Herrero, coetáneo de Ángel Nieto, cuando era líder del Campeonato del Mundo de 250 cc; Herrero colisionó en el punto denominado Westwood Corner con otro piloto, Stanley Wood, y falleció a los dos días a consecuencia de las lesiones sufridas, truncándose una carrera que se presumía brillantísima. Santiago Herrero conducía una Ossa, retirándose esta escudería de la alta competición tras la tragedia. Otro piloto que también murió en la Isla de Man fue el italiano Gilberto Parlotti, gran rival de Angel Nieto en el Campeonato del Mundo de 125 ccc, que en junio de 1972 se mató conduciendo una Morbidelli en ese circuito maldito. Muchos pilotos, entre ellos el campeón zamorano, se negaron a correr allí.
También causó consternación entre los aficionados el accidente ocurrido en el Circuito de Monza en la salida del Gran Premio de Italia de 1973, prueba de 500 cc, y en el que perdieron la vida dos de las grandes figuras del motociclismo de la época, el finlandés Jarno Saarinen y el italiano Renzo Pasolini. Saarinen había revolucionado el mundo de las motos y era el líder del Mundial de la máxima cilindrada. Ha habido, por desgracia más accidentes mortales, o con consecuencias graves, como el ocurrido en el circuito de Misano en 1993 que dejó para siempre en una silla de ruedas al tricampeón norteamericano Wayne Rainey.
Ahora el drama ha surgido de nuevo y un terrible ha truncado la vida de una prometedor japonés de 19 años, pero admitamos que forma parte del juego, que en ocasiones no hay laureles, ni copas ni champagne sino lágrimas y tristeza. Descanse en paz.
A raíz de este suceso se vuelve a plantear la cuestión del enorme riesgo de quienes participan en este tipo de carreras; pienso que cada piloto tiene bien presente que un accidente, y las consecuencias más graves de éste, son gajes del oficio, una posibilidad real que asumen y con la que cuentan. Un tema bien apasionante este del riesgo; no solamente en este tipo de deportes, sino también en la escalada, el surfing, el bobsleigh y tantos otros ... no cabe duda que hay personas a las que la existencia de un peligro, ese punto de aventura les aporta un plus de interés, un punto más de atracción, lo que a veces nos cuesta comprender a quienes tenemos una visión bastante más "cobardica" de la vida; aunque a la vez, y a pesar de esa prudencia, uno sea capaz de comprender esa pasión por el riesgo.
Cuando se habla de motociclismo y de riesgo me viene a la memoria el famoso circuito de la Isla de Man, una Dependencia de la Corona británica con gobierno autónomo formada por una isla principal y algunos islotes situados en el mar de Irlanda, entre Irlanda y las Islas Británicas. Dicho circuito, donde se celebra desde 1907 una carrera mítica de motos, se hizo tristemente famoso por la cantidad de accidentes mortales ocurridos en el mismo. Allí murió en junio de 1970 Santiago Herrero, coetáneo de Ángel Nieto, cuando era líder del Campeonato del Mundo de 250 cc; Herrero colisionó en el punto denominado Westwood Corner con otro piloto, Stanley Wood, y falleció a los dos días a consecuencia de las lesiones sufridas, truncándose una carrera que se presumía brillantísima. Santiago Herrero conducía una Ossa, retirándose esta escudería de la alta competición tras la tragedia. Otro piloto que también murió en la Isla de Man fue el italiano Gilberto Parlotti, gran rival de Angel Nieto en el Campeonato del Mundo de 125 ccc, que en junio de 1972 se mató conduciendo una Morbidelli en ese circuito maldito. Muchos pilotos, entre ellos el campeón zamorano, se negaron a correr allí.
También causó consternación entre los aficionados el accidente ocurrido en el Circuito de Monza en la salida del Gran Premio de Italia de 1973, prueba de 500 cc, y en el que perdieron la vida dos de las grandes figuras del motociclismo de la época, el finlandés Jarno Saarinen y el italiano Renzo Pasolini. Saarinen había revolucionado el mundo de las motos y era el líder del Mundial de la máxima cilindrada. Ha habido, por desgracia más accidentes mortales, o con consecuencias graves, como el ocurrido en el circuito de Misano en 1993 que dejó para siempre en una silla de ruedas al tricampeón norteamericano Wayne Rainey.
Ahora el drama ha surgido de nuevo y un terrible ha truncado la vida de una prometedor japonés de 19 años, pero admitamos que forma parte del juego, que en ocasiones no hay laureles, ni copas ni champagne sino lágrimas y tristeza. Descanse en paz.
4 comentarios:
Creo que como todo exceso, circular a esa velocidad por un circuito tiene poco de cordura y mucho de circo o escaparate que divierte a la masa (en sentido orteguiano). El que se presta a ese juego, asumiendo el rol protagonista, y con el humano deseo de la fama, la gloria y el dinero, se le representa la posibilidad de sufrir un accidente mortal.
Evidentemente, lamento la muerte de un ser humano, y más cuando tiene la vida por delante, pero me parece tan fácilmente evitable....
En el motocilcismo, como en la Fórmula I, se han tomado en los últimos años muchas medidas encaminadas a reducir los riesgos de accidentes graves. Pero nunca puedes establecer una seguridad del 100%.
Lo que planteas Tintín es una cuestión con sus aspectos morales, ¿en qué medida uno puede jugarse la vida por una simple competición? ... y cuando dices que es fácilmente evitable, la pregunta es ¿cómo?, ¿con la decisión del piloto de no llegar al límite o incluso de no competir? ¿o con restricciones o prohibiciones concretas?.
En el caso de la Isla de Mann recuerdo perfectamente que el debate era claro, pues acudir allí a correr era jugarte la vida auténticamente.
Llevaré el tema de conducir motos de alta cilindrada, a un terreno mas pedrestre y con ello me refiero a las personas que siendo aficionadas simplemente conducen estas motos por placer...
Cuando conduces motos sabes que el chasis es tu cuerpo y que si a 120Km/h adelantando a un camión un golpe de viento te hace tambalear te va a costar algo más que un susto.
Y cuento esto como curiosidad; lo cierto es que en el mercado de motos de segunda mano hay motos muy nuevas, con gran dolor por parte del vendedor, porque es quedarse embarazada la esposa y poner en venta la moto ("la dichosa moto").
Será cuestión de elaborar una tesis sobre la relación motos/embarazos.
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