Ha fallecido Laurent Fignon; el pasado día 12 había cumplido 50 años y llevaba más de uno luchando contra un cáncer de páncreas. El francés -nació y murió en París- fue un personaje polémico, y no caía excesivamente bien entre muchos aficionados, que le recuerdan por ese desagradable escupitajo que se estrelló contra una cámara de televisión tras la contra reloj final del Tour de 1989 en la que perdió el triunfo por solamente 8 segundos. Pero sería injusto que pasara a la historia por puntuales arrebatos de ira o ese cierto aire de superioridad que destilaba, pues por encima de todo fue un excelente ciclista, con una personalidad tremenda y una inteligencia muy por encima de la media en el mundo del ciclismo.
Su primer Tour -1983- lo ganó muy joven, y lo hizo sin haberse preparado para ello, pues era el hombre de confianza del fenómeno de la época, Bernard Hinault, líder del equipo "Renault" en el que militaba "El profesor", como se conocía al ciclista fallecido a causa de sus aires intelectuales frente a la rudeza del "Caimán" Hinault. Pero éste se lesionó y hubo de retirarse, surgiendo entonces con fuerza la figura de un Fignon de 22 años que se impuso al resurgir de los españoles especialistas en la montaña -Ángel Arroyo y Perico Delgado" y a su compatriota Pascal Simón, líder del equipo Peugeot, que hubo de abandonar la carrera siendo líder al haberse roto la clavícula. Fignon dominó la ronda y se convirtió en el nuevo buque-insignia del ciclismo francés. En el podio de París le acompañaron ese año el abulense Ángel Arroyo y el holandés Peter Winnen, ambos a poco más de cuatro minutos del francés.
En 1984 partió como número uno y habiéndose convertido en rival de su antiguo jefe Hinault, que había pasado a liderar el equipo "La Vía Claire"; el éxito de Fignon fue rotundo, al conseguir sacarle más de diez minutos al caimán; el tercero en discordia fue el norteamericano Greg Lemond, quien acabaría siendo el nuevo monstruo del pedal y ganaría los Tours de 1986, 1989 y 1990, no habiendo incrementado su palmarés por el gravísimo accidente de caza que sufrió en 1987.
Fignon ganó también el Giro de Italia en 1989, por delante del italiano Flavio Giupponi y del norteamericano Andrew Hampsten. Siempre estuvo el ciclista fallecido en la cresta de la ola, y a los triunfos citados hay que unir unos cuantos éxitos en pruebas breves: la Flecha Valona en 1986, la Milan-San Remo en 1988 y 1989, el Gran Premio de las Naciones y la Vuelta a los Países Bajos de 1989, el Criterium international en 1982 y 1990 y el Campeonato francés de ciclismo en ruta de 1984, amen de numerosas etapas de las más importantes rutas ciclistas de Europa.
En junio del año pasado Laurent Fignon anunció su enfermedad en un libro autobiográfico, con un título sugerente: 'Éramos jóvenes y despreocupados', y en el mismo negaba negaba que su enfermedad fuera consecuencia de cualquier tipo de uso de sustancias dopantes, a pesar de reconocer el consumo de anfetaminas y cortisona. El ex director del Tour de Francia, Jean Marie Leblanc, en cuanto ha conocido la noticia ha llamado a Fignon "héroe del ciclismo", afirmando que "Era uno de los héroes del ciclismo de los años 80 y 90 justo después y durante Bernard Hinault. Lo que más me marcó fue su primera victoria en 1983, una victoria juvenil, de la improvisación, del talento, de la audacia", asegurando igualmente que "Era el testimonio de dos generaciones, Bernard Hinault era el último mohicano de la gran generación de campeones clásicos y Laurent Fignon fue el precursor del campeón moderno, con más impertinencia, más romanticismo".
Descanse en paz quien contribuyó con su esfuerzo a esas tardes de julio con Tour de Francia que nos hicieron disfrutar tanto, un nombre unido a los grandes de esa época, los citados Lemond, Arroyo, Hampsten, Pascal Simon, Perico Delgado, Winnen, ... a los que cabría añadir el irlandés Sean Kelly, los "escarabajos colombianos" Lucho Herrera y Fabio Parra, el escocés Roger Millar, el irlandés Stephen Roche, los holandeses Erik Breuking, Steven Rooks y Gert-Jan Theunisse, el suizo Urs Zimmerman, el mejicano Raul Alcalá, los franceses Jean Francoise Bernard y Charly Mottet, los italianos Gianni Bugno y Claudio Chiapucci y los españoles Alvaro Pino, Marino Lejarreta, Anselmo Fuerte, Pello Ruiz Cabestany, Eduardo Chozas, Fede Echave y, por supuesto, un Miguel Induraín que daba sus primeras pedaladas en la ronda francesa.
Su primer Tour -1983- lo ganó muy joven, y lo hizo sin haberse preparado para ello, pues era el hombre de confianza del fenómeno de la época, Bernard Hinault, líder del equipo "Renault" en el que militaba "El profesor", como se conocía al ciclista fallecido a causa de sus aires intelectuales frente a la rudeza del "Caimán" Hinault. Pero éste se lesionó y hubo de retirarse, surgiendo entonces con fuerza la figura de un Fignon de 22 años que se impuso al resurgir de los españoles especialistas en la montaña -Ángel Arroyo y Perico Delgado" y a su compatriota Pascal Simón, líder del equipo Peugeot, que hubo de abandonar la carrera siendo líder al haberse roto la clavícula. Fignon dominó la ronda y se convirtió en el nuevo buque-insignia del ciclismo francés. En el podio de París le acompañaron ese año el abulense Ángel Arroyo y el holandés Peter Winnen, ambos a poco más de cuatro minutos del francés.
En 1984 partió como número uno y habiéndose convertido en rival de su antiguo jefe Hinault, que había pasado a liderar el equipo "La Vía Claire"; el éxito de Fignon fue rotundo, al conseguir sacarle más de diez minutos al caimán; el tercero en discordia fue el norteamericano Greg Lemond, quien acabaría siendo el nuevo monstruo del pedal y ganaría los Tours de 1986, 1989 y 1990, no habiendo incrementado su palmarés por el gravísimo accidente de caza que sufrió en 1987.
Fignon ganó también el Giro de Italia en 1989, por delante del italiano Flavio Giupponi y del norteamericano Andrew Hampsten. Siempre estuvo el ciclista fallecido en la cresta de la ola, y a los triunfos citados hay que unir unos cuantos éxitos en pruebas breves: la Flecha Valona en 1986, la Milan-San Remo en 1988 y 1989, el Gran Premio de las Naciones y la Vuelta a los Países Bajos de 1989, el Criterium international en 1982 y 1990 y el Campeonato francés de ciclismo en ruta de 1984, amen de numerosas etapas de las más importantes rutas ciclistas de Europa.
En junio del año pasado Laurent Fignon anunció su enfermedad en un libro autobiográfico, con un título sugerente: 'Éramos jóvenes y despreocupados', y en el mismo negaba negaba que su enfermedad fuera consecuencia de cualquier tipo de uso de sustancias dopantes, a pesar de reconocer el consumo de anfetaminas y cortisona. El ex director del Tour de Francia, Jean Marie Leblanc, en cuanto ha conocido la noticia ha llamado a Fignon "héroe del ciclismo", afirmando que "Era uno de los héroes del ciclismo de los años 80 y 90 justo después y durante Bernard Hinault. Lo que más me marcó fue su primera victoria en 1983, una victoria juvenil, de la improvisación, del talento, de la audacia", asegurando igualmente que "Era el testimonio de dos generaciones, Bernard Hinault era el último mohicano de la gran generación de campeones clásicos y Laurent Fignon fue el precursor del campeón moderno, con más impertinencia, más romanticismo".
Descanse en paz quien contribuyó con su esfuerzo a esas tardes de julio con Tour de Francia que nos hicieron disfrutar tanto, un nombre unido a los grandes de esa época, los citados Lemond, Arroyo, Hampsten, Pascal Simon, Perico Delgado, Winnen, ... a los que cabría añadir el irlandés Sean Kelly, los "escarabajos colombianos" Lucho Herrera y Fabio Parra, el escocés Roger Millar, el irlandés Stephen Roche, los holandeses Erik Breuking, Steven Rooks y Gert-Jan Theunisse, el suizo Urs Zimmerman, el mejicano Raul Alcalá, los franceses Jean Francoise Bernard y Charly Mottet, los italianos Gianni Bugno y Claudio Chiapucci y los españoles Alvaro Pino, Marino Lejarreta, Anselmo Fuerte, Pello Ruiz Cabestany, Eduardo Chozas, Fede Echave y, por supuesto, un Miguel Induraín que daba sus primeras pedaladas en la ronda francesa.
2 comentarios:
Qué nostalgia me produce aquella época, Modestino.
Recuerdo que los amigotes nos reuníamos cada tarde en un bar de nuestro barrio para ver todos juntos las etapas de montaña de aquellos memorables Tours.
Creo que todos odiábamos (desde el punto de vista deportivo, naturalmente) al bueno de Fignon. En parte, por su aparente carácter arrogante, pero también porque, en el fondo, le teníamos pánico: era tan buen ciclista que su sola presencia en el pelotón intimidaba y hacía peligrar el triunfo de su rival español de turno.
Años más tarde, ya completamente retirado, le oí y leí en diversas entrevistas y cambió por completo el concepto que de él tenía: mucho más humano, menos soberbio, más cercano. Incluso recuerdo que hablaba muy correctamente el español (si es que esta circunstancia, en los tiempos que corren, puede invocarse como algo positivo, claro).
En fin.
Creo que Fignon tenía carerra universitaria, aunque no lo he podido confirmar en la noticias de la prensa salidas a raíz de su muerte. Recuerdo que también es universitario Eduardo Chozas, coetáneo de Fignon y portagonista de grandes hazañas en solitario.
De esa época recuerdo las transmisiones del malogrado Pedro González, un enorme periodista que falleció de un infarto fulminante, los cambios de ritmo de Perico Delgado -y sus enormes pájaras-, cuando Induraín se ponía a tirar y se quedaba casi sól -habitualmente en compañía de otro a quien dejaba ganar la etapa-, esos ciclistas como Stephen Roche o Greg Lemond, que no eran los mejores en nada pero lo hacían todo bien, lo peleón y agresivo que era "il diábolo" Chiapucci, ....
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