"Noche oscura", San Juan de la Cruz

1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


A veces podemos caer en el error de pensar que la vida ha de transcurrir sin alteraciones, que todo debe ocurrir conforme a lo previsto, sin altibajos, contradicciones, subidas ni bajadas, ... pero la realidad es otra cosa. Cuanto antes nos demos cuenta de que la cruz está en el camino, que ni las personas responden siempre, ni los asuntos que llevamos entre manos suelen salir de acuerdo con nuestros deseos ni el estado de ánimo es siempre elevado y uniforme, antes alcanzaremos la madurez.

Por esta razón, consuela y reconforta contemplar las espinas de quienes nos precedieron y estuvieron a la altura. Esta "Noche oscura" de San Juan de la Cruz se convierte en un auténtico sedante para el alma, una cántico que te eleva y te confirma más cuanto más lo lees.