7 de abril de 2015

Occidente se esconde


El pasado Jueves Santo 148 estudiantes cristianos eran asesinados en la universidad keniata de Garissa en una escalofriante matanza llevada a cabo por miembros del grupo yihadista somalí Al Shabab. Algunos supervivientes han contado escenas estremecedoras, y tanto por sus palabras como por el desarrollo de los hechos, queda claro que la única razón de su muerte fueron sus creencias cristianas. Desde el primer momento, me llamó la atención la insuficiente relevancia que se concedió por los medios de comunicación occidentales a este terrible suceso, sin llegar a ser cabecera de portada, al menos en la mayoría de medios digitales y escritos de nuestro país. Está circunstancia choca con el enorme despliegue informativo a que dio lugar el atentado contra la revista satírica francesa "Charlie Hebdo", tan reprobable como aquél, pero con bastantes menos víctimas.

No me suele gustar intuir conspiraciones,aunque no puedo evitar pensar que da la impresión de que no agrada admitir que en pleno siglo XXI sigue habiendo mártires entre los cristianos, algo que salta a la vista si pensamos en lo que viene ocurriendo desde hace meses en Irak y Siria o lo sucedido en el país africano. El Papa Francisco ha puesto el dedo en la llaga, y en los oficios de Viernes Santo afirmó que “Aún hoy vemos a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe”, recriminando con esa firmeza que utiliza en ocasiones la distancia que se ha mantenido en occidente ante estos crímenes atroces asegurando que todo ello pasa “bajo nuestros ojos o con frecuencia con nuestro silencio cómplice”. El lunes santo, tras salir al balcón vativano para rezar el Regina Coeli, el pontífice volvió sobre el tema, e instó a la comunidad internacional a "que no asista muda e inerte frente a tal inaceptable crimen que constituye una preocupante deriva de los derechos humanos más elementales".

Mientras tanto, en nuestro país, algún parlamentario con tendencia a la ambigúedad y capacidad de echar balones fuera se atrevió a considerar el hecho como una guerra de religiones y no una persecución de cristianos. Ya se ve que hay quien prefiere mirar a otro lado y ser políticamente correcto. Me parece que sería bueno que aprendiéramos a llamar a las cosas por u nombre, y de paso ser más solidarios, más caritativos y hasta escarmentar en cabeza ajena.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta claro que no todos los muertos con violencia son iguales.
Hasta en la muerte hay clases

Susana dijo...

Hay quien en el fondo se alegra y no pueden admitirlo. Un beso.

Brunetti dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, Modestino. De hecho, no lo podría estar más.

Cada día entiendo menos este mundo en el que pululamos.

Salud, amigo.

Modestino dijo...

Si, Bruunetti, y no se sabe donde avanzamos.

Saludos a todos.

paterfamilias dijo...

Lo has clavado. Y nosotros mirando a otro lado