20 de octubre de 2014

Nueva etapa en el tema "ëbola"


Teresa Romero, la auxiliar de clínica infectada por el ébola parece que sale adelante. A falta de últimas confirmaciones y con la prudencia que exige el haber padecido una enfermedad de semejante envergadura, es el momento de alegrarse por la noticia y de considerar que, en principio y sin adelantar euforias, parece superado el peligro en lo que se refiere al contagio habido en el Hospital Carlos III de Madrid tras la repatriación del segundo de los misioneros traídos a España. Pero no hay que olvidar que la vicepresidenta del Gobierno habló de una crisis larga, y que el virus sigue por ahí, con los peligros que conlleva la posibilidad de que personas que, conscientes o inconscientes de estar infectadas, lo puedan llevar y traer de aquí para allá. Me temo que no está dicha la última palabra.

Mi intención con este post se limita a congratularme de que se haga la luz en una familia que lo ha tenido que pasar francamente mal y, de rebote, en todos los españoles de buena voluntad que hemos andado preocupados por la salud de una compatriota. Imagino que se podrá seguir hablando mucho de los fallos de protocolo, de cómo se ha gestionado  la crisis, de las desacertadísimas palabras del Consejero, de las consecuencias sanitarias, sociales y políticas del asunto ... que cada cual piense lo que quiera. Yo, admito tener una visión más bien crítica de esa gestión, prefiero no decir nada, porque creo que no tengo toda la información y porque ya molesté en su momento a alguien a quien aprecio, y no creo que valga la pena arriesgarme a que no se me entienda bien.

Pero no puedo evitar una breve reflexión sobre algo que no me ha gustado nada, y es el hecho de que se haya creado una alarma entre los ciudadanos que pienso que no siempre ha estado fundamentada en datos ciertos y motivos suficientes. Evidentemente, parte del problema está que quien tiene las máximas responsabilidades de gobernar ha reaccionado tarde y de modo insuficiente a la hora de cumplir una de sus obligaciones, que es informar y advertir al ciudadano; pero también en algunos medios y las redes sociales me ha parecido ver noticias y rumores en los que se intuía frivolidad, poco rigor e incluso a veces mala fe. Si hay que contar las cosas con crudeza, habrá que hacerlo, si hay que poner colorado a algunos también, pero no es de recibo asustar a la gente sin más fundamento que comentarios de barra de bar o de muro de facebook. 

Y, por supuesto, ahora que amaina, al menos por el momento, la tensión, nos olvidemos que hay un lugar en el mundo donde no se esta hablando de una persona infectada y en vías de curación, sino de miles de muertos y muchas más personas con unas expectativas que ponen los pelos de punta.

6 comentarios:

Susana dijo...

Lo que yo me temo es que hay bastante gente que siente que Teresa no se haya muerto, porque así podrían intentar hundir al gobierno. Los muertos de África les importan bastante poco. Un beso.

Modestino dijo...

Lo primero no lo creo ... no hay gente tan mala, Susana.

Brunetti dijo...

Pues yo coincido completamente con lo que ha manifestado Susana.

Y que conste que a mí, tanto el gobierno como la eximia (sic) Ministra de Sanidad, me la traen al pairo. Pero hay muchísima gente que se ha quedado "con la miel en los labios" al confirmarse que Teresa no se va a morir (de ébola, se entiende).

Salud!

Modestino dijo...

Se ha quedado con la miel en los labios a la hora de poder criticar sin medida y sin control, y lo seguirá haciendo con razón y sin ella ... pero dudo que nadie desee la muerte de esta mujer ...

Brunetti dijo...

Por cierto, el marido de Teresa ha manifestado que, en cuanto le levanten la cuarentena, tiene decidido interponer una demanda por la muerte de su perro, de nombre Excalibur (según sabemos ya casi todos), no se sabe muy bien contra quién: si contra el gobierno central, contra el gobierno madrileño, contra el Ministerio de Sanidad, contra la Consejería de ídem, contra los Bomberos, contra el veterinario que finalmente lo sacrificó o contra el ambulanciero que lo recogió.

¿No estamos un poco locos todos?

P.D. Atención, pregunta: ¿cuánto tiempo tardará el susodicho marido en acudir a alguno de esos programas de Tv que tanto gustan de ver a nuestros queridos conciudadanos?

Modestino dijo...

Amarillismo hay por un tubo por todas partes ...