16 de mayo de 2014

Las chicas guerreras del bus de las 7.15


El pasado sábado tenía que estar temprano en Zaragoza,  y para ello hube de coger el autobús que sale de Huesca a las 7.15 de la mañana. A esa hora las taquillas permanecían cerradas y me dirigí a la máquina expendedora de billetes que a tal efecto se ubica en el hall de la Estación Intermodal oscense. Junto a dicho "trasto" se encontraban tres adolescentes, género femenino, con aspecto de haber dormido poco -o nada-, vestimenta habitual en esta generaciones y en las que se observaba cierta alteración. 

Al parecer no conseguían que la máquina les facilitara los tres billetes para la capital e Aragón que pretendían adquirir. Efectivamente, comprobé como la que aparentaba ejercer cierto liderazgo sobre las otras intentaba introducir por la ranura de los billetes uno de 50 €, el cual era continuamente devuelto. Comenzaron a despotricar del aparato y en un momento de especial desesperación la que llevaba la voz cantante se dirigió  a mí, que me encontraba guardando pacientemente cola, preguntándome si sabía como funcionaba "esta mierda", sin respetar por lo visto la "Presunción de inocencia de la máquina" ... Les hice ver que la misma no admitía billetes de ese calibre, indicación que de entrada no se tomaron en serio, aunque la admitieron cuando les indiqué las siluetas de unos billetes de 5, 10 y 20 € que aparecían dibujados junto al lugar de introducción de los mismos.

Arreglado el problema de la compra de los "tickets", la siguiente "movida" se produjo una vez iniciado el viaje; las mozas se acomodaron en los últimos asientos del bus, y desde el principio se observó que pretendían continuar la marcha que debían haber iniciado la noche anterior. Como el conductor, posiblemente por la hora temprana que era, no consideró adecuado encender la radio las jóvenes iniciaron una especie campaña de motivación, solicitando al conductor,  a voz en grito y sin pedirlo por favor, que pusiera la radio, imagino que para escuchar "música disco", pues no parecía que pretendieran escuchar las noticias o un programa cultural. Al hacer el chófer oídos sordos a su solicitud, decidieron tomarse la justicia por su mano y obsequiaron al resto de los pasajeros con la música de un aparato que al parecer llevaban consigo, que no era precisamente una sinfonía de Beethoven, un aria de ópera ni un minueto de Chopin.

Las tres chicas se bajaron en la parada del Paseo María Agustín, cuando aterrizaron en la acera de "Averly" observé como su "líder" se había quitado el jersey y lucía una especie de "top" que dejaba al descubierto las partes superior e inferior de su cuerpo, comprobando que en la cintura llevaba tatuada una larga frase; evidentemente no pude descifrar la misma, aunque vete a saber si lo que ponía era una pregunta como la que una hora antes me había hecho: ¿cómo funciona esta ...?.

Juventud, divino tesoro ...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No he regresado de fiesta con 50 € en mi vida!!! Igual ellas tampoco y era lo que pensaban "quemar" antes de llegar a casa:)))

Susana dijo...

Qué pena de chicas, la verdad. Un beso.

Modestino dijo...

Bueno, a lo mejor las mozas acaban madurando ...