La película "Oliver", dirigida en 1968 por el inglés Carol Reed y ganadora de cinco Oscars, tiene unas cuantas escenas inolvidables, entre otras aquella en la que el niño protagonista, tras ser encerrado en el oscuro sótano de la funeraria a cuyo propietario ha sido vendido por tres guineas, canta esa triste y hermosa canción en la que pregunta dónde está el amor: "¿Where is love?"; la escena es de una ternura espectacular, de esas que llegan a causar dolor y pienso que pocos pudieron contener alguna lágrima al verla y escucharla. No podemos olvidar que la película se basa en la magnífica novela de Charles Dickens, sin ninguna duda el mejor cronista de la época victoriana, un tiempo en el que eran frecuentes situaciones de desamparo, miseria e injusticia como la de Oliver Twist, y por supuesto, habitualmente sin el final feliz y reparador de la ficción. En un momento de la canción referida, Oliver, lloroso y desolado, con esa mirada de tristeza y desamparo que tan bien supo mantener Mark Lester, desea que alguna vez él signifique algo para alguien, hermoso pensamiento que oculta el tremendo drama de ser consciente que en lo que llevaba de vida no había significado nada para persona alguna. Me parece que ya he hablado en alguna ocasión sobre la necesidad de cariño, un sentimiento que aflora en ocasiones en las personas, que algunos cuestionan pues intuyen que esconde cierto egoísmo, pero que es algo que nos hace humanos y que puede que incluso sea en ocasiones el sustrato de determinados desmanes: cuando ves a alguien delinquir, hacer el mal, no creo que sea descabellado pensar que detrás está la frustración a la que lleva la ausencia de amor.
A todos nos gusta que existan quienes les importemos; y ya no digo sólo los seres queridos más próximos, sino que ansiamos en los demás esa actitud que lleva a no ser indiferente ante el dolor o el sufrimiento ajeno, ... incluso sin ellos, porque uno siempre agradece que existan esas personas que cuando te miran, te prestan un servicio o te atienden, por ejemplo detrás de un mostrador, te das cuenta de que les importas, te consideran algo más que un "bípedo" con el que se cruzan o a quien tienen que soportar. Y es que en esta sociedad occidental en la que nos ha tocado vivir me temo que existe demasiada soledad, muchos que no tienen quien le escuche, acompañe o comparta lo bueno o lo malo ... tal vez ya en los inicios del siglo XXI sigue habiendo quienes continúan preguntándose dónde está el amor. A mí no me cabe ninguna duda que siempre nos queda Dios, a Él le importamos todos, está siempre ahí ... pero sospecho que le gustaría que aprendiéramos a representarle, a materializar su amor en los demás, para que lo noten.
16 comentarios:
Hace dos domingos comí en el puerto de Barcelona con la familia.
Como éremos el ciento y la madre, elegimos un restaurante económico en los aledaños portuarios.
Un local humilde y limpio, con un abundante menú por diez pavos.
El camarero, un joven hindú, nos atendió con gran humanidad.
Resolvió con sentido común las distintas circunstancias culinarias que rodean un encuentro familiar, con la siempre dificultoso presencia de infantes.
Al final le preguntamos su nombre, el pais de dónde venía, el tiempo que estaba en España y cómo le habían tratado.
Le hablamos de nosotros, y escuchó nuestra historia con la misma atención que nosotros escuchamos la suya.
Me llamó la atención la cristalina transparencia de su alma emigrante.
Se notaba que su amabilidad no estaba sustentada en ningún concepto empresarial occidental.
Había algo más.
Rezumaba filosofía oriental en todos y cada uno de sus gestos.
Fue tan amable que nos regaló algo que no se compra.
Nos redimió un poco.
A veces te encuentras gente así que te reconcilia con la humanidad ... afortunadamente hay más de los que pensamos.
Estoy leyendo "El sari rojo", un libro de Javier Moro que narra la historia de la saga de los Nehru: el propio Nehru, Indira Gandhi, su hijo Rajiv,... y de paso nos mete en ese mundo tan especial de la India, gente con una filosofía especial que cuadra con la personalidad del hombre que nos cuentas.
Recuerdo que al final nos ofreció un chupito de la casa, costumbre muy repetida en locales de comida.
El muchacho, que apenas tendría los veinte años, se interesó uno a uno por los gustos de los comensales.
Lo hizo de una forma tan educada, que consiguió arrancarnos una especie de reverencia dipolomática a todos los miembros de la mesa.
Inclinamos ligeramente la cabeza, como si nos estuvieran enseñando el nacimiento del Ganges.
Posiblemente, es lo que nos estaba ofreciendo en realidad.
EL Ganges ... todo un icono. Sirva la anécdota para desmentir a quienes defienden que los emigrantes sólo traen problemas ... frecuentemente traen sobre todo bondad y buen ejemplo.
Quiza en Occidente nos agarramos mas a lo material y en Oriente mas a lo espiritual.Tambien es verdad que donde estaba trabajando era en España ,no en la India ,por algo sera.
Creo qque todos debemos aprender de todos ,no somos islas.
Sabio comentario ese de que donde trabajaba era en España :). Pero no se porqué, me parece que aquí tendemos a ser más bien individualistas y desconfiados ... aunque no hay más que escarbar para encontrar buena gente en todas partes.
Significar algo para alguien, que a alguien le importemos... todos necesitamos ése amor real, que se toca y se comprueba.
me ha gustado mucho tu entrada, Modestino. Gracias.
Gracias a tí, Mariapi ... ¿sabes?, a veces hay gente muy rigorista, que piensa que detrás de esa necesidad de cariño hay egoismo ... y, no se ...a mí llamale egoísmo si quieres, pero somos humanos, no? ...
Es cierto que no nos pueden desbordar los sentimientos, pero huyo de los témpanos de hielo.
Modestino, creo que con esto de los sentimientos hay mucha confusión. Es un tema que me interesa mucho.
Hay una manía en presentar a los sentimientos como "inconvenientes" y en mostrar el amor que actúa "sin" o "a pesar de ellos" como el mejor amor. Y nada de eso es cierto. Amar necesita de los sentimientos adecuados, como de la voluntad y la inteligencia...¿a quien le apetece ser amado "sólo" a fuerza de voluntad? Creo que los sentimientos son el bálsamo de la vida, lo que nos ayuda a superar muchas luchas. La gracia está en saber manejarlos, en adecuarlos al buen amar, pero nunca nunca en despreciarlos.
Y no hablo de "sentimentalismo", que eso me parece tan inhumano como los "antisentimientos".
Gracias por abrir estos temas para poder dialogar.
La entrada de hoy me ha hecho recordar un documental sobre niños abandonados; un niño hablaba sobre la bondad de Dios y decía que Dios quiere a todos; hasta a los Chechenos...
Para mi es inimaginable la vida sin amor, sin querer y sin que me quieran, y no hablo solo de Dios sino de que me quieran y querer a personas concretas.
Y aunque mi vida sea bastante solitaria si me importan los demás y unos cuantos me importan muchísimo y no creo que nadie tenga que justificar la necesidad de amor porque para mi es lo que nos humaniza.
El bálsamo de la vida ... me gusta la frase.
Es que la vida sin sentimientos no vale la pena. Todos necesitamos importarle a alguien, aunque sea al perro. Por desgracia hay mucha gente solitaria. Un beso.
A veces los perros entienden más de cariño qué algunas personas.
...me has recordado un día en el colegio, yo le pedí a alguien ¿quién es tu mejor amigo? -esperaba que me dijera que era yo-
Como hombre, me contestó:
- "el perro"
En cualquier caso, siempre provoca menos celos el perro que otra persona, ¿no crees? ... ;)
Yo creo que nadie puede dar lo que no tiene. Y,para poder querer, hace falta sentirse querido. Yo he tenido y tengo esa suerte y, por eso, me siento privilegiada. "Ser importante para alguien", como tú bien dices, es la mejor base para la autoestima y la perspectiva de futuro. Pero el cariño recibido supone la exigencia de transmitirlo. Hablamos mucho de crisis económica, pero cuantas personas, tienen déficit emocional...
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