"Sabe Dios que el día que comáis de el, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal."
Cada día comprendo más a Adan y Eva, porque compruebo que lo que a ellos les ocurrió nos pasa a los hombres, sus descendientes, cada día del año. Da la impresión de que las personas caminamos por la vida con ese aire de ser el ombligo del mundo, ignorantes y ausentes de lo que es la cruda realidad: no somos más que una pieza insignificante de la creación, personajes absolutamente prescindibles, ridículos protagonistas de una ínfima parte de un lugar del mundo, de un momento reducido de la historia; por el contrario, andamos desafiantes y provocadores por la vida, creyéndonos realmente eso que les dijo la serpiente a nuestros primeros padres, que sabemos perfectamente distinguir lo bueno de lo malo, que andamos imbuidos de la razón más absoluta, que el resto del personal no es más que, por pardillo, torpe o cazurro, alguien incapaz de saber, estar convencido u opinar. Nos ha llegado muy adentro eso de ser como dioses, y nos lo hemos creído, prescindimos de que va a llegar un día en que ésto va a terminar, tendemos a pensar que nuestra opinión trasciende tiempos y creencias y hemos olvidado valores como los que cristianos denominamos humildad, templanza o temor de Dios.
Ese "seréis como dioses" supone conocimiento notable de la naturaleza humana; yo lo he visto reflejado en esa afición que tenemos a juzgar comportamientos, conductas, actuaciones, decisiones, ... observo ese endiosamiento en tertulias periodísticas, en comentarios de foros y redes sociales, en programas televisivos: demasiada rotundidad, poca receptividad a la opinión contraria, una especie de conciencia de tener la razón absoluta, incapacidad para reconocer estar total o parcialmente equivocado, ... El otro día en un foro cuyo nombre no viene al caso y ante un debate sobre los bancos, uno aseguraba encontrarse "alucinado" ante lo que pensaban unos cuantos, ... como si no se creyera que alguien mantuviera una postura distinta a la suya ... ¿no es ésto sentirse como un dios?, ¿no estaba el individuo aposentado en su pedestal divino despreciando a quienes defendían lo que consideraba indefendible?. Del "seréis como dioses" viene, entre otras cosas, el totalitarismo, la confrontación, la incapacidad para el acuerdo.
En occidente sabemos bastante de este "seréis como dioses", porque llevamos años de decadencia moral, de entierro constante de los valores; mientras tanto demasiados poderosos, de la política, de las finanzas, ... se consideraban invencibles, inconscientes no solo de que al final todos acabamos unos metros bajo tierra, sino que una crisis económica nos puede convertir ... nos está convirtiendo en seres tan humanos como falibles y perecederos. ¿Dónde quedan las glorias de antaño?, ¿dónde fueron los logros y las conquistas? ... ¿que le queda a quien ha destruido cualquier valor que trasciende la mera prosperidad material?. Nos hicimos como dioses inconscientes de que era algo que no nos es asequible, incapaces de comprender que ni siquiera lo necesitábamos porque el endiosamiento ya nos lo daba quien podía y nos debería bastar seguir su huella.
14 comentarios:
Estoy de acuerdo. Le damos demasiado valor al aquí y ahora como si nada fuera a pasar, y luego cuando llegan malos tiempos no sabemos cómo afrontarlos. Un beso.
La crisis no es sólo económica, ese es el problema.
Matizaría un poco. Con cargo a equivocarme, porque es el último día cuando lo sabremos a ciencia cierta. Tendríamos que vivir a sabiendas de que esto NO VA A ACABAR, a sabiendas que el motor que mueve todas estas células, que la "magia" que mantiene nuestros átomos unidos formando una persona definida y diferenciada, esa fuerza es eterna. Y tendríamos que vivir tratando de conectarnos con esa enegía cada día de la vida mortal, sabiendo que hemos venido precisamente para hacer eso. Y hacerlo AHORA porque no hay un "después", porque precisamente no sabes "ni el día ni la hora" en que esa energía (que eres tú) deje esa materia y siga viviendo.
Y una vez que tomas esa conciencia, la vida cobra más sentido.
Me parece más bien que ahora se vive como si esto se fuera a acabar, como si no fuéramos inmortales, como si aquí lo hago y no lo pago nunca porque se acaba el tiempo.
Encuentro peor aún eso de vivir en el futuro, pensando en un cielo que no sabemos si alcanzaremos porque el camino (ya nos lo dijeron) no es tan fácil como hacer lo que otros dicen, sin discernir.
Ya te digo, matizaría un poco lo que dices, sabiendo que lo que dices lo dices bien.
Marga, asumo íntegramente tu matización, tal vez mi explicación fue incompleta. Lo que me movió a escribir es comprobar cómo tantos hablan como si fueran infalibles, como si tuvieran respuestas y experiencias para todo. Completamente de acuerdo con lo que dices.
Dandole vueltas a éste tema yo pensaba que la serpiente era una especie de voz seductora que alentaba a Adán y Eva a desobedecer a Dios.
Los estaba engatusando para que se alejaran de Dios ofrecíendo cualquier cosa, sin ser vedad (pues es el maestro de la mentira)
Desobedecer no nos convirtió en dioses; pero si nos dio una característica y fue tomar consciencia de nosotros mismos y de nuestra futilidad.
Compensamos esa consciencia con el deseo de pasar a la inmortalidad.
Yo creo que hay quienes andan confundidos y creen estar ya en la inmortalidad.
Será su forma de compensar el miedo a la muerte y con ella desaparecer...
Hay otra cosa en la buena nueva que me conmueve y asusta: con la vara que mides serás medido.
¿Y si lo que vemos en los otros (esas certezas soberbias que a veces nos rebelan) es lo que reflejamos nosotros?
Pregunta: ¿qué haría un niño con uno que se hincha ocmo pavo? mi hijo generalmente se reiría de él. Y seguiría en lo suyo tan contento.
O quién sabe.
Seréis como dioses.
Tengo en mí la extraña tendencia de leer los textos bíblicos en su vertiente poética.
Es más, está más que probada la impermebilidad de mi mente a interpretaciones cerradas u ortodoxas de la Biblia.
En cambio, por un avatar aleatorio, me siento muy receptivo a los mensajes abiertos, estando convencido de que tanto las parábolas como los Evangelios son básicamente fuentes inagotables de potentes torrentes de luz.
Así que cuando leo, "seréis como dioses", no puedo más que pensar que fueron escritas con el fin de enaltecernos y elevarnos sobre nuestra propia condición humana.
Tal vez no sea justo leer así párrafos tan importantes, pero alimenta mi fe el hecho de sugerir y no mandar, me enaltece la belleza de las frases abiertas, y me da una profunda paz la sensación de aire fresco en la cara de ciertas ordenaciones de palabras.
Tal vez, para se justo, deberia leer con más atención y menos emoción.
Pero me resulta imposible, convencido como estoy que ciertas frases se construyeron para sacarnos del atolladero a base de ideas, nunca de órdenes, mandatos o imposiciones.
Ciertas palabras se escribieron para sanarnos, no para comprar una determinada medicina.
Te quedó redondo Driver, perfecto. Lección anotada. Procurando aprenderla.
Eso es "hacerse niño", y lo demás son milongas.
Me gusta tu planteamiento en general, Driver, pero en el "Sereis como dioses" solamente soy capaz de ver una invitación a una falsa e injustificada vanidad. No defiendo interpretaciones unitarias y exclusivas, sería poner puertas al campo, pero yo de lo que Chesterton denominó "el lamentable incidente de la manzana" no soy capaz de sacar otra conclusión.
También es cierto que Dios nos creó a su imagen y semejanza.
El impulso del hombre para asemejarse a Dios, casi siempre está impregnado de tintes más humanos que divinos.
¿Para qué queremos ser dioses?
Para tener el don de la perfección, el poder, la inmortalidad. Ahí es donde encaja la visión de una falsa e injustificada vanidad.
Tal vez fue Miguel Angel en la Capilla Sixtina, poniendo al hombre en titánico esfuerzo para alcanzar la mano de Dios, quien supo reflejar este anhelo de gloria, revistiéndolo de simple humanidad, desnudándolo de ropajes y vanidades.
A su imagen y semejanza.
Estoy contigo, pero no se puede vivir con miedo.
Por supuesto, ante Dios sin miedo, pero con humildad ... y ante los hombres ... creo que tambien.
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