"La salvación de nuestro mundo se encuentra en el corazón de las personas, en su humildad, responsabilidad y capacidad de reflexión". Vaclav Havel
8 de mayo de 2012
El infierno del Real Zaragoza en Moenchengladbach
Corría el mes de noviembre de 1974 y el Real Zaragoza se encontraba en pleno esplendor de la época de los "Zaraguayos"; tras una temporada en la que la llegada de Nino Arrúa y Lobo Diarte, junto a la calidad y coraje de jugadores que ya estaban en la nómina del club como Violeta, Rico, Planas, García Castany o el meta Nieves, había llevado al equipo del león a la tercera plaza de la Liga, algo que no se recordaba por La Romareda desde los "Magníficos", el equipo lucía por los lugares altos de la tabla y en su vuelta a Europa se había desecho con contundencia y brillantez en las primeras eliminatorias de la Copa de la UEFA de modestos equipos europeos como el Vitoria de Setúbal y el Grassophers suizo. Para la tercera ronda el sorteo fue mucho más exigente y al equipo maño le tocó el hueso más duro de roer, los alemanes del Borussia Moenchengladbach, equipo titular de una ciudad del estado federal de Renania, en el Norte de Westfalia, con unos 200.000 habitantes y que por aquella época se había convertido en uno de los grandes del fútbol alemán. Como el Zaragoza vivía un momento dulce, entre la afición nos hicimos ilusiones de dar la campanada y conseguir pasar la eliminatoria frente a los alemanes: a la hora de la verdad el sueño se convirtió en pesadilla y los blanquillos recibieron uno de los mayores varapalos que le recuerdo.
El gran artífice del Borussia más brillante de la historia fue Hennes Weisweiler, un mister enérgico, trabajador y estudioso -aparece en la foto junto al meta Kieft y el extremo Jupp Heyckens- que supo descubrir valores en la cantera del club y convertir jugadores que nadie conocía, como los atacantes daneses Jensen y Simonssen y el interior de origen polaco Kulik, en primeras figuras. Al finalizar la temporada Werisweiler se iría al Barça, donde quiso meter en cintura a Johan Cruyff y acabó cesado antes de tiempo. En el Borussia militaban cuatro jugadores que habían sido campeones del Mundo ese mismo año con Alemania: el lateral derecho Berti Vogts, un "bajito" que había aburrido a Cruyff en la Final del Mundial, los centrocampistas Wimmer y Bonhof, quien con los años ficharía por el Valencia y el extremo izquierdo Jupp Heyckens, que entrenó al Real Madrid y al Athletic y ahora reverdece laureles en el Bayern de Munich. Como puntas de lanza figuraban dos daneses que también acabarían en el fútbol español: Allan Simonssen, un jugador bajísimo y con planta muy poco deportiva que era un fenómeno y jugó muchos años en el Barça y Henning Jensen, un ariete rápido y hábil que en 1976 engrosó las filas del Real Madrid. En el centro del campo destacaban también dos jugadores jóvenes y prometedores: Uli Stielike, un auténtico "panzer" que sería muchos años santo y seña del Madrid y Christian Kulik, un fino interior zurdo que no acabó de cuajar como la figura que prometía. Los defensas Wittkamp, Surau y Klinkhammer y los medios Danner, Koppel y Schaffer eran otros habituales del equipo teutón.
El encuentro se celebró un miércoles 27 de noviembre en el "Stadion Bökelberg" de Moenchengladbach; hacía un tiempo infernal, con una lluvia torrencial, un campo encharcado y un frío casi polar. Luis Cid Carriega, mister del Zaragoza sacó a su once de gala, pero Arrúa, Diarte, García Castany y compañía parecieron congelarse en el césped y en los primeros 45 minutos los alemanes barrieron literalmente a los blanquillos, llegándose al descanso con un humillante 4-0: Simonssen en dos ocasiones, Heyckens y Bonhof lograron los goles que echaron brutalmente por los suelos las esperanzas que teníamos los seguidores zaragocistas, unas esperanzas que se demostró no estaban justificadas. En la segunda parte el Borussia bajó el ritmo y el Zaragoza bastante hizo con sostenerse de pie y aguantar 45 minutos con las piernas paralizadas y el ánimo deprimido, aún así Heyckens hizo su segundo gol y cerró una "manita" que terminó con las ilusiones europeas del Zaragoza para esa temporada. Juan Luis Irazusta, que ocupaba en esa ocasión la portería maña, cuenta que se dirigió varias veces al banquillo aragonés con las dos palmas de las manos abiertas, queriendo indicar que había que marcar al número 10 del Borussia, que estaba haciendo lo que quería, entendiendo el mister gallego que solicitaba unos guantes ... una anécdota que demuestra hasta que punto había cundido la sorpresa y el desánimo en las huestes zaragozanas, que en esa ocasión no emularon, ni de lejos, a Agustina de Aragón.
Desde la llegada a Zaragoza, en octubre de 1973, del paraguayo Nino Arrúa, el Zaragoza había mantenido una racha de triunfos que nos había acostumbrado a sus aficionados a una época de "vino y rosas", la debacle en Moenchengladbach fue por eso aún más dura, ya que suponía sufrir un descalabro cuando todo iba sobre ruedas; me parece que en aquella ocasión pecamos de ingenuos, pues por muy bien que jugara el Zaragoza de entonces no hay más que ver la alineación alemana para darse cuenta de la enorme diferencia entre un equipo y otro. No obstante, ese año el Zaragoza mantuvo una buena trayectoria en la Liga y consiguió por única vez en su historia el subcampeonato. El Borussia siguió creciendo, el año 1976 ganó la Liga alemana y al año siguiente llegó a la Final de la Copa de Europa, que perdió por 3-1 frente al Liverpool de Keegan. Con los años su importancia en el fútbol alemán ha disminuido, e incluso ha descendido en dos ocasiones a 2ª División, drama que comparte con el Zaragoza. Ahora los de Moenchengladbach vuelven a asomar por la parte alta de la Bundesliga, mientras Zaragoza anda en fase de navegar por abajo ... esperemos que pronto se recupere como sus viejos verdugos de Westfalia.
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8 comentarios:
De este infierno no se nada( ahora un poco más después de leer la entrada). pero historia vamos la que va a hacer éste año. El único equipo de la liga española que tras estar 37 jornadas en descenso se salvará el domingo en la 38!
Yo lo doy por hecho, y nada de nadar para morir en la orilla
Dios te oiga Veronicia, ... que menuda semana más larga nos espera y vaya 90 minutos a partir de las 20.00 horas del domingo.
Desde la jornada 25 estás erre que erre con que se salva... cómo podías estar tan segura con 11 puntos por debajo de la salvación? no serás tú la que va y viene con los maletines esos que dice quique pina? te estaremos vigilando este finde (sabemos dónde vives ehh)...
Quique Pina es un impresentable; después de la que montaron sus jugadores el sábado lo que debería hacer es callarse avergonzado.
Otros años no se, pero éste estoy convencido que la remontada del Zaragoza se ha debido al esfuerzo y compromiso de los jugadores, el trabajo de Manolo Jiménez y no poca suerte.
tienes un regalo en mi blog. Un beso.
¡Gracias!, ahora miro.
Estuve siguiendo por internet el partido Granada-Madrid (bastante tostón, la verdad) y me pareció que el arbitraje del aragonés Clos Gómez rayó la perfección.
El penalty a Cristiano, una locura transitoria de un defensor del Granada que se abalanzó y le sujetó durante varios segundos, como si estuviera enamorado de él y no quisiera pederlo.
Y el segundo gol merengue, una desgracia de Cortés al tratar de despejar. A veces ocurre.
Lo que ni Enrique Pina ni ningún otro jugador ni medio de información nazarí ha dicho es que, curiosamente, el partido Zaragoza-Racing fue arbitrado por Paradas Romero, trencilla andaluz residente en Antequera, una bella ciudad malagueña que tú conoces bien, situada a poco más de 100 km. de Granada. O sea.
Esto del fútbol es cada día más insoportable.
Si Enrique Pina dice lo que dice es, entre otras cosas, porque le ha entrado el miedo en el cuerpo. El pasado martes, tras vencer al Español, celebraron la permanencia ... y ahora resulta que se pueden ir al hoyo.
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