24 de mayo de 2012

Cuando me siento Dustin



El pasado lunes fui al dentista, visita que por mucho que a nadie le haga demasiada gracia hacer uno tiene necesariamente que repetir con cierta frecuencia; no tengo ninguna queja de mi odontólogo, un hombre amable y que hace bien su trabajo, además es ocurrente y suele amenizar sus intervenciones con una conversación simpática que suaviza las angustias del momento, por mucho que al ser un gran gastrónomo tiende a extenderse en el relato de los platos que cocina y come, algo que cuando uno anda con la boca abierta y medio tumbado en un sillón abatible le puede producir una ansiedad frustrante. En cualquier caso, y por mucho que médico y enfermera se esmeran en hacerlo todo muy llevadero, cuando me encuentro sentado el el sillón de la tortura, con el dentista entregado a la faena sobre mi boca, con la que se encona a base de pinchazos, instrumentos punzantes y todo tipo de enjuagues, no puedo dejar de pensar en que si él quisiera podría hacerme todo tipo de destrozos, hasta acabar con mi vida, pues la pura realidad es que me hallo en situación de absoluta indefensión frente a un hombre armado, que incluso tiene la complicidad de una enfermera que le echa una mano.

Y siempre viene a mi mente "Marathon man", el film que dirigiera en 1976 John Schlesinger y que nos narra las desgracias de Thomas Babe Levy , un joven y pacífico judío que se entrena cual psicópata para correr maratones, que sin comerlo ni beberlo se ve metido en una terrible trama de diamantes escondidos y criminales de guerra nazis. Resulta casi tan cómico como dramático comprobar cómo el pobre Dustin Hoffman, que encarna magníficamente a Thomas, se pasa la película huyendo horrorizado sin saber ni quienes ni porqué le persiguen. El "malo-malísimo" de la película es el dentista nazi Christian Szell, una auténtica bestia que busca con codicia y sin escrúpulo alguno unos valiosos diamantes; el papel de Szell lo interpreta el mismísimo Lawrence Olivier, que se transforma con maestría en un odioso criminal de guerra. Una de las escenas más impactantes del film -hay unas cuantas- es cuando Szell trata de que Babe le diga donde están los diamantes -algo imposible, pues el pobre no tiene ni idea- sentándole en el sillón y torturándole con sus instrumentos de dentista: a los espectadores les corre, inevitablemente, un genuino escalofrío por el cuerpo. Desde entonces, cuando tengo que visitar al dentista -hasta ahora ninguno de los que me ha tocado era ni criminal, ni nazi ni buscaba joyas desesperadamente- no puedo evitar recordar la escena, y al salir de su clínica tiendo a respirar aliviado por no haberlo pasado tan mal como Dustin Hoffman.


10 comentarios:

dolega dijo...

Es una escena que nunca he podido mirar. Ni cuando ví la pelídula en el cine, ni cuando le he visto en video ó TV y es que lo mío con el dentista es fobia pura y dura.
Un saludo

Modestino dijo...

Yo antes soportaba mejor este tipo de escenas que ahora: yo también tiendo a precindir de algunas. Por ejemplo, soy incapaz de ver la primera parte de "Salvar al soldado Ryan".

Marga dijo...

Yo nunca voy al dentista y sé que debería...
Me pasa como a tí, mi dentista es primo mío y es un sol, mi niño pasa heroico y divertido el trance y yo soy como la niña más grande, al final me suele dar el mismo premio que tiene para los niños...

En el cine trato de no ver esas pelis, lo mío con el cine es pura diversión, y no le permito que no me divierta :-))

Modestino dijo...

Yo también tengo esa visión del vine, cada día llevo peor eso de sufrir con la ficción.

Susana dijo...

No me lo recuerdes. Tengo que sacarme dos muelas y lo estoy dejando desde hace meses. un beso.

Modestino dijo...

Yo creo que criminales nazis ya no quedan.... o están ya muy caducos. ;)

tomae dijo...

...pues debo tener un problema de conciencia porque te aseguro que más de una vez me he quedado dormido en la butaca del dentista.

Modestino dijo...

Lo tuyo es de Guiness, amigo ...

veronicia dijo...

A mi me pasa como a Tomae, ni miedo ni nada de nada en el dentista... tan tranquila que me parece que me quedo dormida...

Modestino dijo...

Es que sois unos valientes, :):):)