29 de mayo de 2012

Complicidades


Cada cual tenemos nuestra familia, con una extensión mayor o menor: con unos tenemos más confianza que con otros, por mucho que procuremos mantener una buena relación con todos; también tenemos nuestros amigos, unos en toda la extensión de la palabra y otros a los que vendría mejor la etiqueta de conocidos, compañeros de trabajo u otras parecidas. Pero también existen aquéllos con los que nos cruzamos al ir al trabajo, otros que viven cerca, aquellos que nos venden el periódico, la crema de afeitar o las pastillas contra el colesterol, quien nos sirve el café matinal o la caña festiva, ... personas de las que incluso podemos llegar a desconocer el nombre y con las que acabamos manteniendo una relación de complicidad, de quienes somos capaces de intuir qué día andan felices y cuál se han levantado con el pié izquierdo, de la misma manera que ellos pueden también conocer nuestro estado de ánimo, nuestras manías y hasta determinadas formas nuestras de reaccionar. ¿Quién no tiene sus complicidades?, ¿Quién no echa de menos a esa persona con la que se cruza diariamente y de pronto la deja de ver una semana?, ¿quién no nota una especie de agujerito interior al descubrir que a fulanito le ha contratado un bar del otro extremo de la ciudad, o que fulanita ya no te animará más a optar por la oferta del día en el Super?, ¿quién no se pregunta porqué esa chica tan guapa ya no coge el autobús de las 8.30 o por qué aquél señor con aspecto venerable lleva un mes sin tomarse el café a la hora de siempre?.

Y es que, gracias a Dios, tenemos corazón, un miembro del cuerpo que acaba siendo algo más que un simple órgano vital; y así somos capaces de tomar cariño a alguien porque notamos que nos mira con simpatía, que tiene hacia nosotros una forma de servir mercancías, servicios o consumiciones que va más allá del mero compromiso, o sencillamente nos gustan su estilo, su sonrisa o su forma de mirar. De esta manera, vivir en sociedad se convierte en algo más atractivo que esa deshumanizada forma de coincidir personajes en que lo han convertido algunos, porque es bueno que aprendamos a mirar al resto de ciudadanos, con mayor o menor afinidad hacia nosotros, como personas con cara y ojos, con sus problemas, sus ambiciones, sus desengaños y sus aficiones, ... vamos, como cada uno de nosotros. Yo también tengo mis "complicidades", quien haya seguido con más o menos continuidad este blog seguramente habrá descubierto más de una, gente que muchas veces no se ni donde viven, ni cuál es su estado civil ni sus opiniones personales, pero con relación a las cuales soy capaz de poner por encima un afecto que debe de salir del alma, ... o vete a saber tu el origen.


19 comentarios:

Pilar Lachén dijo...

Una de las cosas maravillosas que te da la vida es tener cómplices; por suerte yo los tengo y son esos tesoros que llevas en tu corazón y nunca los dejarás marchar.

Modestino dijo...

Hay que saber descubrirlos, y es que hay gente que va tan deprisa por la vida que corre el riesgo de no darse cuenta.

Anónimo dijo...

Has de saber que tu eres una de mis complicidades.
Ya es costumbre ir a tu blog a mirar que cuentas.
Si un día te cansas y dejas de escribir te encontraré a faltar.

Modestino dijo...

No es mi intención, por ahora, dejar de escribir ... aunque mne planteo espaciar más mis entradas.

tomae dijo...

...Me has recordado a un compañero de viaje en tren en un habitual recorrido al trabajo, él venía de 3 estaciones de antes a la mía y yo bajaba en una siguiente a la suya. En esos viajes tan matutinos, ambos dormíamos, pero nos despertábamos al unísono, el bajaba del tren y yo me preparaba para la siguiente parada, nos saludábamos, intercambiamos alguna pequeña conversación (con bastante complicidad)... Un día dejé de coger ese tren -cambié de lugar de trabajo- y no supe más de él.

Modestino dijo...

Son "relaciones" que nacen, se desarrollan y mueren siempre de modo circunstancial, pero ya sabes: "la belleza permanece en el recuerdo".

Susana dijo...

Es amor universal. Hay personas con las que nunca he cruzado dos palabras y, sin embargo, me parecen casi de la familia. Un beso.

Modestino dijo...

Me gusta eso de la universalidad del amor.

Anónimo dijo...

A veces llegaba a casa y un día cualquiera notaba extrañada la ausencia de un perro o un gato...(sobre todo gatos). Al preguntar, mi madre tan tranquila contestaba que había enfermado y había muerto, pero que ya hacía tiempo. Yo notaba una gran tristeza aunque nunca dije nada. La forma de decir "pero ya hace tiempo..." era como un "ahora te das cuenta!?". Continuaba leyendo en las escaleras rodeada de otros perros y otros gatos; y los miraba bien como para despedirme de ellos porsiacaso...

Driver dijo...

Vas por el kilómetro 150 y lo adelantas; un camión de mudanzas con el dibujo de una gaviota azul.
Después, por el 200, paras a repostar y lo ves pasar por la autovía: ¡¡zummm!!
Te reincorporas y te lo vuelves a encontrar en la variante de Montecasino; ya no le pasas.
Te quedas un rato conduciendo a su vera, como si los remolinos que forma al pisar el andén configuraran parte de tu alma.

Al final del día recapacitas, y sientes que esa gaviota azul galopando el asfalto caliente, ha sido tu referencia.

Sabes que no te ha mentido.
Que es tu verdad.

Y le tomas afecto, en medio de un tráfico infernal.

Marga dijo...

qué bonita entrada, y sí, es verdad que uno va generando complicidades...
a mí me ha pasado estar en otra ciudad y en la calle saludar a alguien que yo sé que es de mi sitio, que le he visto varias veces y no saber cómo se llama, es gracioso, pero da un gusto ver una "cara conocida"...

paterfamilias dijo...

Así es y no deja de resultar curioso (o al menos a mí me lo parece)

Modestino dijo...

Generalmente somos intuitivos y fácilmente descubrimos identidades comunes, etc...

Brunetti dijo...

Por ejemplo, el pasado viernes, en el aperitivo posterior al acto "en el que coincidimos", tuve la sensación de que podía abordar a cualquiera de las 70 u 80 personas allí reunidas y que encontraría en todas ellas amabilidad, receptividad e incluso afecto, a pesar de que a la mayoría ni siquiera las conocía.

En ese caso, lo quieras reconocer o no, tú eras el hilo conductor de esa corriente de afectividad generalizada.

Sin embargo, bien podría ocurrir que te encontraras con cualquiera de esas personas en otro contexto diferente, y la sensación fuera completamente opuesta.

Modestino dijo...

Bueno ... hubo unos cuantos hilos conductores, no?

Marga dijo...

¿no te ha pasado al revés? que es que ves a alguien y no sabes qué tiene que te cae mal...
me pasaba de "joven", ahora generalmente siempre le encuentro un lado amable a todo mundo que conozco... generalmente no es siempre, claro...

Modestino dijo...

Por supuesto, Marga, hay gente que te produce rechazo inicial. Y sí, con los años aprendes a matizar.

Noemí Baneem dijo...

Somos seres humanos, seres que sienten, seres con fuerza y a su vez con debilidades. Hoy en dia se tiene pánico a mostrar esas debilidades, cuando gracias a ellas nos permiten darmos cuenta de lo que somos... Humanos,corazón, emociones, sentimientos, lágrimas, risas... palabras que se olvidan en la sociedad que vivimos. Menos mal que hay algunos que no.

Modestino dijo...

Imagino que a lo largo de la história habrá habido más momentos de deshumanización, ahora podemos vivir uno, pero cabe sembrar en el yermo.