30 de junio de 2010

Libreros de cabecera



El buen lector no tiene nada que ver con cualquier individuo sometido a los caprichos y a los vaivenes del consumismo; uno puede encontrar libros en muchos sitios, pero no resulta nada fácil hallar ese lugar donde uno puede acudir, casi con devoción, para consultar, conocer novedades y descubrir esos tesoros que solamente pueden enseñar quienes saben de verdad del tema.

Una de las vivencias más llamativas de la relación entre libros y negocio fue la salida al mercado allá por el mes de junio de 2009 del tercer volumen de la serie "Millenium" del genial Stieg Larsson. Recuerdo que era un miércoles y yo tenía ese día una cena en Zaragoza con la peña caracolera de mis amigos Higinio y Amparo; aproveché para darme un garbeo por la ciudad y recorrer unas cuantas librerías -"Casa del Libro", "General", "Corte Inglés", "FNAC", ...- en todas ellas había notables colas en la caja y más del 90% de quienes las integraban llevaban bajo el brazo un ejemplar de "La reina en el palacio de las corrientes de aire". Salta a la vista que muchos de esos libros, me temo que la mayoría, eran comprados al impulso de la propaganda, la moda e incluso cierto afán de quedar bien, y no fruto de un interés literario o cultural, de un conocimiento serio de lo que es la novela policíaca y los caracteres concretos de la intriga escandinava.

Tal experiencia contrasta con lo sucedido justo un año antes; mi buen amigo Brunetti, como hice yo a principios de año, había hecho su primera visita la librería "Negra y Criminal", donde su dueño, Paco Camarasa, un "librero" de verdad, de los pies a la cabeza, de esos que vende libros y no humo ni fantasmadas; días después Brunetti me envío un mail con los libros que había adquirido y las noticias "negrocriminales" que le habían sido transmitidas: la más llamativa de ellas era la próxima aparición de una trilogía escrita por "un tal Larsson" que iba a causar una sensación superior a la del mismísimo Mankell ... una comparación que viniendo de quien venía provocó que mis antenas permanecieran atentas a partir de entonces. Un par de semanas después la propia web de la citada librería anunciaba el primer libro de la trilogía -"Los hombres que no amaban a las mujeres"- y buscando en la web de la Red de Bibliotecas de Aragón comprobé que en la de Huesca el único ejemplar existente estaba libre: acudí presto y pude leerlo cuando "Millenium" aún era concepto casi desconocido ... un mes después era impensable encontrar disponible el libro: como luego sucedería con los tomos 2 y 3, había largas listas de espera en todas las bibliotecas para conseguir leer a Larsson.

Pienso que las dos anécdotas narradas, tal vez demasiado extensamente, explican perfectamente la diferencia entre tomarse la lectura como una especie de snobismo, como una superficial manera de estar al día y ejercitarla como pacífico ejercicio de una afición que nos enriquece y nos vuelve más humanos. Es como el contraste entre comer con los ojos y ser un "tripero" y sentarse plácidamente a la mesa con los amigos para compartir manjares de calidad.

Y tanto "rollo" viene a cuento de las bondades del buen librero; cualquier viejo aficionado a leer, y conozco varios y muy buenos, no se cansa de repetir la enorme diferencia que hay entre comprar por comprar y hacerlo con cabeza y buscando consejo, es decir, que no es lo mismo un "librero" que un "vendedor de libros". Y para acertar es imprescindible encontrar ese "librero de cabecera", esa persona que disfruta vendiendo libros, que no pretende encasquetarte ese ejemplar que no hay forma de colocar, ni le importa un rábano que empieces una serie por el segundo o tercer libro, ni es incapaz de advertirte que esa novelita con la que te has encaprichado tiene unas características muy especiales y no gusta a todo el mundo, posiblemente porque no sabe ni de que va.

Con el buen librero uno se lo pasa en grande comprando, descubre que no tiene prisa y, frecuentemente, acaba formando, sin proponérselo, una tertulia en la librería donde cada cual aporta su granito de arena y se produce un enriquecimiento mutuo que siempre tiene su inicio en la sabiduría del primero. Así se crea entre vendedor y cliente una relación de confianza, una especie de tutela literaria que lleva a la complicidad y convierte el paso por la librería en un momento de esos en los que uno da gracias a Dios por las cosas ordinarias que a uno le pasan.

Eso sí, un buen librero es peligroso para tu economía personal, porque no es infrecuente que uno vaya con una idea y salga con unas cuantas más, con forma de libro, claro. Eso sí, el dinero no habrá sido malgastado, porque tienes la garantía de que has comprado bien.


18 comentarios:

Suso dijo...

Prefiero, por economía, ir a librerías de viejo, y también a la sección del Converser, o algo así, que venden cosas de segunda mano. En libros sueles encontrar muy interesantes.

De Larrson, la primera no me gustó. Esa novela ya la había leído más veces, me sonaba de otras.

La segunda la he leído este mes, la del bidón, me gustó más. La tal Salander está como un cencerro, pero la trama tá güena.

Modestino dijo...

Tendré que investigar eso del "Converser"...

veronicia dijo...

Ahora en mi pueblo no tenemos librera porque se ha jubilado, pero desde que tengo uso de razón "La Elvira" ha sido mi librera. Nunca leerá esto, pero en su minúscula librería abigarrada de libros he ido conociendo y adquiriendo montones de libros, y de su mano he conocido millones de historias...
Cuando salía de mi pueblo me sorprendían las estanterías de El Corte Ingles con tantos libros como objetos preciosos... pero solo en ocasiones encontraba un librero..
Ahora sigo las recomendaciones de Negra y Criminal ante la imposibilidad de pasarme por su tienda real paso por la virtual y compro por Internet.

Modestino dijo...

Elvira se ha jubilado ... pero seguro que seguirá estando al pie del cañón para aconsejar.

Lo normal es que en "El Corte Inglés" te encuentres personas que están ahí como podían estarlo en la sección de perfumería, en la de lencería o en la de plantas de interior.

Recuerdo que en una conocida librería zaragozana había un individuo que se las daba de saber mucho: siempre aconsejaba, decía éste sí, éste no ... hasta que un día le peregunté por un libro de Evelyn Waugh y le tuve que escribir el nombre porque ni le sonaba ... ahí se cayó el experto con todo el equipo.

En la "Casa del libro" de Zaragoza hay una chiquita joven llamada Isabel con la que puedes disfrutar hablando de novela de intriga. Ya le dediqué un post: http://modestino.blogspot.com/2009/06/una-chica-entranable.html

Modestino dijo...

Ah .... y a "Negra y Criminal" hay que hacer una visita: los sábados, por ejemplo, ofrecen vino y mejillones.

Os vais por la mañanita y a tu "partenaire" le ofreces a cambio la posibilidad de visitar el NOU Camp y el Museo del Barça ;).

annemarie dijo...

Son los "libreros" que conocen los libros "por las portadas". :))

Recuerdas la escena de "Tienes un e-mail" en que Meg Ryan aconseja, en una librería tipo FNAC, a la madre de una niña el orden por que debería leer una serie de libros, cual era su favorito, cuales se encontraban fuera del mercado? Y diciéndole al "librero", con un enorme desánimo, las letras del nombre del autor? Es increíble.

En esa película, en que Meg es la dueña de una librería de libros infantiles, un personaje explica muy bien el problema: Meg era una referencia porque tenia un "gusto impecable", siempre.

He visto ayer mismo una cosa divertidísima, que por coincidencia reune la directora de esa película, Nora Ephron, y lo ridículo (que lo tiene) de la trilogia de Larsson. Es hilarante.

http://www.newyorker.com/humor/2010/07/05/100705sh_shouts_ephron

annemarie dijo...

http://www.newyorker.com/humor/2010/07/05/100705sh_shouts_ephron

annemarie dijo...

http://www.newyorker.com/humor/
2010/07/05/100705sh_shouts_ephron

(Grrrrr!)

Modestino dijo...

Recuerdo poerfectamente "Tienes un e-mail" y las expresiones y comentarios de Meg Ryan ante la aparición de la librería esa generalista ... Hay reflexiones muy buenas.

¿Cómo se llamaba la librería infantil de la Ryan? ...

annemarie dijo...

"The Shop around the corner", una delicia todo!

Modestino dijo...

Es verdad¡¡¡, "La tienda de la esquina"¡¡¡

Tommy dijo...

"The shop around the corner", que además era el título original de la película de Lubitsch en la que está inspirada "Tienes un e-mail". Creo que esto ya lo dije una vez en este mismo blog.

Querida Annemarie, mis condolencias, puedes creer que sinceras, si ayer estabas a favor de la selección portuguesa.

annemarie dijo...

Modestino: :)))))

Tommy: gracias por las condolencias, el ambiente general era realmente de funeral, tienes razón. Enhorabuena por la victoria, que haya más, con juegos que merezcan la pena ser vistos! Es un deporte increíble, uau!

Brunetti dijo...

Supongo que lo normal es que el personal de la sección de libros de El Corte Inglés no esté del todo preparado.

Sin embargo, recuerdo con entusiasmo que tanto en El Corte Inglés de Murcia como en el Córdoba me encontré con sendos dependientes cincuentones que me demostraron un conocimiento literario excepcional. Muy superior al mío, por supuesto. De manera que nunca sabe uno dónde saltará la liebre.

En Tarragona abren El Corte Inglés en octubre, pero me he prometido seguir siéndole fiel a mi adorada "Llibrería Adserá": lo que no tienen, te lo consiguen en un santiamén.

P.D. A mí también me dio bastante pena anoche la derrota de Portugal: ojalá se hubieran enfrentado a cualquier otro rival. Cada día siento que me gusta más todo lo luso. Puede ser un buen sitio para 'exiliarse', llegado que sea el caso.

Modestino dijo...

¿No quedamos Brunetti en que te exiliarías en el Sobrarbe? ...

ana dijo...

Un buen librero... es peligroso!!! jajajaja.

Yo siempre pienso en dos partes esenciales que normalmete no tienen eco, pero que son dos ejes fundamentales para que ese libro que tanto nos ha emocionado esté en nuestras manos.

Tú hablas del vendedor, ese es un eje. El otro el editor; esa persona que ve valor en la escritura, que decide publicarla, y que sabe que no está ante un best-seller. Y lo más esencial, que no es el porcentaje económico lo que le mueve a publicar, sino la pasión por las buenas historias.

Sin esa persona, el editor, muchas historias memorables jamás nos hubieran rozado. Y no son, normalmente, best-seller.

Saludos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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