1 de mayo de 2018

Lecturas entre lluvias de primavera


En abril, tal vez a causa de un mal tiempo que empujaba a quedarse en casa los fines de semana, he leído siete libros. En esta ocasión la ficción ha superado al ensayo y puedo destacar una maravillosa colección de relatos cortos, una breve e impactante novela del Pessoa de los primeros años y una thriller ambientado en Texas. A idéntica altura se encuentra el ensayo de Antonio Basanta, mientras los otros tres lecturas tampoco están nada mal.

Existió una denominada edad de oro de la novela policiaca escrita por mujeres. Dicha época anduvo ubicada en Inglaterra en la primer mitad del siglo pasado, y sus máximas representantes fueron Agatha Christie -por encima de todos-, Dorothy L. Sayers. Margery Allingham y la neozelandesa Ngaio Marsh. Los cronistas del género citan unas cuantas más y entre todsd ellas la editorial "D'Epoca" ha decidido traducir al español la primera de las tres novelas que escribió la londinense Molly Thynne. El relato está protagonizado por el anciano Dr. Constantine, un experto maestro de ajedrez. Lleva por título "Crimen en la posada Arca de Noé" y ha sido  magnificamente editada, con ilustraciones y todo. Se trata de una historia de intriga escrita con una estructura clásica, muy al estilo de Agatha Christie -listado de personajes al inicio incluido-, con el inevitable crimen en habitación cerrada. Me ha parecido una novela entretenida, en ocasiones algo liosa, con "idas y venidas" argumentales y de la que, sin decepcionarme, esperaba algo más. El prólogo, relativo a la referida "época dorada" resulta interesantísimo y se convierte en una auténtica guía de lectura.

Antonio Basanta es doctor en Literatura Hispanica por la Universidad Complutense de Madrid, habiendo dedicado buena parte de su trayectoria profesional a fomentar y defender el hábito de la lectura. No cabe duda que lo dicho le convierte en una autoridad en la materia y una persona con una actividad verdaderamente apasionante. Por eso, su ensayo "Leer contra la nada" me pareció, desde que tuve conocimiento de su existencia y comprobé las unánimes críticas favorables,  un libro imprescindible, una lectura necesaria. No se trata de una lectura "al uso", sino  una especie de recopilación de artículos, pensamientos, opiniones, propuestas, ... todas ellas relativas al hecho de leer y de una profundidad, valor e interés notables.  Basanta incorpora consejos, propuestas de libros, afirmaciones osadas, ... en definitiva un compendio de consideraciones tan útil como sugetivo. No es un libro para leer y devolver a una biblioteca o estante, sino un pequeño tesoro para tener en la mesilla y al que recurrir con frecuencia. De vez en cuando uno se encuentra a autores y obras que agradece haber conocido, sin duda Basanta es alguien capaz de escribir y tener una indudable impronta positiva en  muchos.

Hacía mucho que no pasaba por mis manos un libro elabotado a base de relatos cortos,  género bastante propicio a la narrativa de calidad. Siguiendo los consejos de separatas literarias como "Babelia" o "El cultural" de ABC, escogí "En un café", una extensa recopilación de relatos de Mary Lavin, escritora que vivió en el siglo pasado, nacida en Massachusetts, hija de emigrantes irlandeses y que regresó a su tierra de origen siendo todavía adolescente. Son narraciones que hasta hoy no se habían traducido al español y que, tengo que adelantarlo cuanto antes, me han parecido una auténtica maravilla, una delicia. Pienso que la frase que mejor define esta obra de Lavin es la que titula la reseña de "Babelia": "Todo pasa cuando no pasa nada", y es que lo que nos relata la autora son sucesos ordinarios de la vida ordinaria, cosas que nos suceden a cualquiera, ... lo que ocurre es que lo cuenta con una maestría y sensibilidad especial. Mary Lavin refleja con mimo y al detalle la vida  irlandesa, generalmente la  rural, de su época, haciéndolo de una manera que la sientes como propia, te identificas con unos personajes llenos de vida y muy reales, casi siempre mujeres. Una lectura que terminas con pena y satisfacción a la vez.

Había escuchado y leído muchos comentarios y valoraciones -siempre positivos- del escritor portugués Fernando Pessoa, un personaje de vida complicada y muerte prematura. Me costaba decidirme a leer algo escrito por él, ya que intuía un estilo complicado y difícil de seguir, pero la reedición de una de sus primeros relatos -"Una cena muy original"- me animó a dar el paso. Se trata de una obra breve -72 páginas-, publicada en 1907 con el seudónimo de "Alexander Search". Debo admitir, de inicio, que literariamente me ha parecido una obra de arte: provoca una lectura deliciosa y placentera. Está ambientada en el Berlín de principios del siglo XX, en concreto en la reunión de su "Sociedad gastronómica". Se relata en primera persona y se centra en un personaje principal magnífico, un ser depravado y enloquecido, que encarna la maldad y el vicio que al parecer menudeaban en aquellos tiempos. Poco más puedo comentar sin desvelar la trama, solamente decir que se trata de una lectura que te deja anodadado, con un final tremendo que firmaría el mismisimo Edgar Allan Poe.

Hay lecturas que llevas tiempo esperando hacer y otras que decides sobre la marcha. Es el caso de "El hombre de la Leica", del escritor y periodista navarro Fermín Goñi, obra que desconocía y  que despertó mi interés mientras curioseaba libros en la Biblioteca Pública de Zaragoza. Se trata de un relato novelado de lo ocurrido en España al iniciarse la guerra civil, con el personaje del general Emilio Mola como figura central: de ahí el título, pues Mola se caracterizaba por llevar siempre consigo una máquina de fotos de la marca en cuestión. Aunque Goñi habla del final de la República y la sublevación militar en su conjunto, su historia la centra en Pamplona, donde Mola figuraba como general al mando de la plaza, siendo personajes principales los que  en uno y otro bando ocupaban cargos y puestos de responsabilidad en torno a Navarra. La novela alterna capítulos en los que el autor pone al propio Mola como relator y otros en los que lo hace en tercera persona, contrastando la versión subjetiva sobre los acontecimientos del protagonista, con la valoración histórica y crítica de Goñi. El libro está relatado con orden, mantiene el interés y nos ofrece una versión de los hechos sin duda interesante, a la par que una descripción psicológica del general Mola bastante lograda y una serie de tesis que vale la pena considerar.

Dentro del "periplo" que vengo dando últimamente en torno a narradores aragoneses contemporáneos, he incluido entre las lecturas de abril a Daniel Gascón, un joven autor zaragozano, hijo de otro brillante representante de las letras aragonesas, por mucho que en su día naciera en Galicia, Antón Castro. La novela se llama "Entresuelo", apenas pasa de 100 páginas, fue publicada hace cuatro años y en ella Gascón nos cuenta su vida familiar, algo que parece estar de moda últimamente entre narradores tan sugerentes como Manuel Vilas, Vicente Molina Foix y Cristina Fallarás, entre otros. Para contarnos sus vivencias personales el autor parte del piso de sus abuelos, ubicado en la esquina entre Avenida Goya y la calle del Carmen, una casa por donde van pasando padres, hijos, tíos, tías, primos, ... con mayor o menor estabilidad. El relato contiene también referencias al pueblo originario de la familia materna del autor, Ejulve (Teruel). Daniel Gascón cuenta hechos, encuentros, anécdotas, .... sin un orden concreto, lo que no perjudica un relato realizado con frescura y claridad. En la contraportada se recoge una frase de Albert Camus: "después de todo, la mejor manera de hablar de lo que se ama es hacerlo a la ligera", un pensamiento que creo define perfectamente este libro, en el que se relata la vida ordinaria de una familia normal, sin buscar grandes trascendencias, pero en el que se intuye mucho cariño y cierta nostalgia.

En la "Casa del Libro" de Zaragoza, ubicada en la céntrica calle San Miguel, tienen un expositor a la entrada en el que se exhiben las principales novedades literarias del momento. Como es zona de paso para mi ida y vuelta del trabajo, suelo asomarme en algún momento para ponerme al día, y así fue como llamó mi atención "Texas blues", un thriller escrito por una autora nacida en Texas, Attica Locke. La novela venía avalada por una buena crítica y el hecho de haber obtenido el premio "Edgar", según cuentan el más importante que se otorga en Estados Unidos en el género policíaco. La trama está situada en Lark, un pequeño pueblo de Texas, en un ambiente típico del sur de USA, con los problemas raciales propios del lugar que por lo visto aún siguen vigentes. El personaje protagonista, Darren Mathews, es un "Ranger" de color con una situación personal delicada: está apartado del servicio y anda a punto de romper con su esposa. El hombre se tiene que enfrentar con la muerte violenta de dos personas, un hombre negro y una mujer blanca, en medio de la hostilidad de los habitantes de la localidad y con la incomprensión de sus superiores. Toda esta historia es relatada con acierto, cuidando los detalles literarios y con un interés que crece conforme avanza la lectura, algo esencial desde mi punto de vista en este tipo de novelas. Yo le pongo una buena nota.

1 comentario:

Brunetti dijo...

Curioso personaje, Fernando Pessoa. Un tipo solitario, apocado, taciturno y triste, según se cuenta. Desde que llegó a Lisboa, apenas se movió del barrio en el que trabajaba y vivía ("La Baixa", le llaman a esa zona).

De hecho, según dicen, el viaje más largo que se le recuerda fue a Cascais, que está a unos 25 kilómetros de Lisboa.

Escribió una vez "Quiero solo que no me recuerden". Y, sin embargo, se ha convertido en uno de los grandes símbolos e iconos de Portugal: el destino, que es así de caprichoso.

Por cierto, Modestino, y cambiando de tema, ya he terminado "Cuando sale la reclusa", de Fred Vargas. Me ha parecido buena, a secas. Por momentos, lo que allí se cuenta suena muy forzado, rayando lo inverosímil. Si a eso se añade que muchas de las partes de la novela están narradas de forma precipitada y abrupta, el resultado se me antoja manifiestamente mejorable.

En fin, qué difícil es encontrar a alguien que posea la creatividad, la magia y el ritmo cadencioso de nuestro añorado e inigualable Henning Mankell.....

Buen fin de semana,