15 de septiembre de 2016

Sonrisas


Cuando era niño ... incluso es posible que también durante un tiempo más, tendía a equiparar la bondad con la sonrisa. Por ejemplo, cuando la figura de Richard Nixon comenzó a aparecer con frecuencia en la televisión durante la campaña de las elecciones presidenciales de 1968 -ya se había presentado a otras pero entonces yo tenía escasamente 2 años-, lo primero que me vino a la cabeza del entonces aspirante a la Casablanca es que era un señor muy simpático y amable. Efectivamente, Nixon se mostraba siempre con una perfecta sonrisa "Profidén" ... ¿quién me iba a decir que ese mismo personaje se iba a dedicar a investigar ilícitamenten a sus rivales e intensificar la lucha en Vietnam?, que Nixon era el mismo ser desquiciado que mostraba Oliver Stone en el film sobre su vida que tan bien interpretó el entonces ya oscarizado Anthony Hopkins.

Otro tanto me pasaba con Frank Sinatra, quien interpretaba sus canciones con vestimenta impecable y sonrisa de ser angelical, de la misma manera que en sus películas encarnaba frecuentemente a individuos alegres y simpáticos. Ese mismo "Frankie" de voz impresionante tenía al parecer firmes conexiones con la Mafia y fama de llevar una vida no excesivamente ejemplar. Y lo mismo cabría decir de otros personajes que frecuentaban Telediarios, platós, escenarios, portadas de periódicos y revistas o reportajes televisivos. A una simple e ingenua mentalidad infantil no le cabía en la cabeza que alguien que se mostraba habitualmente cordial ofreciera en la "vida real" tantos contrastes. No cabe duda de que era una edad ... y unos tiempos, más bien propensos a caer en el maniqueismo.

En el fondo es posible que la causa de lo referido haya que encontrarla en el error de crearse ídolos en la tierra, sin comprender que si los idealizas te acabarán decepcionando. O quizás el problema esté en no saber relativizar tanto las excelencias como las miserias, en que es largo el trabajo de maduración que nos ayuda a ser más comprensivos y menos fanáticos. Los años te suelen enseñar a poner cada uno en su sitio, ... sin que sea bueno olvidar que cada uno de nosotros tenemos también el nuestro, y que hasta el más villano oculta un fragmento de bondad.

2 comentarios:

Brunetti dijo...

Tu comentario de hoy, amigo Modestino, me ha traído a la memoria una frase que pronuncia Hamlet refiriéndose nada menos que a su propia madre, y que yo suelo traer a colación con más frecuencia de la que querría: "Uno puede sonreír y sonreír, y ser un villano".

En fin...

Anónimo dijo...

Que gran frase!