Ayer fue operado Su Majestad el Rey en la Clínica Quirón de Madrid; parece que la cosa fue bien y todos deberíamos alegrarnos: se trata del Jefe del Estado y es una señal de bonhomía celebrar que cualquier persona mejore en su salud. No corren tiempos buenos para la Monarquía y hace ya bastante que se ha reducido mucho ese apoyo generalizado a la institución que comenzó con los inicios de la transición, siguió con el desenlace del 23 de febrero y se consolidó con esas bodas de las infantas que no han acabado bien; esa especie de tabú se ha roto y se puede decir que está abierto el debate en torno a la forma de nuestro Estado, de la misma manera que se hallan en tela de juicio determinados comportamientos de la familia y del entorno del Monarca, sin excluir incluso algunas de sus propias actuaciones. Tal vez por esto mismo una operación que no debería traer discusiones ni polémicas ha sido cuestionada desde diversos puntos de vista: una periodista preguntó en rueda de prensa quién financiaba la intervención y no ha faltado quien ha pretendido sacar rédito político al asunto proponiendo que el soberano se acudiera a un hospital público, algún líder con respeto y cierta discreción, algún otro con las inclinaciones populistas y demagógicas que le caracterizan. Pienso que semejantes propuestas no son más que lo que en Aragón llamamos "ganicas de enredar", pues como muchos han puesto de relieve, lo más seguro hubiera sido que de acudir a la Seguridad Social el hombre sería entonces acusado de entorpecer el normal funcionamiento del hospital de que se tratara. Yo pienso sinceramente que si de operar a la primera autoridad del estado se trata, lo que hay que hacer es buscar la mejor opción posible, y no escatimar, dentro de lo razonable, nada en ello. Si el Rey ha cometido errores graves, habrá que exigirle responsabilidades, si se considera que la Monarquía no ha cubierto expectativas, lo normal es que se planteen alternativas, pero pienso que cuestionar según qué cosas es sacar los pies del tiesto, que suena a farisaico cualquier escándalo por las circunstancias del pase de su Majestad por el quirófano.
Por lo visto el grado de popularidad de los Reyes ha bajado notablemente; aún recuerdo una visita a Antequera el año 1998 que me pilló por esas tierras: las calles rebosaban fervor y apoyo indiscutible. Ahora ya no es así; y a un descenso de conexión popular que hay hechos objetivos que lo pueden justificar cabe añadir el imperio de las redes sociales, donde se han publicado auténticas barbaridades, donde algunos, frecuentemente desde un cómodo anonimato, han sacado bilis, destilado odio y expulsado malos sentimientos. También he leído frases llenas de banalidad o inelegancia como desearle que vaya a un hospital público y se ponga en lista de espera. Vamos a desear que el Rey se reponga y luego ya tocará cuestionar todo lo cuestionable.
4 comentarios:
Llegado el momento de encarar el futuro de la Monarquía, con la decisión de la sucesión en su mano, el pueblo castigado por la crisis económica y de valores levantisco, los elementos extraños a la familia haciendo añicos la imagen de la misma, y un pueblo propicio a buscar salidas veloces con soluciones simples, lo veo muy pero que muy complicado.
Tuvo que ser más fácil enfrentarse al intento de golpe de Estado.
Por lo menos ahí al toro se le veían los cuernos.
Ahora, con la manada desbocada, no da margen para muchas maniobras.
Le deso suerte al Monarca.
La va a precisar.
De momento que la tenga con su salud.
Esperanza Aguirre fué a la Sanidad Pública y tenía cancer.
Y el rey como el primero de los españoles debería saber como funciona y darle todo su apoyo porque la mayor parte de los españoles acudimos a ella y yo defiendo esta sanidad que tenemos a muerte.
Si tiene médios y quiere que se pague otra mejor lo que no quita para que los que acudimos a la publica deseemos que funcione optimamente.
Le deseo que se mejore.
Mi comentario es mi opinión y la hago con respeto y con cariño.
Nunca estuve mejor atendido que en el Hospital San Jorge de Huesca, de la Seguridad Social. Pero, insisto, el Rey debe ir donde mejor lo hagan.
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