14 de septiembre de 2013

El genio se viste de pitufo



El nombre de Lluis Llach comenzó a aparecer en la prensa a finales de los años 60; si no recuerdo mal su nombre de pila lo escribían en versión castellana -Luis- y en mi absoluta ignorancia gramatical su apellido lo pronunciaba marcando la ch. Me llamaba la atención este cantante joven al que incluían entre los más significativos representantes de lo que se llamaba Nova Cançó, junto a Serrat, Raimon, Pi de la Serra, Guillermina Motta o María del Mar Bonet, entre otros. Eso sí, no tenía ni idea de cómo cantaba el hombre, pues nunca le había escuchado, entre otras cosas porque en la época el acceso a la única televisión existente estaba bastante cerrado a quienes no comulgaban con los criterios oficiales.

Con los años llegó la oportunidad de conocer las canciones de este hombre de apariencia tímida e introvertida, y descubrí que no era un cantante más, que su música estaba mucho más allá de las voces reivindicativas que gritaban "Al vent" y cosas parecidas, y que lo que interpretaba tenía un valor musical excepcional y unas letras llenas de poesía y sentimiento. Así comencé a disfrutar con temas como "Que tinguem sort", "Si arribeu", "Abril-74", "I si canto trist", "Com un arbre nu", "Aquell vaixell", "El bandoler", "El jorn dels miserables" o esa auténtica pieza de museo que es "Viatge a Itaca", sin olvidar sus mítica "L'Estaca" y "La gallineta", esas canciones que en la ingenuidad de los 16-17 años cantas con injustificadas ínfulas de estar salvando al pueblo de la opresión. Con el tiempo, dejé de seguir a Llach y me quedé anclado en esta época concreta del cantante. No se si la causa de esto último está en el rechazo a sus ideas, el hecho de que su personalidad no me atrayera nada o la simple inconstancia en los gustos de la que a veces adolecemos. En todo caso los discos de Llach de mediados de los 70 forman parte de esos rincones de nostalgia que todos tenemos y no puede existir duda de que Lluis Llach ha compuesto una música que pocos han sido capaces de hacer en España.

El pasado día 11 de septiembre toda la prensa destacó la presencia de Llach, un auténtico símbolo en su tierra, en Vinaroz para apoyar en zona valenciana, la célebre "vía catalana"; y el cantante y compositor aparecía, junto a un Carod Rovira con camiseta de la Unión Deportiva Las Palmas, vestido con unos modos que le daban cierto aire de pitufo. Se encontraba en una jornada "reivindicativo-festiva", y ya comprendo que no se trataba de ponerse las grandes galas, además de que Lluis Llach siempre ha sido un hombre aficionado a vestirse con aires campestres e informales, pero ese gorrito, esa camisa de talla superior y ese estilo en general nos convirtieron, por un día, al gran artista en Pitufo ... más al norte estaba Gargamel.

2 comentarios:

Susana dijo...

Además Vinaroz no está en Cataluña, así que no pintaba nada allí. Un beso.

Modestino dijo...

Bueno, Vinaroz es ciudad abierta ... ya sabes que también quieren conquistarnos el este de Aragón. :):) ... todos tenemos nuestras debilidades.