Ya me he referido en varias ocasiones a que Valencia fue la ciudad donde cumplí la mayor parte de mi servicio militar, incluso en mi infancia pasé dos partes de verano en una playa cercana a la ciudad del Turia, Puebla de Farnals; desde entonces mi corazón ha tenido cierta tendencia hacia el Levante y no han sido pocas las ocasiones en las que he elegido esas tierras para disfrutar de mis vacaciones. Volver a Valencia significa darle un "meneo" a la nostalgia, regresar al pasado, evocar momentos que forman parte de mi limitada y simple historia personal.
En aquellos inicios de los 80 en los que con aires de recluta semi-imberbe y en plena juventud me enfrentaba a la vida militar con pocas ganas y menos marcialidad, la Playa de la Malvarrosa, con todos su aura de lugar típico y emblemático, era un sitio más bien descuidado y poco acogedor, incluso diría que bastante "cochambrosillo", sitio propicio para domingueros poco respetuosos del entorno e incluso hay quien dice que en determinadas horas se convertía en indeseada sede el "lumpen". La referida playa inspiró al escritor Manuel Vicent la novela "Tranvía a la Malvarrosa", adaptada para el cine en 1997 por José Luis García Sánchez, con guión de Rafael Azcona, un libro que describe "la Valencia huertana de los 50, salpicada de crímenes, muertes de toreros y otros vaivenes".
Ahora he descubierto otra Malvarrosa: nueva, limpia, oxigenante, donde la presencia de bares y restaurantes no le ha privado de su viejo encanto, sino que ha depurado el ambiente y se ha convertido en lugar donde uno puede renovar el espíritu, descansar su vista con un paisaje que anima a la contemplación y a la serenidad ... sin que el goce del espíritu impida compaginarlo con el del cuerpo a través de una excelente paella en el núcleo del lugar más adecuado para ello; el ambiente, el mar y el arroz eran el mejor complemento para disfrutar de la compañía de los buenos amigos a los que hacía tanto que no veía. Quede este primer post como el del reencuentro con el blog. Aquí estamos de nuevo.
12 comentarios:
La Malvarrosa.
Un brazo de ochenta metros por dos kilómetros y medio, donde lo mejor que te puede pasar es...
Olvidarte del reloj.
...
Bienvenido.
Lo has definido muy bien :), podemos montar un encuentro allí ;)
Qué bonitas fotos. Un beso.
Fotos, saldrían mil. Saludos, Susana.
Bienvenido!!!!
Y no seguiste andando mas adelante a la playa de la patacona?
Qué sorpresa, ché.
Mucho madrugó este año la madrugada.
He oído hablas de "La Patacona", pero no he estado nunca.
Brunetti, lo hubieramos pasado bien con la paellita ...
Se percibe este descanso, Modestino. Me alegro. De que hayas disfrutado de una buena paella también. Y de que estés de vuelta en el blog.
Justo hoy la mitad de mi familia está en Huesca. El pater y el mayor han ido a buscar a la pequeña que le ha hecho compañía a la abuelita...
No he estado nunca en la La Malvarrosa. Siempre queda el AVE para escaparse...
Un saludo, jurisconsulto.
Reconozco perfectamente el lugar; la primera foto está tomada desde la playa de la Malvarrosa y se ve al fondo el Hospital de la Malvarrosa... en la segunda foto es desde la Malvarrosa mirando hacia la Playa de la Patacona... y los edificios del fondo son Port Saplaya...
Saludos de un admirador de Valencia. ¡Gran entrada!
Gracias amigo: Valencia tiene encanto por todos los lados.
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